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DIARIO DOBLE ENTRADA


Enviado por   •  6 de Julio de 2015  •  2.012 Palabras (9 Páginas)  •  960 Visitas

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Diario De Doble Entrada

Artículo:

GLOBALIZACIÓN, EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA Y PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

Eduardo S. Vila Merino, Universidad de Málaga, España. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653

Resumen

El mundo actual las relaciones sociales se encuentran mediatizadas por la Economía. Por lo tanto, el estudio del funcionamiento de la Economía, de sus discursos y del modo en el que ha colonizado y fagocitado las relaciones sociales, la política, el comportamiento social y la subjetividad de las personas, constituye un camino ineludible para comprender cualquier fenómeno social o individual en la actualidad.

Las inmensas fuerzas productivas del mundo actual conllevan poderosas dinámicas de desigualdad y enajenación, tanto social como individual. Las relaciones entre las personas están ocultas por relaciones entre las cosas. Lo social y la convivencia no se construyen desde la voluntad de las personas (política) ni desde la virtud (ética), sino desde la economía (mercado) y el interés (consumismo). Las personas somos productores, pero también productos, y esto tiene unas nefastas consecuencias sociales.

“Una economía global es una economía en donde todos los procesos trabajan como una unidad en tiempo real a lo largo y ancho del planeta. Esto es, una economía en la que el flujo de capital, el mercado de trabajo, el mercado, el proceso de producción, la organización, la información, y la tecnología operan simultáneamente a nivel mundial.”

“Globalización significa el establecimiento de interconexiones entre países o partes del mundo, intercambiándose las formas de vivir de sus gentes, lo que éstas piensan y hacen, generándose interdependencias en la economía, la defensa, la política, la cultura, la ciencia, la tecnología, las comunicaciones, los hábitos de vida, las formas de expresión, etc. Se trata de una relación que lo mismo afecta a la actividad productiva que a la vida familiar, a la actividad cotidiana, al ocio, al pensamiento, al arte, a las relaciones humanas en general, aunque lo hace de maneras distintas en cada caso. (...) Es una nueva metáfora para concebir el mundo actual y ver cómo se transforma. Es también un modelo deseado, temido y vilipendiado; es decir que es una imagen deseada y negada a la vez.”

Las instituciones educativas son imprescindibles, hoy más que nunca, y deben hacer frente a una sociedad donde todo se pretende dictar donde existe una ‘crisis’ con respecto a la organización y los contenidos de la enseñanza (el debate se queda en el terreno de la eficacia, pero es necesario llevarlo también, sobre todo, al de la ética política), donde el papel del profesorado cambia (o no tanto en la práctica, pero las exigencias sociales, culturales y económicas sí), donde hay cada vez más marcadas pluralidades en un contexto multicultural sin precedentes y donde paradójicamente se fomenta el llamado ‘pensamiento único’; nuevas necesidades sociales, nuevas necesidades del alumnado, de las familias, el fascinante desafío de la diversidad humana, la transformación del espacio público y el desarrollo de la sociedad civil, etc. Todo ello configura un panorama de amplias e importantes consecuencias para la educación.

Los espacios de relaciones, como es el caso de los educativos, están hechos por y para las personas, pero para que esto sea realmente así deben construirse con las personas, con la totalidad de los agentes educativos de la sociedad. Además, no podemos olvidar que los espacios se hacen educativos desde la convivencia.

La función educativa de la escuela requiere una comunidad de vida, de participación democrática, de búsqueda intelectual, de diálogo y aprendizaje compartido, de discusión abierta sobre la bondad y el sentido antropológico de los influjos inevitables del proceso de socialización. Una comunidad educativa que rompa las absurdas barreras artificiales entre la escuela y la sociedad. Un centro educativo flexible y abierto donde colaboran los miembros más activos de la comunidad para recrear la cultura, donde se aprende porque se vive, porque vivir democráticamente significa participar, construir cooperativamente alternativas a los problemas sociales e individuales, fomentar la iniciativa, integrar diferentes propuestas y tolerar la discrepancia.

La educación en valores, necesaria en la escuela pública, cuya finalidad es formar una ciudadanía responsable, no puede ser una labor exclusiva del profesorado, sino que debe ser una tarea compartida entre las familias, el profesorado y los demás agentes educativos.

La participación activa de las familias y los miembros de la comunidad en las escuelas supone también un incremento del interés por la educación, al encontrarse inmersos en ese proceso, así como un estímulo profesional para el profesor o profesora.

En definitiva, la colaboración democrática en las instituciones y centros educativos, formales o no formales, lo que nos demuestra es cómo la preocupación ética para una educación de calidad es inherente al desarrollo de los valores desde la convivencia democrática y cómo la manera más coherente de darle significado a dicha convivencia es a través de una cooperación que permita la armonización y cualificación de los contextos donde ésta se lleva a cabo.

Opinión sobre el contenido general de la lectura

La esencia de la democracia es la igualdad y la participación sobre la base de este aserto podría definirse la democracia como el conjunto de condiciones y relaciones sociales que hacen posible la igualdad y la participación. Pero no podemos olvidar que el objeto concreto de la igualdad y la participación, el aspecto de lo humano en el cual los hombres luchan por ser iguales y participar, cambia constantemente, ha cambiado y sigue cambiando ante nuestros ojos.

La educación no se limita a la educación escolar, ni los aprendizajes necesarios para la vida, para el trabajo, para la participación, para la ciudadanía plena pueden limitarse a un período determinado de la vida de una persona. El aprendizaje se inicia con el nacimiento y se extiende a lo largo de toda la vida, arranca en el hogar, antecede y excede a la institución escolar, abarcando un amplio conjunto de instituciones, modalidades, relaciones y prácticas.

Por educación democrática entendemos, una enseñanza que prepare para la convivencia democrática. Ya no es sólo su universalidad enseñanza igual para todos ni su carácter público responsabilidad del Estado en el campo educativo

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