Didáctica- Importancia del error

Título: De los errores se aprende

Tesis: El error es un medio para enseñar

Actualmente, el error se sigue viendo como algo que no está permitido, ni por los alumnos ni por los profesores dentro del proceso de aprendizaje, en lugar de verlo como un medio para enseñar. El error causa en los estudiantes preocupación, pues hasta los que mejores calificaciones obtienen, tienen miedo a fallar, sobre todo por la manera en la cual los profesores reaccionan ante esto. Muchas veces el docente castiga el error, lo cual no ayuda a que el alumno pueda ver eso como algo positivo para él y para su aprendizaje, pues todos hemos escuchado alguna vez la frase “de los errores se aprende”, pero ¿realmente el estudiante puede llegar a aprender algo positivo después de cometer algún error, si el docente no lo ayuda a ver más que lo negativo? En el presente ensayo se hablará acerca del error como medio para enseñar, mencionando sobre la imagen correcta que se debe tener sobre este y centrándose además, en explicar de qué manera el docente acompaña al alumno en este proceso, desarrollando las competencias necesarias para afrontar los desafíos actuales.

El error ha sido tan discriminado y estereotipado en los últimos tiempos, que no se ha logrado considerar a este como algo positivo para que los estudiantes que son evaluados y los docentes que evalúan, brinden y reciban mejores logros educativos. Poco a poco se debe asumir una actitud más adecuada y efectiva en la forma de entender los errores; pues ya no son equivocaciones generalizadas con tratamientos generalizados; sino que son eventos distintos, numerosos y que necesitan ser interpretados de maneras diversas y personalizadas (Benavides, 2013). Se debe proponer mayor dedicación al tratamiento del error, siendo exigentes, pero afectivos, con acompañamiento y mayor atención a las equivocaciones de los estudiantes. Muchas veces los alumnos tienen el gran valor y la gran seguridad de participar en clase, respondiendo a las preguntas hechas por los profesores, para que luego ellos les hagan saber que han respondido incorrectamente. Luego de esto, la mayoría de estos alumnos, suelen sentirse humillados, tristes o desmotivados ante dicho error, llenándose de miedo, y descartando las ganas de decidir arriesgarse para volver a participar nuevamente en otras oportunidades, o como quizás muchos pueden también olvidar rápidamente ese momento y dejarlo pasar. Sin embargo, muchas veces, ambos comportamientos dependen únicamente de la actitud de los profesores; si sus respuestas fueron vergonzantes o motivadoras. Además, los alumnos, a través de sus errores emiten señales de vulnerabilidad, carencias, dificultades, preocupaciones, etc. Con justa razón, es ahí donde el docente debe brindar opciones, haciendo que éste acepte su realidad con autonomía y se supere a sí mismo, es decir no solo verlo como el alumno que siempre se equivoca, sino darse cuenta que quizás lo que experimenta, es la ausencia de una correcta orientación de parte de sus profesores, quienes no le brindan las herramientas indicadas que se adecúen a sus necesidades. Para que se pueda lograr un buen aprendizaje, a través de los errores, es necesario que los maestros acompañen al alumno de manera correcta y vean la necesidad de desarrollar las competencias adecuadas para afrontar los desafíos actuales.

Por otro lado, una de las cosas que el docente tiene que considerar para lograr un buen aprendizaje en sus alumnos, es estar atento de cada alumno y no permitir escapar un mensaje mal emitido, sino dar un adecuado complemento y soporte cuando los estudiantes lo necesiten o se equivoquen. Se necesita una buena comunicación entre el docente y el alumno. Es fundamental tener en cuenta la competencia de comunicación, la cual consiste en la capacidad de escuchar y expresar conceptos e ideas de forma efectiva o la habilidad de saber cuándo y a quién preguntar para llevar a cabo un propósito (Zabala y Arnau, 2007). Es bueno consignar, en lugar de simplemente darles instrucciones a los alumnos, ya que al consignar se está intercambiando información con ellos y de esa forma se puede comprobar todo lo que hayan entendido y lo que no, para luego resolver sus dudas, haciéndoles saber que pueden hablar y confiar en sus maestros sin ningún problema. Si existe un clima de confianza en el aula los alumnos no querrán quedarse callados en clase, podrán sentir que equivocarse no es malo, que está permitido y que esa es también una forma de aprender nuevas cosas (Andrea Giraldez, 2018). También, animar a los estudiantes a adquirir el hábito de corregir sus propios errores, es fundamental, para que los alumnos se motiven desde pequeños y fomenten su autoestima, potencializando sus talentos o cualidades. De esta forma, al sentirse animados se darán cuenta que así cometan errores, pueden confiar en sí mismos y al tener la motivación suficiente, se verán interesados en aprender de su error, queriendo descubrir el por qué de este. Además, que se sientan

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