Dieta Del Estudiante
NNEL24 de Julio de 2013
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ESTRÉS LABORAL, ALTERACIONES DEL SUEÑO Y TRASTORNOS CARDIOVASCULARES EN MÉDICOS.
José Carlos Mingote Adán
Jefe Sección Servicio de Psiquaitría
H. Universitario 12 de Octubre
Avda. Córdoba s/n
Madrid 28041
1.- Introducción
En las sociedades modernas desarrolladas se han reducido las demandas y los riesgos físicos laborales, mientras que han aumentado los estresores psicosociales producidos por los sucesivos cambios y reajustes organizacionales producidos en relación con la aceleración del ritmo de trabajo y el aumento de la competencia y de la eficiencia laboral. Estas innovaciones forman parte de una tendencia general a acelerar el ritmo de vida, con la rápida introducción de nuevas tecnologías y la necesidad de afrontar continuas demandas derivadas de las nuevas condiciones de vida. Se estima que entre un 20% y un 25% de la población laboral realiza trabajo a turnos o de noches, sobre todo en el sector de servicios y en el industrial (1, 2).
En los últimos veinticinco años existe un progresivo interés en el estudio de los factores psicosociales que condicionan la salud y la enfermedad de la población, y se reconoce la importancia de los efectos de los estresores ocupacionales en la patogenia de enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales. Así, en el estudio pionero de Theorell se puso de manifiesto que ocho factores laborales se asocian de forma significativa con la incidencia de infarto de micoardio que padecieron el 41% de los afectados por ocho factores ocuapacionales en el año previo, frente al 17% de los controles no afectados. Los factores ocupacionales fueron: cambio de trabajo, jubilación, trabaja a turnos, aumento o disminución de responsabilidad, conflictos con el jefe o con los compañeros, y desempleo superior a un mes (3).
La deprivación de sueño determinada por la prolongada jornada laboral de los médicos puede deteriorar no solo la salud de éstos, sino también la calidad asistencial, según recoge un informe del Instituto Nacional de Medicina. Este mismo informe concluye que el sistema es incapaz de asegurar la seguridad de los pacientes y la adecuada calidad asistencial (4). En especial, muchos médicos residentes trabajan más de 80 horas a la semana y no es infrecuente que lo hagan hasta durante 100 o 120 horas (5, 6), con frecuentes guardias de 16 ó 24 horas. El problema es más grave entre los médicos en formación, pero se da también entre médicos y enfermeras experimentados.
Numerosos estudios previos han mostrado la existencia de altos niveles de estrés laboral entre profesionales y trabajadores sanitarios (7, 8, 9). En Inglaterra varias publicaciones han indicado que entre el 25 y 50 % de profesionales sanitarios padecen trastornos relacionados con el estrés laboral, en mayor medida que otros profesionales (10). En estos estudios, mayor malestar psicológico se asocia con mayor presión y sobrecarga de trabajo; interferencia con la vida familiar, baja satisfacción laboral, deterioro de la calidad de vida, quejas de enfermos y familiares y riesgo de violencia (11). Como factores organizacionales percibidos que median en estrés psicológico destacan un estilo de dirección autoritario y no democrático, la insuficiencia de recursos materiales y humanos, una formación insuficiente, la falta de control sobre el trabajo y de participación en la toma de decisiones, así como el hecho de sufrir acoso laboral.
2.- Modelos de estrés laboral
Varios autores han investigado las condiciones de trabajo que condicionan la salud de los trabajadores (Warr, 1987; Frankenhaeuser, 1991; Karasekzy Theorell, 1990; Siegrist, 1996). Así, Warr propone el modelo “vitamínico” del estrés laboral. Para este autor las siguientes condiciones laborales condicionan para bien o para mal la salud de los empleados:
CARACTERÍSTICAS DEL TRABAJO RELACIONADAS CON LA SALUD MENTAL DEL TRABAJADOR (Warr, 1987)
1. Autonomía (AD).
2. Uso de capacidades (AD).
3. Objetivos externos (AD).
4. Variedad de la tarea (AD).
5. Claridad ambiental (CE).
6. Salario (CE).
7. Seguridad física (CE).
8. Relaciones interpersonales (AD).
9. Posición social (CE).
AD es el acrónimo de Disminución de la Acción y CE de Efecto Constante en ingles
En general, al aumentar la cuantía de cada una de estas variables ocupacionales, mejora la salud mental del trabajador, y al disminuir aquéllas, ésta se deteriora también de forma significativa. No obstante, en las variables significadas como CE (acrónimo de “constant effect”), aunque se mejoren algunas condiciones de trabajo, a partir de un cierto límite ya no mejora la salud del trabajador como ocurre con las vitaminas C y E; se representa en la figura 1:
Al contrario, si el resto de factores referidos calificados con AD (acrónimo de “action disminution”) aumentan demasiado, se produce un daño en la salud del empleado, como ocurre con las vitaminas A y D, y se presenta en la figura 2.
Es lo que ocurre también cuando se exige al trabajador alcanzar demasiados objetivos, realizar demasiadas tareas o excesivas relaciones interpersonales. Además, en el ámbito sanitario es necesario incluso también un décimo factor ocupacional que es una supervisión de calidad, que media en formación continuada y en calidad asistencia, con menor riesgo de errores médicos y de estrés profesional (12).
Frankenhaeuser y colabs (13) han desarrollado un modelo biosicosocial del estrés laboral, según el cual, las consecuencias sobre la salud individual y sobre la eficiencia organizacional están mediadas por el afrontamiento que se hace de las demandas del rol laboral, según los recursos disponibles (capacidades, experiencia, etc.). Esta autora ha descrito dos mediadores cognitivo-conductuales fundamentales, que son el factor esfuerzo y el factor malestar, que de forma significativa se asocian con incrementos relativos de noradrenalina y cortisol plasmáticos respectivamente, lo cual constituye una excelente validación externa de su modelo teórico, al lograr correlacionar los estilos de afrontamiento con dos importantes marcadores biológicos del estrés padecido. En este mismo sentido, Mingote, Gonzalo, Fernández y colabs. han encontrado en médicos residentes de primer año el predominio relativo de la respuesta simpático-adrenal en los varones y de la respuesta córtico-suprarrenal en las hembras, y que la primera se asocia de forma significativa con un estilo de afrontamiento orientado a la acción (que predomina entre los varones), mientas que entre las mujeres destaca la mayor utilización de estrategias de afrontamiento orientadas a la emoción, así como mayores índices psicopatológicos medidos a través de varias pruebas psicométricas (14).
Otro modelo muy parecido al anterior es el propuesto por Karasek y Theorell (15), según el cual, la combinación de altas demandas laborales y falta de control o de capacidad de decisión sobre la situación en el trabajo produce un elevado estrés laboral. Éste, cuando se mantiene de forma prolongada se asocia con elevados riesgos para la salud, en comparación con trabajos de bajo estrés, tales como ser un guardabosques o un científico. La dimensión control incluye un amplio rango de factores laborales saludables, como la posibilidad de utilizar las capacidades propias, el conocimiento, la educación y la experiencia, así como la oportunidad para desarrollar, de forma independiente, nuevos métodos de trabajo y para aprender nuevas habilidades. Bajas puntuaciones en esta dimensión se han asociado de forma consistente con varias consecuencias negativas para la salud del trabajador, mientras que los resultados sobre la dimensión demandas son menos concluyentes.
El soporte social es considerado un factor protector de la salud contra los efectos negativos del estrés laboral y del estrés en general. El concepto soporte social incluye el poder tener relaciones sociales y compartir experiencias emocionales con los compañeros y superiores en el trabajo, la posibilidad de recibir ayuda cuando se necesita y recibir adecuado “feedback” acerca del esfuerzo y el rendimiento propio. La cantidad de contactos sociales es menos importante que la calidad de tales relaciones, en términos de confianza y solidaridad mutua.
La sobrecarga de demandas laborales y la insuficiencia de soporte social en el trabajo se asocian de forma significativa con el padecimiento de enfermedades cardiovasculares tales como la hipertensión arterial y el infarto de miocardio, así como de trastornos musculoesqueléticos (dolor lumbar, fibromialgia, etc.) que constituyen la principal causa de absentismo y de incapacidad laboral en Europa y Estados Unidos.
Karasek y colabs. (16) demostraron en varios estudios transversales y longitudinales que:
1. Ocupaciones con elevadas demandas psicológicas y bajo control se asocian con mayores tasas (de un 20% a un 40% superiores) de ausencias laborales por enfermedad (The Whitehall Study).
2. Empleos con altas demandas laborales junto con baja capacidad de decisión y control, y escaso apoyo social en el trabajo se asocia con mayor riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, sobre todo en varones de menos de 55 años.
3. Bajo control percibido sobre las demandas de rol es un factor de riesgo para morbi-mortalidad cardiovascular (RR = 1,83, 95% de confianza, C.I. = 1,19 – 2,82), que se potencia con bajo apoyo en el trabajo (RR = 2,62, 95%, C.I. = 1,22 –5,61), según Johnson y otros (17).
Theorell
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