Dificultades En El Aprendizaje Combinadas Con Desórdenes Por Déficit De Atención Con O Sin Hiperactividad
Ninno Omar Bravo Chavez18 de Febrero de 2013
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INTRODUCCION
Cada vez son más los padres que se preocupan por el aprendizaje de sus hijos pues están conscientes de que es indispensable contar con una educación adecuada que les permita ser competitivos en el mundo moderno. Pero ¿qué sucede cuando se dan cuenta que su pequeño no logra desempeñarse como lo hacen los niños de su edad, tanto en la casa como en la escuela y en la sociedad sino que, por el contrario, está manifestando serias dificultades para aprender debido a que su atención es deficiente?
Uno de los problemas más graves que los padres tienen que afrontar es que no les es fácil contar con personal calificado que los ayude en la orientación de sus hijos, ni tienen acceso a alguna institución que les pueda ofrecer los servicios adecuados para atender su caso en vista de que en nuestro país son muy pocas las que lo pueden brindar. La mayoría de las personas que trabajan en el sector educativo desconocen los procedimientos necesarios para comprender estas dificultades, por lo tanto difícilmente pueden guiar a quienes las padecen para que logren superar los obstáculos que les están impidiendo aprender lo que requieren para poder vivir en forma independiente y responsable.
El propósito de este artículo es ayudar a los padres a dar el primer paso en esta complicada tarea y comenzar a identificar los síntomas que son indicadores de las dificultades para aprender. En caso necesario, puedan poner en práctica algunas de las medidas que aquí se sugieren con el fin de facilitarle al niño su desempeño tanto en el hogar como en la escuela.
Los profesores y especialistas que necesitan contar con medios para poder ayudar a personas que manifiestan dificultades para aprender y que además tienen desórdenes por déficit de atención con o sin hiperactividad también se pueden beneficiar con esta lectura.
El punto de partida es entonces ofrecer información básica que le permita al lector comenzar a comprender lo que sucede en estos casos e invitarlo a que conozca con más detalle este tema leyendo otras fuentes.
El artículo no pretende discutir las discrepancias entre los especialistas sobre los problemas de aprendizaje ni mencionar una serie de autores y sus perspectivas ante estas dificultades. Se ha evitado en lo posible utilizar términos complejos propios del tema. En contraste, se ha procurado emplear un lenguaje sencillo y accesible para el público interesado en la orientación educativa de estos niños y que no cuenta con antecedentes al respecto.
1. Algunos signos y síntomas de las dificultades para aprender
Con frecuencia los padres no confían en su juicio cuando tratan de evaluar el desarrollo y aprendizaje de su hijo, ni saben a quién preguntar o a dónde acudir cuando ven que su conducta es notablemente diferente a la que manifiestan la mayoría de los niños de su edad.
Comentarios como los siguientes incrementan la angustia de los padres, los confunde y, en ocasiones, les detiene en la búsqueda de la ayuda que requieren.
"La inscripción de su hijo para el próximo año está condicionada en vista de que su desempeño no alcanza el nivel que se pide en esta escuela"
"Muy listo para algunas cosas y a la vez muy deficiente para otras"
"Parece incapaz de comprender algunas cosas, sin embargo, en otras ocasiones hace las actividades sin mayor problema"
"No se concentra ni pone atención en clase. Él afirma haber estudiado pero no se acuerda de nada"
"Cuando habla hace tal lío que ni él mismo se entiende. No logra comunicar sus ideas"
"Su escritura es tan deficiente que ni él puede leer lo que ha escrito"
"¡Cómo le cuesta trabajo razonar en la clase de matemáticas! Parece como si se le hablara en un idioma desconocido"
"Varía tanto su estado emocional que nos es difícil convivir con él"
"Está en constante movimiento, ya me tiene atarantada, ¿qué puedo hacer para que se esté un momento quieto?"
"Parece estar en otro mundo, no escucha ni comprende cuando le hablo, El audiólogo dice que oye bien. ¿Tendrá algún retraso?"
El problema es más complejo de lo que parece a simple vista, pues los niños que presentan dificultades para aprender se perciben como cualquier otro de su edad (Silva, La percepción visual, 1996), pueden ver y oír sin problemas significativos; como sordera, debilidad visual, parálisis;, su inteligencia está dentro de los rangos normales o es superior al promedio, sus dificultades académicas no se deben a deficiencias en la experiencia educativa ni a factores culturales, sin embargo no son capaces de adquirir ni de usar la información con eficiencia debido a que su percepción, conceptualización, lenguaje, memoria, atención y/o control motor no están evolucionando como es esperado.
Oficialmente se considera que aproximadamente el cinco por ciento de los niños en edad escolar padecen alguna dificultad para aprender; sin embargo, tanto los especialistas como los profesores piensan que el porcentaje es mayor (Lewis y Doorlag, Teaching Special Students, 1995). A esta observación se puede agregar el hecho de que muchos niños no están trabajando en las escuelas al nivel que les corresponde debido a que no se han identificado sus deficiencias.
Cuando han fallado las estrategias para enseñarle, tanto los padres como los profesores se sienten frustrados porque no saben qué hacer para ayudarlo. Sin embargo, el niño que tiene dificultades para aprender es quien más se mortifica porque nadie entiende su situación, ni él mismo, y percibe que no puede lograr desempeñarse como sus compañeros ni obtener el éxito deseado.
Hoy en día los especialistas enfatizan la importancia de contar con un diagnóstico lo más pronto que se pueda con el fin de poder comenzar a tratar las dificultades de aprendizaje lo antes posible y evitar así que los problemas se agraven y se afecte la autoestima de quien los padece. En contraste, muchas veces los pediatras y las educadoras prefieren esperar para ver cómo evoluciona el niño, a pesar de que éste se distraiga y manifieste dificultades al llevar a cabo sus actividades cotidianas, su conducta parezca estar fuera de control, se le olviden las cosas, demande atención constantemente, parezca estar ausente y/o no pueda comunicarse adecuadamente con los demás. Los profesores generalmente lo perciben como un alumno flojo, con conducta desorganizada, carente de motivación, perturbado emocionalmente, con dislexia o con impedimentos perceptivos. Sus compañeros pueden considerarlo como un compañero tonto, torpe, desordenado o locuaz. El niño se siente fracasado y percibe el aprendizaje como una tarea imposible de lograr, se da por vencido y no hace ya ningún esfuerzo por concentrarse ni interactuar con los demás.
2. ¿Qué significa el término "dificultades para aprender" o "problemas de aprendizaje"?
Definir las dificultades o problemas de aprendizaje es adentrarse en un terreno altamente debatido, esto es, los especialistas no han logrado llegar a un acuerdo universal; sin embargo, en términos generales, este concepto se utiliza para describir la condición que padece la persona e interfiere con su habilidad para almacenar, procesar o producir la información deseada, traduciéndose en dificultades significativas para escuchar, hablar, leer, escribir, razonar, realizar con éxito tareas matemáticas o relacionarse con los demás (Smith y Strick, Learning Disabilities, 1997). También se discute si estas deficiencias se deben a disfunciones del sistema nervioso central, a factores socio ambientales o por un desorden específico de atención. Por el momento, no se ha podido precisar cuál es su etiología. Lo cierto es que las dificultades para aprender pueden ser de diferentes tipos, combinarse de maneras muy diversas, presentarse en una gran variedad de niveles de severidad y contrastar con algunos desempeños adecuados o incluso sobresalientes de la persona afectada.
La mayoría de los especialistas coinciden en que es común que quien tenga dificultades para aprender presente una o varias de las siguientes características: demora en el desarrollo del lenguaje hablado, deficiencias para orientarse en el espacio, su percepción del tiempo y del espacio sean inadecuadas, no sepa cómo juzgar las relaciones, su direccionalidad sea confusa (es decir, no distingue cuando es arriba, abajo, dentro, fuera, derecha, izquierda, por ejemplo) y su coordinación motora general sea deficiente al igual que su destreza manual. Es frecuente que se le dificulte seguir instrucciones, sea incapaz de seguir las ideas en las discusiones y debates, su percepción y memoria sean deficientes y se distraiga con facilidad. (Silva, Estrategias de enseñanza, 1998). Expliquemos algunas de ellas con más detenimiento:
Periodos cortos de atención. Se distrae con facilidad, en las actividades nuevas pierde el interés rápidamente, salta de una actividad a otra y con frecuencia no termina su trabajo o lo que está haciendo.
Dificultades para seguir instrucciones. Solicita que se le repitan las indicaciones aun cuando se trate de tareas simples. Comete errores debido a que no ha comprendido las instrucciones.
Inmadurez social. Actúa como si tuviese una edad cronológica menor y tiende a preferir jugar con niños más pequeños.
Dificultades con la conversación. Le cuesta trabajo encontrar las palabras correctas. Interrumpe o habla de algo diferente a lo que se está tratando, no logra expresar lo que desea comunicar.
Inflexibilidad. No acepta que se hagan las cosas en forma diferente a como él está acostumbrado, aun cuando
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