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Díaz-Barriga Arceo Frida y Hernández Rojas Gerardo

shaguiiMonografía6 de Septiembre de 2011

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UNIDAD 1

APRENDIZAJE DE CONTENIDOS DECLARATIVOS

Tomado de: Díaz-Barriga Arceo Frida y Hernández Rojas Gerardo. Estrategias Docentes para un Aprendizaje Significativo. Una Interpretación Constructivista. 2ª. Ed. México. Mc Graw Hill. 2003. P. 52.

De acuerdo con Coll, Pozo, Sarabia, y Valls (1992) los contenidos que se enseñan en los currículos de todos los niveles educativos pueden agruparse en tres áreas básicas: Conocimiento Declarativo, Procedimental y Actitudinal.

El aprendizaje de contenidos declarativos.

El saber qué o conocimiento declarativo ha sido una de las áreas de contenido más privilegiadas dentro de los currículos escolares de todos los niveles educativos. Sin lugar a dudas, este tipo de saber es imprescindible en todas las asignaturas o cuerpos de conocimiento disciplinar, porque constituye el entramado fundamental sobre el que éstas se estructuran.

Como una primera aproximación, podemos definir el saber qué como aquella competencia referida al conocimiento de datos, hechos, conceptos y principios. Algunas han preferido denominarlo conocimiento declarativo, porque es un saber que se dice , que se declara o que se conforma por medio del lenguaje.

Dentro del conocimiento declarativo puede hacerse una importante distinción taxonómica con claras consecuencias pedagógicas: el conocimiento factual y el conocimiento conceptual.

El conocimiento factual es el que se refiere a datos y hechos que proporcionan información verbal y que los alumnos deben aprender en forma literal o al pie de la letra . Algunos ejemplos de este tipo de conocimiento son los siguientes: el nombre de las capitales de los distintos países de Sudamérica, la fórmula química del ácido sulfúrico, los nombres de las distintas etapas históricas de nuestro país, los títulos de las novelas representativas mexicanas del siglo actual, etcétera.

El conocimiento conceptual es más complejo que el factual. Se constituye a partir del aprendizaje de conceptos, principios, explicaciones, los cuales no tienen que ser aprendidos en forma literal, sino substrayendo su significado esencial o identificando las características definitorias y las reglas que los componen.

A causa de que los mecanismos de adquisición del conocimiento factual y del conceptual son diferentes entre sí, las actividades de instrucción que el maestro debe realizar tienen que ser igualmente diferenciadas.

Por desgracia las condiciones habituales en que ocurre el aprendizaje factual en nuestras instituciones educativas se vinculan tanto con materiales de aprendizaje que poseen un escaso nivel de organización o significatividad lógica, como con la existencia de una disposición motivacional o cognitiva orientada hacia el aprendizaje repetitivo. Hay que destacar que las prácticas de evaluación del aprendizaje frecuentemente predeterminan esta situación: el alumno sabe que el examen que le van a aplicar consiste en preguntas que miden memoria de hechos o reproducción literal de la información y, en consecuencia, sus conductas de estudio se orientan a la memorización sin significado.

No obstante, cuando el profesor quiera promover aprendizaje de contenidos declarativos (que en todo caso es muy necesario, pues en toda disciplina existe un núcleo básico de información que el alumno debe dominar), es posible crear condiciones para que el aluno practique el recuerdo literal y memorice los datos o hechos a través del repaso, la relectura u otras actividades parecidas, tratando de fomentar una memorización significativa y vinculando la información factual entre sí y con otro tipo de contenidos.

Para promover el aprendizaje conceptual es necesario que los materiales de aprendizaje se organicen y estructuren correctamente, lo cual les provee de una riqueza conceptual que pueda ser explotada por los estudiantes. También es necesario hacer uso de los conocimientos previos de los alumnos y hacer que éstos se impliquen cognitiva, motivacional y efectivamente en el aprendizaje. El profesor debe planear actividades donde los estudiantes tengan oportunidades para explorar, comprender y analizar los conceptos de forma significativa, ya sea mediante una estrategia expositiva o por

INTEGRALIDAD DE SABERES

Por: Jaime Enrique Barros agüero.

Abordaremos esta temática, la integralidad de los saberes, desde dos puntos de vista, ambos amplios, complejos e interesantes para el desarrollo armónico de la enseñanza y del aprendizaje. El primero referido a la recapitulación temática y el segundo a la integración de los contenidos de aprendizajes.

RECAPITULACIÓN TEMÁTICA

Consiste en proporcionar unidad a una serie de datos, de informaciones y temas desarrollados en las sesiones formativas. Información que, en ocasiones, sobrecarga la mente de los estudiantes y le hacen perder toda lógica, toda coherencia y funcionalidad de la información recibida. La recapitulación procura unificar esas múltiples informaciones temáticas y darle sentido, coherencia y significatividad. Implica la correlación de las partes, aparentemente dispersas, y no sólo se refiere a lo tratado con un único docente, sino a la presentada y orientada por todos los docentes.

Se parte del principio de unidad del ser humano, mente-cuerpo, sentimiento-razón, idea-acción, individuo-sociedad, cognitivo-instrumental, etcétera. Unidad que se expresa diariamente en el comportamiento familiar, escolar, laboral o social.

Es necesario reconocer en los estudiantes la manifestación unificada de sus conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, así como el hecho de que las respuestas que generan, el estudiante las hace desde la integridad de su ser.

De esa manera la recapitulación temática es un intento por plasmar en el ser los saberes de manera integral, unificar los fragmentos de contenidos entregados desde las asignaturas o los módulos o los énfasis de formación.

Se le recomienda al docente recapitular, no importando en qué momento de las sesiones de clase lo hace o en que momento del desarrollo de su asignatura o módulo. Por lo general, se realiza al fina de la sesión, o al comienzo de la sesión siguiente; al final de una unidad didáctica o al final del módulo o del curso.

Para guiar la recapitulación temática, el docente, puede emplear el interrogatorio, u organizar y ejecutar debates dirigidos, u orientar estudios en grupo, o realizar torneos o asignar tareas, o entregar cuestionarios, o solicitar ensayos, cuadros sinópticos, mapas conceptuales o resúmenes analíticos.

INTEGRACIÓN DE LOS CONTENIDOS DEL APRENDIZAJE

En la actualidad, las tendencias de la formación hacen énfasis en el desarrollo cognitivo, el desarrollo de habilidades y destrezas y el desarrollo de actitudes; lo que en términos de Coll, Pozo, Sarabia y Valls (1992) y afianzado por Díaz-Barriga y Hernández (2003) ha pasado a conocerse como el aprendizaje de contenidos declarativos, procedimentales y actitudinales-valorativos. Esta clasificación de los contenidos curriculares ha pasado al diseño de los módulos de formación como la Tabla de los Saberes cuyos contenidos son: Saber, Hacer y Ser. Esta clasificación de los contenidos orienta la interacción de los docentes y los estudiantes en actividades de enseñanza-aprendizaje-evaluación, donde puede enfatizarse en:

El Saber : los fundamentos científicos, principios, teorías, conceptos y definiciones.

El Hacer : los procedimientos, los métodos, las técnicas y la manipulación de instrumentos, equipos, herramientas y materiales.

El Ser : las dimensiones y valores humanos, la conciencia por los derechos y los deberes, el comportamiento social, ciudadano y ecológico.

Sin embargo, si se presentan aislados unos de otros, parcializados y, lo que sería peor, orientados por docentes especializados en el Saber, el Hacer o el Ser, incomunicados entre sí, la unidad que se persigue se perdería y, la expresión formación integral o educación integral sería tan sólo un ideal, una idea distante del deber ser con relación al ser humanos y el quehacer pedagógico.

Es necesario que los docentes afiancen en sí mismos la conciencia de lograr, ellos primero, la competencia de integrar los hechos, conceptos y principios con los procedimientos, estrategias, técnicas, destrezas y métodos con las actitudes, los valores, la ética personal y profesional para, de esta manera, poder orientar con mayor facilidad eventos educativos donde los estudiantes también logren esta integralidad y, los dominios cognitivos, afectivos y psicomotores sean una realidad coherente, integrada, unificada en la personalidad de cada estudiante.

Cada vez más se hace necesario que existan personas y profesionales que, aunque tengan especializaciones en un área ocupacional, sean personas íntegras, honestas, respetuosas, con alto sentido humano; cualidades que resaltarían aún más sus habilidades, sus destrezas y, le permitan ampliar y aplicar la comprensión científica y filosófica de sus realizaciones.

Visionar a un sujeto integral ha sido y seguirá siendo el sueño de una educación completa que forje seres humanos aptos, capaces, competentes para la vida y sus matices económicos, políticos, culturales, sociales, religiosos, filosóficos, metafísicos...

Esta visión de educación impulsa la generación de unos docentes más comprometidos con el desarrollo humano y social, que hagan de su trabajo una oportunidad para llevar a las juventudes a la comprensión humana de los procesos y resultados tecnológicos y que para ello genere estrategias y técnicas formativas que conduzcan a los estudiantes a vivenciar en cada sesión educativa, en cada unidad de aprendizaje, en cada módulo y

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