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ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE PREESCOLAR


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2014  •  2.611 Palabras (11 Páginas)  •  729 Visitas

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Estrategias de Aprendizaje a nivel Preescolar

Introducción

La enseñanza preescolar se ve fácil desde afuera. En realidad, los maestros de preescolar llegan a la vida del niño en una etapa decisiva de su desarrollo. Lo que sucede en ese salón de clases, sentará las bases para el resto de la vida académica de los estudiantes. Hay algunas estrategias clave que un maestro de preescolar dedicado debe comprender y utilizar.

Estrategias básicas para el aprendizaje

Las estrategias básicas de aprendizaje apoyan para la realización de una secuencia didáctica dentro del preescolar; permitiendo así llevar a cabo una aplicación más compuesta y enriquecedora para la etapa de crecimiento de los niños. Dichas estrategias delimitan a las secuencias didácticas con un toque de función eficaz, realizando así un camino más seguro y estructurado, con un fin más significativo y fácil de seguir para los docentes.

Las estrategias de aprendizaje son seis:

1. El aprendizaje a través del juego.

2. El ejercicio de la expresión oral.

3. El trabajo con textos.

4. La observación de objetos del entorno y fenómenos naturales.

5. Resolución de problemas.

6. Experimentación.

A continuación se describen cada una de ellas.

El Aprendizaje a través del juego

El juego, además de ser una actividad natural en los niños, se considera como una estrategia didáctica básica porque a través de él es posible propiciar que los niños aprendan, pongan a prueba sus conocimientos, ejerzan y desarrollen sus habilidades intelectuales como la memoria, la atención, el lenguaje en sus diversas manifestaciones y sus capacidades de relación social y afectiva.

Conforme crecen, los niños y las niñas van desarrollando capacidades para realizar juegos de distinto tipo en los que manifiestan no sólo habilidades motrices, sino formas de organización y estrategias personales o acordadas para darle sentido al juego. Además de los espacios que necesariamente deben existir durante la jornada para el juego libre y espontáneo –que es una oportunidad para la maestra de conocer mejor a sus alumnos, es importante emplear el juego con intención didáctica, ya que, sin perder su sentido placentero, puede contribuir al logro de los propósitos educativos.

Entre los juegos de los pequeños, el juego simbólico tiene un enorme potencial que se expresa cuando los niños representan y construyen significados de fenómenos, conceptos, situaciones a partir de su propia experiencia, confrontando, argumentando, proponiendo y relacionando sus saberes con los de los otros niños. Cuando los niños optan por representar o dramatizar situaciones imaginarias o de la vida cotidiana, los niños manifiestan sus concepciones sobre el conocimiento que tienen acerca de la realidad que les rodea, de las personas, sus relaciones, actitudes, estados de ánimo, emociones y símbolos culturales. Los juegos con reglas, por sus características, implican que los participantes conozcan y respeten dichas reglas, que colaboren para que la actividad tenga sentido y generalmente suponen un desenlace en el que hay ganadores y perdedores. Las reglas pueden variar en su nivel de complejidad y los niños suelen ser hábiles no sólo para entender y asumir dichas reglas, sino para proponerlas en los juegos que ellos mismos organizan. Sin embargo, la disposición de los niños para jugar con reglas puede variar, habrá quien las acepte con facilidad, quienes las apliquen por imitación o quienes muestren cierta resistencia ante las actividades.

Ante estos retos para manejar las diferencias, la educadora deberá encontrar alternativas que impulsen a los niños a participar, probando distintas formas de organizar al grupo y ofreciendo opciones individuales cuando el caso lo requiera. El papel de la educadora es fundamental en la organización y el desarrollo del juego. Una condición a tener en cuenta para que el juego sea legítimo, es evitar la directivita o asumir el liderazgo indicando permanentemente a los niños qué hacer y cómo hacerlo, pues se trata de favorecer la participación y la iniciativa en los pequeños, así como la capacidad de organización y asunción de roles; sintiéndose libres, los niños podrán usar la capacidad imaginativa, creativa y comunicativa.

El ejercicio de la expresión oral

La capacidad de expresarse oralmente implica el poder exponer ideas con claridad y precisión, así como la capacidad de escuchar a otros y de retener la esencia de lo que están diciendo; ésta es una habilidad que se adquiere ejerciéndola, es decir, hablando y escuchando. Aunque los niños que llegan al preescolar poseen esta capacidad, la escuela debe ofrecer oportunidades y experiencias que le permitan llegar a niveles superiores de desarrollo en su dominio. En el jardín de niños, las condiciones, los momentos, tiempos y espacios en los que se habla cambian radicalmente si se comparan con las oportunidades que hay para ello en el ambiente familiar. En el grupo se amplían las oportunidades para expresarse, siempre y cuando la educadora sepa promover estas oportunidades y favorecer a través de ellas a quienes más lo necesiten.

La expresión oral como estrategia de trabajo tiene un carácter permanente, pues el habla es la principal herramienta de expresión del pensamiento y de comunicación con y entre los niños pequeños y está presente en el desarrollo de actividades de cualquier campo formativo. Actividades como narrar y relatar sucesos que acontecieron el mismo día, el día anterior, durante el recreo o durante una visita a un lugar cercano, por ejemplo, favorece que las niñas y los niños tengan valiosas oportunidades para expresar sus impresiones, relatar lo que observaron, comunicar sus ideas e hipótesis generadas sobre lo observado, y mientras que es una actividad colectiva todos tienen un mismo referente pero a la vez distintas impresiones desde la opinión que cada uno se formó durante el suceso; esto coloca en igual posición a quienes participaron en el mismo evento y hace igualmente valiosas todas las opiniones, independientemente de que exista o no divergencia entre ellas.

Actividades que impliquen dialogar, conversar, preguntar, opinar y expresar opiniones son valiosas oportunidades que los niños tienen para ejercitar su expresión oral, pero también para organizar su pensamiento, comunicar las hipótesis

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