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EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  145 Visitas

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Por lo general, cuando se habla de evaluación se piensa, principal y exclusivamente, en los resultados obtenidos por los alumnos. En la actualidad éste sigue siendo el principal punto de vista de cualquier acercamiento al hecho de evaluar.

En realidad, los docentes, los representantes, los alumnos y el propio sistema, se refieren a la evaluación como el instrumento calificador, en el cual el sujeto de la evaluación es el alumno y sólo él, y el objeto de la evaluación son los aprendizajes realizados según objetivos mínimos para todos.

Esta idea es una herencia del sistema tradicional que ponía énfasis en medir las adquisiciones o la mejora de las habilidades. Dada la importancia concedida a los resultados, el alumno justificaba la actividad docente únicamente como una forma para mejorar dichos resultados. Es decir, el profesor justifica socialmente su función en la medida que acredita resultados de sus alumnos.

Hoy la evaluación adquiere un nuevo sentido, superior a la mera recogida de datos, pero a la vez aparece como pieza clave imprescindible para que el profesor preste al alumno la ayuda necesaria, y en consecuencia, pueda valorar las transformaciones que se han ido produciendo. El profesor que realiza una programación tiene en cuenta la edad, capacidad y preparación del grupo con el que piensa realizarla, pero ha de descender a la personalización.

La evaluación hace posible ese descenso de adaptar los programas a las particularidades de cada alumno. Por tanto, la evaluación es ante todo, una práctica reflexiva propia del docente. Pero sobre todo, no se ajusta exclusivamente al ámbito del aprendizaje, es decir, el alumno; sino que abarca todos los aspectos que intervienen en el proceso: alumno, profesor, sistema.

El sistema de evaluación de aprendizajes tiene como propósito favorecer, apoyar y asistir al progreso de la eficacia de los métodos de enseñanza y aprendizaje, por lo cual debe darse antes, durante y después de dichos procesos, accediendo así a la regulación de las interrelaciones, revelando las dificultades que se van presentando, indagando las causas e interviniendo oportunamente sin esperar que el proceso finalice; es por ello que se dice que el mismo es de naturaleza formativa.

De igual forma, la evaluación de los aprendizajes asume que su objeto lo conforman los criterios e indicadores de cada área curricular, que funcionan como parámetros de referencia para determinar los progresos y dificultades de los educandos. Por su parte, la evaluación de y por objetivos, surge y se constituye en el paradigma, aun dominante, de la evaluación del aprendizaje.

Se trata de igual manera de situarse en los productos del aprendizaje para valorarlos, pero marca diferencias importantes respecto al simple rendimiento o aprovechamiento docente anteriormente referido. Subraya el carácter no abierto, sino orientado y conducente del aprendizaje, el cual se da en el argumento de la enseñanza que se formula en sus objetivos; los mismos que guían la acción educativa y sirven de criterios para su evaluación.

Sin embargo, esta evaluación es escasa, porque menosprecia el proceso de aprendizaje. Sus limitaciones aparecen, además, a la luz del análisis de la formulación y del contenido de los propios objetivos: determinaciones imprecisas, ambiguas; objetivos cuestionables como metas.

Se añade, el demostrado hecho de la existencia de aprendizajes no previstos, que son ignorados si solo se evalúan los objetivos. Esto no implica que los objetivos pierdan su importancia como guías y sistema de referencia, especialmente si se tiene en cuenta que expresan el encargo social respecto a la formación de los estudiantes, acorde con los intereses, ideales, aspiraciones de una sociedad determinada.

Los objetivos son necesarios pero no suficientes para la evaluación. La determinación de qué evaluar durante el proceso, está en estrecha relación con el conocimiento de los mecanismos del aprendizaje, es decir, de cómo éste se produce, cuáles son sus regularidades, sus atributos, y sus condiciones en el contexto de la enseñanza.

Los estudios científicos de carácter pedagógico y psicológico, presentan importantes avances, aunque no suficientes para dar respuesta o coadyuvar a la solución de muchos de los problemas centrales vigentes como, por ejemplo, el hecho de que la evaluación durante el proceso se realice como una serie de evaluaciones "sumativas" que la aleja de las funciones previstas para ella.

No obstante, existe un caudal significativo de información que apunta a una identificación progresiva de aquellos aspectos que deben ser objeto de la evaluación a los efectos de ir valorando y regulando el proceso de enseñanza-aprendizaje desde su comienzo y durante su transcurso, a través de diversos momentos o etapas.

Si concebimos el aprendizaje como un proceso, con sus progresos y dificultades e incluso retrocesos, resultaría lógico concebir la enseñanza como un proceso de ayuda a los alumnos.

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