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Educacion Fisica


Enviado por   •  11 de Mayo de 2013  •  1.860 Palabras (8 Páginas)  •  316 Visitas

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Los esfuerzos encaminados a la atención de salud son en ocasiones verdaderas proezas del Estado y de otras organizaciones como la OMS y muchas ONG´s. Debemos decirlo, las campañas de vacunación universal han dado resultados muy alentadores y han beneficiado a muchísimos

habitantes. Las campañas de prevención e información paulatinamente comienzan a rendir frutos.

La erradicación de enfermedades que fueron azote de nuestra población, poco a poco comienzan a concretarse, así en 1978 se elimina la viruela y se reducen casi a cero los casos de paludismo, tifus y cólera morbus2.

Se espera que a tal paso, dentro de los primeros veinte años de este siglo, se eliminen la poliomielitis, el sarampión, las paperas, la tuberculosis, la varicela y la neumonía. La Organización Mundial de la Salud (OMS), se muestra optimista ante los estudios y experimentos realizados por muchos de los centros de investigación en todo el mundo, con respecto a la pronta invención de vacunas nuevas contra diversas enfermedades que han mermado muchas comunidades en el orbe; se esperan resultados contra las enfermedades respiratorias, la diarrea neonatal y la meningitis3.

Sin embargo y por desgracia los programas sin continuidad por planes sexenales u otros sin planificación previa, la enorme burocratización de la Secretaría de Salud, los raquíticos presupuestos federales, la negligencia y descuidos de los responsables de programas, etc., han hecho que campañas como la vacunación no logren una cobertura total de la población.

Nunca será sobrante alguna campaña de prevención; se ha probado en muchas ocasiones que son más redituables en cuanto al Costo-Beneficio que la atención clínica. De esta forma, la campaña en contra de la propagación de las Enfermedades Venéreas, encuentra en la población cabida de manera paulatina; el uso del condón, la limitación en cuanto a parejas sexuales, los análisis regulares y en sí el sexo seguro, encuentra principalmente los problemas de cultura, costumbre e idiosincrasia de nuestros habitantes. Hace falta no quitar el dedo del renglón e incluso, redoblar esfuerzos para aminorar el problema de salud que causan estas enfermedades donde se ha incluido al SIDA.

La política referente a evitar y disminuir los “riesgos y accidentes de trabajo”, hace tiempo que parecen haber pasado a segundo término, por lo menos en el discurso. Con el perfeccionamiento de la producción y la tecnificación no sólo de los empleos, sino de la economía en su conjunto, estas campañas han descendido su acción “preventiva”. No deben dejarse de lado que siempre será mejor prevenir que intervenir.

Nuevas Problemáticas.

Desde otra perspectiva, la salud de los mexicanos comienza a verse afectada (además de lo anterior) por dos grandes catástrofes en la salud: primero, los padecimientos propios de países pobres, caracterizados por las enfermedades infecto-contagiosas (gastrointestinales y respiratorias4), las cuales encuentran caldo de cultivo perfecto en las malas y nulas condiciones de higiene y nutrición en las que viven millones de habitantes

(falta de agua potable, de drenaje y de alimentación balanceada, etc.), por un lado y por otro, el aumento considerable de las enfermedades y padecimientos crónico-degenerativas5; segundo, la gran gama de beneficios que trae consigo el “progreso de las sociedades industriales”, se ve reflejado en el aumento de acontecimientos que no se habían experimentado en nuestra sociedad: la Violencia a través de las crecientes tasas de criminalidad y la drogadicción, los cuales se han convertido en toda una problemática social en el nivel nacional, tomando mayor forma en las ciudades grandes. Aquí también caben mencionar las alzas en rubros en los accidentes de todos tipos.

Así mismo, desde hace relativamente poco, se comenzó a manejar que existen en el país nuevos brotes de enfermedades supuestamente erradicadas; se habla de casos de viruela, tifus, cólera y paludismo6, enfermedades que han encontrado nuevos aires y que en cualquier momento pudieran desatar una nueva epidemia, recordemos que hace dos generaciones que no se sabe de ellas. Por el contrario, las autoridades en lugar de alertar o informar acerca de ello, ocultan los “casos aislados”, tratándolos de la manera más discreta posible.

Las campañas emergentes no han rendido frutos reales en ningún lado; el sistema de salud ha dejado de lado muchos aspectos relativos a la propagación de nuevas enfermedades o de otras que pudieran llegar al territorio nacional. Un ejemplo claro de esto, es la aparición del denominado “Rotavirus”, agente viral causante de la irritación profunda de las paredes del intestino, a lo que el organismo contesta con diarreas y fiebre, afecta principalmente a infantes y las vacunas, son en ocasiones insuficientes o inoperantes, ya que el virus “muta” continuamente7.

Según los especialistas, los padecimientos y enfermedades no pueden ser erradicados de manera definitiva de la faz de la Tierra, inclusive se cree que existen muchas formas de propagación y perfeccionamiento de éstos, por lo que autoridades y organizaciones de salud, deben de contemplar dentro de sus programas (y presupuestos), investigaciones continuas y planeadas, que permitan hacer frente a nuevas posibles epidemias8.

Nuestro país no está exento de nuevas enfermedades. Ahora mismo, el mundo enfrenta enfermedades para las que no existe tratamiento, vacuna ni cura y que pueden llegar a convertirse en problemas de salud no sólo nacionales, sino regionales o mundiales; por ejemplo está el ébola, el dengue, la influenza, las hepatitis B, C y D, las encefalitis asiáticas, el padecimiento por el virus hantam y el mismo SIDA (VIH)9. Lo incongruente es que no se está preparado para afrontar un problema mayúsculo, que puede desatarse en una “pandemia moderna”.

Existen otras agravantes a los problemas que se observan; uno de ellos es el referente a la superpoblación que existe en la atención médica, tanto en la atención interna como externa. Es sabido que la infraestructura

de los servicios de salud del Estado, supera en la mayoría de los casos a las privadas, esto se refleja en la atención interna de los pacientes; sin embargo, la consulta externa es en la propia voz de los derechohabientes un “vía crucis”. La mayoría de las personas que acuden a estas instituciones, no tienen los recursos para pagar un médico particular y menos, si se trata de un especialista.

Los servicios quizás no sean lo que quisiéramos, pero hasta cierto punto, es explicable que la calidad de los mismos disminuyan si consideramos la cantidad de pacientes que se atienden; como ejemplo, es toda una proeza médica, que un especialista dé más treinta consultas

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