El Boqueron Del Padre Abad

El Boquerón del Padre Abad ( de Eduardo VILLARAN FREYRE)

(Adaptado por Roberto Peralta- agosto 2013)

A Raíz del conflicto con Colombia en el año 1933 y como consecuencia del asesinato del General Sánchez Cerro, , surgió como nuevo Presidente en Mariscal Oscar R. Benavides. En brevísimo plazo, el entonces General Benavides, arregló el conflicto de límites, por la vía directa y diplomática.

Este conflicto puso de manifiesto una aberración geopolítica: Lima y toda la costa se hallaba incomunicada con nuestra extensa zona selvática. Por obvias razones de política nacional e internacional, había que lograr una comunicación inmediata con esa riquísima, inexplorada e inexplotada región del país, físicamente dividida por la casi inaccesible Cordillera Andina, en sus tres grandes “espinzazos”: Occidental, Central o Nevada y Oriental o Azul.

El Presidente Benavides llamó entonces a su amigo y Director de Caminos Ing. Federico Basadre y le confió la tarea de estudiar, proyectar y realizar la obra de unir mediante un camino, a Lima con un punto navegable del río Ucayali. Para lograr este propósito, sin duda alguna el camino debería seguir la ruta: Lima-Huánuco-Tingo María-Pucallpa.

Basadre se decidió por esa ruta. Algo avanzada ya desde Huánuco hacia Tingo María, ascendía por el temible y escarpado cerro de Carpish. Pero en Tingo María se empantanaron los estudios de la ruta y trazo hacia Pucallpa.

Federico Basadre y su plantel de ingenieros, se enfrascaron en el estudio del derrotero a seguir. Diversas exploraciones realizadas con motivo del proyectado ferrocarril, en la década del 10 por esforzados pioneros como Forsellius y Fuman a principios de siglo, y más tarde Eduardo Habich y Dimas Villavicencio, emitieron informes de exploración que, lejos de aportar luces a las investigaciones de Basadre le confundían más.

Por Tingo María discurre el río Huallaga rumbo Sur-Norte, para desembocar finalmente en el río Marañón mucho más al Norte. Por su margen derecha el Huallaga recibe como pequeños afluentes, los ríos Azul, Tulumayo, Aucayacu, Biavo, Aspusana y otros más. Ninguno de ellos de importante caudal.

Pero como bien suponía Basadre, todos estos pequeños caudales incluyendo el río Biavo, debían reunirse en algún punto y formar un afluente importante del Huallaga por su margen derecha, pero este afluente no se conocía, luego debía existir otra desembocadura. Todo esto lo confundía a Basadre. Fue entonces cuando conversando con su hermano Jorge, le comunicó sus inquietudes y desvelos.

Jorge Basadre, el notable historiador, en esta conversación con su hermano -, le recomendó, que buscara en el Archivo de Indias del Convento de San Francisco, los relatos de los Misioneros Franciscanos, que en su afán de convertir a los gentiles e indios antropófagos de la región selvática, habían explorado precisamente la zona que tanto le preocupaba.

Basadre, se dedicó a hurgar en los legajos del siglo 18. hallando, la clave del tan intrincado problema. El secreto lo encontró en los relatos del Fray Alonso de Abad, que en 1759 en dramático y pormenorizado relato de acontecimientos y penalidades sin cuento, -puesto que cinco de los miembros de su comitiva fueron flechados y posiblemente devorados por los indios Cashibos- menciona con la palabra “Boquete abierto en terreno quebrado”, un accidente topográfico por el que discurría un río; accidente que no era otra cosa que el hoy conocido y nombrado Cañón del Padre Abad, de impresionante y majestuosa altura, estrecha garganta, y verticales taludes rocosos. ¡Sobrecoge mirar y admirar

...