El sentido de la educación escolar
claribel blancoApuntes10 de Octubre de 2019
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Instituto Superior de
Curuzú Cuatiá
Profesorado de Artes Visuales
Profesora: Sergio Farinon
Alumnas
- Blanco Claribel
- Ferreyra Rocio
- Mariet Agostina
Cátedra: TIC
Tema: El sentido de la educación escolar
Ciclo lectivo: 2019
El sentido de la educación escolar
La escuela que conocemos hoy en día nace al calor de la revolución industrial y la consiguiente necesidad de una institución que asumiera la doble función de formar trabajadores. Se trata de incorporar, de grado o por la fuerza, al grueso de la población al mundo de la producción industrial, el cual separa radicalmente el ámbito familiar del laboral.
Todo este panorama cambia radicalmente cuando hay que incorporar al nuevo escenario productivo de las fábricas a gentes habituadas a trabajar al aire libre siguiendo la secuencia natural de los ciclos del día y de la noche y de las cuatro estaciones anuales. La escuela anticipa el mundo de disciplina, de horarios, de atención, de control, de encierro en un espacio físico al que casi todo el mundo está destinado.
Es una escuela construida a imagen y semejanza de la clase ascendente, de la burguesía (propietarios o altos profesionales, varones y de raza blanca), cuyos valores de frugalidad, individualismo posesivo y de posposición de las gratificaciones permean el espíritu de la institución escolar. Para el resto de la sociedad (clases trabajadoras, mujeres, minorías étnicas) la escuela no iba más allá de la alfabetización básica o su posible derivación hacia la formación profesional o para el matrimonio burgués
La mayoría de los aprendizajes de la educación obligatoria se conciben desde la óptica del estudiante que presumiblemente va a llegar a la universidad. Solo así se explican tantos conocimientos academicistas y descontextualizados y muy posiblemente poco útiles. La principal preocupación de la escuela parece ser la de cómo librarse de los alumnos menos académicos.
La escuela es heredera del espíritu de la ilustración, del atrévete a saber, del transcender las fronteras del aquí y del ahora y de aspirar a la universalidad. En este sentido es una institución liberadora que pretende sacar a la gente de su ignorancia y hacerla partícipe de los avances científicos y tecnológicos.
Exigencias de la sociedad del conocimiento
En estas últimas décadas, en este tipo de sociedad a la que podemos llamar del conocimiento, de la información, de la modernidad o reflexiva. La mente de los niños y niñas que acceden hoy a la escuela han dejado de ser una tabla rasa, si es que alguna vez lo fueron.
En la actualidad, tantos los adolescentes como niños, llegan al colegio con muchos conocimientos, fruto de haberse asomado a muchas pantallas, desde televisión a Internet, los móviles, los videojuegos, etc. Por otro lado, cada vez más familias son ellas mismas instituciones educadoras, por su nivel educativo y por sus consumos culturales
En la sociedad del conocimiento, la escuela tiene cada vez más importancia tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto. Hasta hace unas cuantas décadas, más o menos cuando los padres y madres de los actuales alumnos de secundaria eran adolescentes, resultaba factible abandonar el sistema educativo con una credencial inferior a la de secundaria superior (bachillerato o ciclos formativos de grado intermedio) y albergar la posibilidad de acceder a buenos empleos. Se podía entrar de botones en un banco y terminar siendo un oficinista, un informático o un jefe de sucursal. Hoy en día, esto es prácticamente imposible.
De hecho, carecer del mínimo de una credencial de secundaria superior equivale a una condena a vagar por el infierno de lo peor del mercado laboral o, aún más grave, por la exclusión de este. De modo que, salvo que la familia sea capaz de proporcionar un empleo –caso de, por ejemplo, los propietarios de pequeños negocios o de empresas en general- o un nivel de renta vitalicia suficiente, la inmensa mayoría de los mortales se ve obligada a confiar el pasaporte de su futuro laboral a la escuela.
Los tiempos actuales requieren una ciudadanía informada y participativa ante los innumerables retos sobre los que ha de tener una opinión elaborada. En tanto que ciudadanos somos inquiridos en torno a cuestiones cada vez más complicadas, desde el cambio climático al uso de las células madre. En cualquier contexto laboral o en un vecindario o en una reunión de padres y madres en la escuela nos encontramos con gentes de distintas culturas con los que hemos de aprender a relacionarnos. Nuestros hogares y nuestra vida cotidiana se han visto invadidos por un sinfín de nuevos aparatos que facilitan nuestra existencia pero cuyo uso requiere una cierta predisposición hacia lo nuevo.
El mensaje para la escuela parece claro. Más allá de la alfabetización básica –leer, escribir, sumar, etc.- no se sabe muy bien qué conocimientos hay que impartir o si se deben seguir impartiendo los mismos que hasta ahora. Más bien, la escuela debe suministrar los utillajes analíticos que permitan a la gente salir de la etapa obligatoria con la capacidad de aprender permanentemente. Es un mensaje de humildad y de ensalzamiento para la escuela. Por un lado, la escuela no agota los aprendizajes, pero por otro debe formar personas con capacidad para aprender permanentemente: lectores inquietos, ciudadanos preocupados, madres y padres implicados, trabajadores innovadores y responsables. En definitiva, personas que se reinventan.
REVOLUCIÓN INFORMÁTICA
PIZARRAS DIGITALES
ENSEÑANZA MAS EFICAZ
La sociedad del conocimiento supone un conjunto de cambios que afectan muy directamente a la escuela con mis compañeras le presentaremos 5 de los más importantes cambios.[pic 1]
Aprender a aprender
Se trata de alejarse del énfasis sobre hechos y conocimientos y entrelazar el conocimiento, las competencias y el desarrollo de la personalidad. En la sociedad del conocimiento la principal materia prima en los procesos productivos no es ni el carbón ni el acero sino el conocimiento, la capacidad de innovación, de producción de valor añadido.
Algunos centros educativos han entendido este mensaje y trabajan por lograr que sus alumnos desarrollen competencias más genéricas y estratégicas, aprendan en colaboración con los otros y sean capaces de valorar los aprendizajes con un sentido más crítico, yendo mucho más allá del conocimiento enciclopédico o la reproducción de contenidos. Pero es cierto que la administración educativa parece estar lejos de entender la importancia del aprendizaje de destrezas relacionadas con la propia competencia para aprender.
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El modo en que se enseña: lugar del docente
El profesor era la principal fuente de aproximación al conocimiento, podría tener sentido la centralidad de su palabra. Al fin y al cabo es el que sabe, el que puede estar al tanto de los últimos avances en su campo.
El problema muy posiblemente derive de que en realidad la docente no puede ser considerada una profesión en el pleno sentido del término. Para que exista una profesión es preciso que esta se dote de una práctica y que se establezcan criterios de acceso y de salida. No sería de recibo. Da la impresión de que el pacto de la profesión docente con sus empleadores consiste en que en su aula, de puertas adentro, el profesor puede hacer, en tanto que docente, lo que le plazca.
Pese a los recientes cambios introducidos en el acceso a la función pública docente a la hora de valorar a los futuros candidatos sigue correspondiendo a los contenidos disciplinares. Hoy en día habría que conceder mayor importancia a la empatía y las habilidades para guiar a los alumnos.
Las escuelas buscan en sus docentes, ante todo, un compromiso con el aprendizaje que tenga en cuenta todos los factores( personales, emocionales, familiares, sociales) con los que deberán organizar las experiencias de aprendizaje, han podido experimentar, seguramente, un nivel de gratificación y de satisfacción mayor en su profesorado, familias y alumnado.
En un informe dirigido por Michel Rocard se manifestaba que las prácticas pedagógicas basadas en los métodos de investigación son más eficaces que las tradicionales. En el informe se confrontan dos enfoques pedagógicos en la enseñanza de las ciencias. El primero, denominado deductivo o de transmisión de arriba a abajo, es el usado habitualmente en la escuela. Aquí el profesor presenta los conceptos, sus implicaciones lógicas (deductivas) y suministra ejemplos de aplicaciones.
El segundo enfoque, denominado inductivo (o de abajo a arriba) concede más espacio a la observación, a la experimentación y la construcción por parte del alumno de su propio conocimiento. Por definición, la investigación es un proceso intencional en el que se diagnostican problemas, se investigan conjeturas, se busca información, se construyen modelos, se debate con los compañeros y se construyen argumentos coherentes.
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