Empoderamiento Y Redes
Enviado por HORIZAY • 14 de Noviembre de 2013 • 2.833 Palabras (12 Páginas) • 482 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
“FRANCISCO DE MIRANDA”
EXTENSION PUEBLO NUEVO
MENSION ENFERMERIA
U.C: SALUD Y ENFERMERIA
INDICE
Introducción………………………………………………………………..3
Desarrollo…………………………………………………………………..4
………………………………………………………………………………5
………………………………………………………………………………6
Anexos…...………………………………………………………………...10
Conclusión...………………………………………………………………11
Bibliografía…………………………………………………………………12
Introducción
Las limitaciones de la aproximación biomédica a los problemas del sufrimiento humano fueron puestas de manifiesto hace más de 30 años por autores como Mc Keown, Cochrane e Llichi. A partir de sus trabajos surge la noción de intersectorialidad como un intento de incrementar las ganancias en salud de las intervenciones desde actuaciones formalmente coordinadas del sector sanitario con otros sectores. La idea del trabajo intersectorial tomo carta de naturaleza en la estrategia de Salud para Todos a final de los años 70, donde aparece como llamada intuitiva y global, y desde entonces ha sido masivamente aceptada como meta de las intervenciones de salud pública.
La salud está íntimamente ligada a los cambios sociales, por ello se discute su importancia en la práctica de la salud pública. Para propiciar cambios sociales el desarrollo y análisis de políticas se presentan como herramientas útiles para ganar salud. Estos nuevos desarrollos con una base holística suponen las bases teóricas de la promoción de la salud, cuyas funciones se establecieron en la carta de Ottawa en 1986 como defensa, capacitación y mediación. Estas iniciativas han tenido su concreción en la práctica en los últimos 10 años con el modelo de entornos saludables iniciado en 1987 con el proyecto ciudades saludables.
A medida que la promoción de la salud ha ido alcanzando visibilidad ha sido objeto de críticas, que en resumen se presentan desde una perspectiva ética, como enunciados de los peligros del salutismo y desde la perspectiva de su alejamiento del pensamiento medico dominante ante la ausencia de evaluaciones aceptables desde la perspectiva experimental
Empoderamiento y Redes.
La idea y el concepto actual de promoción de la salud como "los procesos que favorecen el control de los individuos y grupos sobre las variables que condicionan su propia salud", surge en la Conferencia de la OMS en Ottawa en 1986. Sin embargo puede resultar útil para su comprensión, el exponer previamente tanto las corrientes de pensamiento sanitario que la han influido como las tendencias políticas y organizativas que han ido conformando la promoción de la salud tal y como la entendemos hoy en día.
Los elementos diferenciales de la promoción de la salud con otros modelos de intervención en Salud Pública y en general, en ciencias de la salud, pueden identificarse como:
A) Basados en una aproximación holística y no estrictamente médica.
B) Centrados en una perspectiva de actuación no paternalista, sino favorecedora de las opciones personales y grupales.
Los primeros antecedentes en la práctica de lo que hoy entendemos por Promoción de la Salud, los podemos encontrar en los cambios que se produjeron como consecuencia de la percepción de la importancia de las llamadas enfermedades crónicas en los países desarrollados durante la década de los 50 y 60 del siglo XX.
Esta nueva situación en la historia sanitaria registrada conduce a la aparición de la "epidemiología de crónicas" como superación de la "epidemiología de infecciosas", que ocurre durante los años 603. Este cambio es consecuencia de la transición epidemiológica y de la incapacidad de los modelos causases de infecciosas y de los postulados de Henle-Koch para explicar adecuadamente los nuevos problemas de salud prioritarios como el cáncer y las cardiovasculares.
Un nuevo marco de análisis se vertebra con el texto de McMahon y Pugh, publicado en 1970 y de enorme influencia posterior con su concepto de maraña causal en el desarrollo de métodos de investigación etiológica desde unidades de observación y análisis individuales.
A finales de los años sesenta había pues, por un lado algunas piezas de evidencia empírica que habían vinculado algunas conductas individuales con algunas enfermedades crónicas y por otro, un marco de análisis basado en la idea de multi causalidad, novedosa entonces en el pensamiento médico.
Se produce una tendencia que vincula aún más a la epidemiología y a la Salud Pública con el modelo médico y, como consecuencia, el análisis de los problemas de salud se plantea desde una perspectiva individual. Se trata pues, de "buscar factores de riesgo para enfermedades crónicas" como antes se buscaban agentes causales en los ecosistemas microbianos para las infecciosas y básicamente esta búsqueda se centra en el comportamiento de los individuos.
El correlato en la acción de este abordaje dominante en la interpretación causal, resultaba obvio: al igual que el periodo higienista esterilizó y desinfectó, la epidemiología de crónicas pretendió cambiar conductas individuales.
La Salud Pública, que desde los años 40 había casi desaparecido confiando en la capacidad de las balas mágicas terapéuticas como los antibióticos, vuelve a necesitar de intervenciones poblacionales y reinventa la acción. Para ello, se basa en su propia historia desarrollando una "higiene de las enfermedades crónicas" esto es: la educación sanitaria.
Abandonada la quimera de que cada enfermedad tuviera su tratamiento etiológico especifico o su vacuna, se retorna durante los años 70 la rica herencia Higienista, que también había usado frecuentemente de métodos educativos para la profilaxis individual, la mejora de la nutrición infantil o la introducción, a partir de los años 20, de la higiene personal.
En la práctica, el desarrollo de esta nueva aproximación, pronto se vió limitada por condicionantes científicos y políticos que afectaban su efectividad. Por un lado, la transmisión de información e incluso la educación, no eran suficientes para cambiar conductas. Especialmente si estas estaban relacionadas con sustancias adictivas como el alcohol o el tabaco.
Por otro lado, la aproximación Higienista, culpabilizadora de las víctimas e hija a su vez del autoritarismo de la policía sanitaria del siglo XIX, chocaba frontalmente con los valores de las sociedades democráticas del mundo Occidental. Era imprescindible la elaboración de herramientas más complejas, que fueran aceptables tanto para la población como para los políticos. Porque además, empiezan a producirse paradojas administrativas como que los estados nación intenten reducir el consumo de tabaco y al mismo tiempo, obtener notables beneficios del propio consumo por medio de la fiscalidad, o como ocurre con Tabacalera en el caso español, de su propia comercialización.
Incorporar la complejidad y la democracia -mediante la participación- a la práctica de la Salud Pública eran retos que se hicieron cada vez más evidentes durante los años 80 y que condujeron a que durante algunos años se usara el término de La Nueva Salud Pública".
Durante los años 70 y en paralelo al desarrollo de la educación sanitaria basada en factores de riesgo, comienza a vertebrarse un notable cuerpo teórico, crítico con estas aproximaciones. El modelo médico es criticado por su falta de eficacia, desde series históricas por McKeown, por su pobre aplicación del método científico por Cochrane, y por los daños producidos por la medicalización de la sociedad.
Los textos de estos autores, aun no rebatidos suponen un importante revulsivo, aunque ninguno, quizás con la excepción de la crítica reformista de Cochrane, suponen alternativas de actuación a la praxis médica y sanitaria de aquellos años.
La introducción de los planteamientos holísticos, y la vertebración de una línea de pensamiento distinta, aunque quizás complementaria con el enfoque médico, empiezan a configurarse también durante los años 70. Pueden citarse como textos pioneros e influyentes los de Blum sobre planificación para la salud y de Antonovsky sobre salutogénesis. Ambos representan el primer intento formal de operativizar y dar contenido teórico al inicio del cambio en el paradigma de la salud, que represento la definición de la OMS de final de los años 4019.
El trabajo de Blum, más orientado a la acción que el de Antonovsky, a su vez más teórico, supone los primeros intentos de propiciar cambios más allá de la acción curativa desde el
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