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Emprendimiento Empresarial


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  1.344 Palabras (6 Páginas)  •  511 Visitas

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DULCELAND

A los 22 años de edad, Fran Yunez estudiaba negocios internacionales en la universidad del magdalena en la ciudad de santa marta y cursaba 7 semestres; en una materia llamada Desarrollo Emprendedor, se le solicitó crear una empresa a partir de un concepto innovador. Para la mayoría de los estudiantes este curso era un requisito del plan de estudios, pero para él respondía a la inquietud real de iniciar un negocio propio, y por eso la materia se convirtió en un pretexto para arrancar su primer emprendimiento.

Fran recuerda que junto con su primo, el estudiante de ingeniería Enrique Osorio, decidió tomar con seriedad las enseñanzas de esta materia para desarrollar una empresa propia que les diera independencia económica en el futuro, y con este objetivo se dieron a la tarea de buscar un concepto innovador. A partir de su afición por los dulces, tuvieron la idea de crea una dulcería que vendiera toda clase de dulces de todos los colores y sabores. Ése es el origen de lo que hoy se conoce como Dulceland.

“Todo arranca por un gusto propio por los dulces, actualmente el 70 por ciento de las cosas que vendemos son dulces americanos, y porque la idea es dedicarte a algo que a ti te guste. Así nos dimos cuenta de que en los centros comerciales no encontrabas este tipo de dulcerías, y considerando que santa marta es una ciudad muy golosa, había que satisfacer una necesidad en la que nadie se había fijado y fue así como pensamos que podía ser una buena oportunidad; de alguna manera nosotros fuimos pioneros en este tipo de negocio”, recuerda Fran.

El profesor de Fran les aseguró a él y a sus compañeros que sus proyectos eran viables y sólo tenían que llevarlos a la práctica; entonces, a diferencia del resto de la clase, Fran y Enrique se enfocaron de lleno en esta empresa con la intención de dedicarle todo su tiempo una vez graduados, Dulceland fue el único caso de los 15 que se diseñaron en el curso que llegó a ser una realidad.

A partir de las enseñanzas en la universidad, Fran y su primo estructuraron el desarrollo del proyecto. Realizaron una profunda investigación de mercado para medir la aceptación del público, así como un plan de negocios, y a los seis meses dieron inicio oficial a la empresa Dulceland, siendo aún estudiantes del último semestre de su carrera.

Fran asegura que el apoyo de su familia fue total y fundamental para llevar a Dulceland del trabajo escolar a la vida real. “Vengo de una familia en la que he sido libre de hacer lo que quiero, mientras mis decisiones se basen en el sentido común y la lógica, siempre he recibido mucho apoyo por parte de mi familia, la cual es muy honesta y sincera conmigo, me dicen las cosas como las sienten y como las creen, y en este caso dijeron: ‘No tienes nada que perder, tienes 21 años de edad y de todas maneras no tenemos un negocio en la familia que podamos ofrecerte, échale ganas’.”

Como cualquier emprendedor, los primeros recursos se obtuvieron de familiares y amigos, ya que Fran y su primo tenían algunos ahorros pero no los suficientes para iniciar el negocio, que requería una inversión inicial de 3 millones de pesos, más el costo de un primer local.

La primera tienda de Dulceland abrió gracias a una gran visión de negocios de los primos, ya que mientras realizaban su investigación de mercado para encontrar la mejor locación, se toparon con un inmueble que estaba a punto de quebrar en el Centro Comercial Ocean Mall. Había además rumores de la posible construcción de un cetro comercial cerca de ahí que había provocado la inquietud en los locatarios que buscaban desesperadamente quien les comprara sus espacios.

Los jóvenes emprendedores analizaron la situación y decidieron arriesgarse con la compra del local, que negociaron con un banco, ya que había sido embargado y los dueños buscaban recuperar lo más que pudieran de su inversión.

El objetivo de Dulceland es satisfacer cualquier antojo de sus clientes, para lo cual cuenta con 550 productos diferentes, pero si esta variedad no fuera suficiente para saciar los gustos del consumidor, entonces crearía el número 551 para lograrlo. Si alguien no lo cree, basta sentarse frente a una de las dulcerías y ver la forma en que chicos y grandes entran y salen constantemente, con un gesto de satisfacción y un par de bolsitas en las manos. Las cajitas rebosantes de todo tipo de dulces, hacen difícil la elección, y si al llegar a la caja el encargado dice “lo sentimos mucho pero no aceptamos tarjetas de crédito”, el cliente es capaz de ir a buscar un cajero para poder llevarse sus productos pagando en efectivo.

Ese panorama hace fácil pensar que Dulceland es una empresa exitosa, a la que cualquier centro comercial estaría gustoso de albergar en sus instalaciones; sin embargo, el emprendedor asegura que las principales barreras que enfrentó Dulceland para lograr su desarrollo, fueron precisamente las que ponían los dueños de los grandes centros comerciales. Sin duda, esto representó el reto más importante a vencer.

Siendo jóvenes sin experiencia en el sector y con una compañía que apenas empezaba, nadie les abría las puertas, “nadie conoce tu idea, ni sabe quién eres, ni cree en ti, y tocas las puertas en un centro comercial y te dicen: ‘¿quién eres?, yo quiero a las grandes marcas’, y no te abren. Hoy en día ya nos tocan y nos dicen ‘quiero una Dulceland en mi centro comercial’, pero eso nos ha llevado años de mucho trabajo y sacrificio; y aun así, con 16 sucursales abiertas a nivel nacional, hay centros como Buenavista que nos dicen que no necesitan nuestra dulcería, y eso es muy duro, sobre todo hace diez años, había topes muy fuertes. Mi negocio fue exitoso desde que lo abrí, nunca perdí dinero en la empresa en conjunto, entonces me daba rabia saber que siendo exitoso no me abrieran las puertas por el simple hecho de que no me conocían”, recuerda el empresario.

Para superar este obstáculo, el poder de convencimiento y las relaciones públicas fueron sus herramientas más útiles, según comenta Fran, quien resalta que saber convencer a la gente y lograr que crean en el emprendedor, depende en gran medida del sentido común y la capacidad para identificar con qué tipo de interlocutor se habla, y así aplicar una técnica de negociación acorde con su personalidad para persuadirlo.

Fran nos dice que no hay una receta, pero que es indispensable saber convencer a las personas, tener sentido común y hacerle caso al instinto para seleccionar un centro comercial de entre 20 opciones, sin saber cuál es la que más va a vender, o incluso para identificar la mejor ubicación dentro de la plaza, porque puede ser una gran diferencia estar al sur o al norte.

Para los próximos cinco años, Fran Yunez y Enrique Osorio planean abrir un promedio de seis sucursales propias y cuatro franquicias por año.

Con la experiencia adquirida afirman que es básico para un emprendedor ser un buen administrador, tanto del tiempo como del dinero. La organización es un factor fundamental, tanto como lo es en el éxito de un emprendimiento, el hábito del ahorro.

“Desde los cinco años ahorro, tenía una cuenta en el banco y los domingos si me daban diez mil pesos me gastaba siete mil y depositaba tres mil, y cuando venía mi cumpleaños si me daban cien, mil me gastaba 50 y depositaba 50. Esta cultura del ahorro me permitió tener dinero para cuando tuve una idea, porque si no hubiera tenido ese dinero no habría podido conseguir el cien por ciento prestado para la inversión inicial, porque mi familia no lo tenía; entonces creo que la cultura del ahorro es básica para que un emprendedor pueda iniciar”, recomienda Fan.

Se dice que no hay nada nuevo bajo el sol, pero si se le da un giro a lo que ya existe se pueden encontrar buenas oportunidades que han sido pasadas por alto. Fran Yunez de Dulceland es un claro ejemplo de esto.

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