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Ensayo De Introduccion A La Administracion

haydeebarragan2 de Febrero de 2012

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Escuela de administración clásica

Las primeras teorías comprensivas de la Administración aparecieron alrededor de 1916. Primero, Henry Fayol, que es reconocido como el fundador de la escuela clásica de la administración, fue el primero en sistematizar el comportamiento gerencial y estableció los 14 principios de la administración en su libro “Administración Industrial y General”:

1. Subordinación de intereses particulares: Por encima de los intereses de los empleados están los intereses de la empresa.

2. Unidad de Mando: En cualquier trabajo un empleado sólo deberá recibir órdenes de un superior.

3. Unidad de Dirección: Un solo jefe y un solo plan para todo grupo de actividades que tengan un solo objetivo. Esta es la condición esencial para lograr la unidad de acción, coordinación de esfuerzos y enfoque. La unidad de mando no puede darse sin la unidad de dirección, pero no se deriva de esta.

4. Centralización: Es la concentración de la autoridad en los altos rangos de la jerarquía.

5. Jerarquía: La cadena de jefes va desde la máxima autoridad a los niveles más inferiores y la raíz de todas las comunicaciones van a parar a la máxima autoridad.

6. División del trabajo: quiere decir que se debe especializar las tareas a desarrollar y al personal en su trabajo.

7. Autoridad y responsabilidad: Es la capacidad de dar órdenes y esperar obediencia de los demás, esto genera más responsabilidades.

8. Disciplina: Esto depende de factores como las ganas de trabajar, la obediencia, la dedicación y un correcto comportamiento.

9. Remuneración personal: Se debe tener una satisfacción justa y garantizada para los empleados.

10. Orden: Todo debe estar debidamente puesto en su lugar y en su sitio, este orden es tanto material como humano.

11. Equidad: Amabilidad y justicia para lograr la lealtad del personal.

12. Estabilidad y duración del personal en un cargo: Hay que darle una estabilidad al personal.

13. Iniciativa: Tiene que ver con la capacidad de visualizar un plan a seguir y poder asegurar el éxito de este.

14. Espíritu de equipo: Hacer que todos trabajen dentro de la empresa con gusto y como si fueran un equipo, hace la fortaleza de una organización.

El número de los principios de administración no es limitado. Toda regla, todo medio

administrativo que fortifica el cuerpo social o facilita su funcionamiento toma lugar entre los

principios, por todo el tiempo, al menos, en que la experiencia lo confirme en esta alta

dignidad. Un cambio en el estado de cosas puede determinar el cambio de las reglas a las

cuales ese estado había dado nacimiento.

A continuación mencionar algunos de los principios de administración que he tenido que

aplicar con más frecuencia:

1 La división del trabajo;

2 La autoridad;

3 La disciplina;

4 La unidad de mando;

5 La unidad de dirección;

6 La subordinación de los intereses particulares al interés general;

7 La remuneración;

8 La centralización;

9 La jerarquía;

10 EI orden;

11 La equidad;

12 La estabilidad del personal;

13 La iniciativa;

14 La unión del personal.

1. DIVISION DEL TRABAJO

La división del trabajo es de orden natural: se observa en el mundo animal, donde a medida

que el ser es más perfecto posee más variedad de órganos encargados de funciones

distintas; se advierte en las sociedades humanas, en que cuanto más completo es el cuerpo

social, tanto mayor y más estrecha es la relación entre la función y el órgano. A medida que

la sociedad crece aparecen nuevos órganos destinados a remplazar al órgano único

primitivamente encargado de todas las funciones. La división del trabajo tiene por finalidad

producir más y mejor con el mismo esfuerzo.

EI obrero que fabrica todos los días la misma pieza y el jefe que trata constantemente los

mismos negocios, adquieren una habilidad, una seguridad y una precisión que acrecen su

rendimiento. Cada cambio de ocupación o de tarea implica un esfuerzo de adaptación que

disminuye la producción.

La división del trabajo permite reducir el número de objetos sobre los cuales deben aplicarse

la atención y el esfuerzo. Se reconoce que es el mejor medio de obtener el máximo provecho

de los individuos y de las colectividades. No se aplica solamente a las tareas técnicas sino a

todos los trabajos, sin excepción, que ponen en movimiento un número más o menos grande

de personas y que exigen de éstas varias clases de capacidad. Tiende, en consecuencia, a

la especialización de las funciones y a la separación de los poderes.

Por más que sus ventajas sean universalmente reconocidas y que no sea factible imaginar la

posibilidad del progreso sin el trabajo especializado de los sabios y de los artistas, la división

del trabajo tiene límites que la experiencia y el sentido de la medida enseñan a no franquear.

2. AUTORIDAD - RESPONSABILIDAD

La autoridad consiste en el derecho de mandar y en el poder de hacerse obedecer.

Se distingue en un jefe la autoridad legal inherente a la función y la autoridad personal

formada de inteligencia, de saber, de experiencia, de valor moral, de aptitud de mando, de

servicios prestados, etc. En un buen jefe la autoridad personal es el complemento

indispensable de la autoridad legal. No se concibe la autoridad sin la responsabilidad, es

decir, sin una sanción -recompensa o penalidad- que acompaña al ejercicio del poder. La

responsabilidad es un corolario de la autoridad, su consecuencia natural, su contrapeso

indispensable. En cualquier lugar donde se ejerza la autoridad, nace una responsabilidad.

La necesidad de sanción, que tiene su fuente en el sentimiento de justicia, es confirmada y

acrecentada por la consideración de que, en beneficio del interés general, es menester

alentar las acciones útiles e impedir las que no tienen este carácter.

La sanción de los actos de la autoridad forma parte de las condiciones esenciales de una

buena administración. En la práctica dicha sanción es generalmente difícil de aplicar, sobre

todo en las grandes empresas: es necesario establecer primero el grado de responsabilidad

y después la cuantía de la sanción. Pues, si es relativamente fácil establecer la

responsabilidad de los actos de un obrero y la escala de sanciones correspondientes, la

tarea es más ardua con respecto a un capataz, y a medida que se asciende en la línea

jerárquica de las empresas, que Ias operaciones son más complejas, que el número de los

agentes que intervienen es mayor, que el resultado final es más lejano, es cada vez más

difícil determinar el grado de influencia del acto de autoridad inicial en el efecto producido y

establecer el grado de responsabilidad del jefe. La medida de esta responsabilidad y su

equivalencia material escapan a todo cálculo.

De ello se infiere que la sanción es una cuestión de uso, convencional, y que el juez, al

establecerla, debe tener en cuenta el acto mismo, las circunstancias que lo rodean y la

repercusión que la sanción puede tener. El juzgamiento exige alto valor moral, imparcialidad

y firmeza.

Si no se cumplen todas estas condiciones, es de temer que el sentimiento de la

responsabilidad desaparezca de la empresa.

La responsabilidad, valientemente ejercida y soportada, es una fuente de respeto, es una

clase de coraje muy apreciada en todas partes. Se tiene una prueba palpable de ello en el

trato de algunos jefes de industria, muy superior al de ciertos funcionarios del Estado de

grado equivalente, pero sin responsabilidades.

Sin embargo, la responsabilidad es generalmente tan temida como la autoridad es codiciada.

El miedo de las responsabilidades paraliza muchas iniciativas y destruye muchas buenas

cualidades.

Un buen jefe debe tener y expandir a su alrededor el coraje de las responsabilidades.

La mejor garantía contra los abusos de autoridad y las debilidades de un gran jefe es el valor

personal y principalmente su alto valor moral. Es sabido que ni la elección ni la propiedad

confieren este valor.

3. DISCIPLINA

La disciplina consiste esencialmente en la obediencia, la asiduidad, la actividad, la presencia

y los signos exteriores de respeto realizados conforme a las convenciones establecidas entre

la empresa y sus agentes.

Estas convenciones fijan las modalidades de la disciplina, ya se trate de pactos libremente

debatidos o aceptados sin discusión previa; que sean escritos o tácitos; que resulten de la

voluntad de las partes, de las leyes o de la costumbre.

La disciplina, resultante de convenciones diversas y variables, se presenta naturalmente con

los aspectos más diferentes: las obligaciones de obediencia, de asiduidad, de actividad y de

presencia difieren, en efecto, de una empresa a otra, de una categoría de agentes a otra en

la misma empresa, de una región a otra y de una época a otra.

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