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Ensayo de pedagogía para mayores


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.653 Palabras (7 Páginas)  •  245 Visitas

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UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO

CAMPUS NORTE

FACULTAD DE EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA

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La vejez como una realidad sociológica que no puede dejarse de lado:

Ensayo sobre la importancia del desarrollo de programas de atención y educación profesionales para las personas mayores en México

PEDAGOGÍA PARA MAYORES

PRESENTA:

DANIELA ALVARADO GARCÍA

7mo. SEMESTRE
00198847

NOMBRE DE LA PROFESORA:

REBECA MOSCATEL LEVY

FECHA DE ENTREGA:

VIERNES, 4 DE NOVIEMBRE DEL 2016

HUIXQUILUCAN, EDO. DE MÉXICO.

Actualmente, vivimos en una época en la cual muchos de nosotros podemos decir sin extrañeza o sorpresa alguna que tenemos abuelos, o incluso hasta bisabuelos o tatarabuelos. Gracias a los avances médicos, científicos y tecnológicos la esperanza de vida global aumenta y aumenta progresivamente, los índices de fertilidad y mortandad bajan significando un contundente fenómeno de envejecimiento de la población. Sin embargo, a pesar de ser un logro como lo expone Nelson García en La educación con personas mayores en una sociedad que envejece (2007), constituye un problema pues la sociedad ni la economía están adaptadas para asumir el cambio que representa y los nuevos problemas de atención sanitaria, económicos, de empleo y educación que plantea. “El envejecimiento demográfico constituye el gran desafío del tercer milenio” (García, 2007), pues de acuerdo las estadísticas que arrojan las Naciones Unidas, se pronostica una explosión demográfica de este colectivo de edad en los próximos 50 años cuadriplicándose y pasando de los 600 millones a casi 2,000 millones. Estamos iniciando la “era del envejecimiento” (age of ageing, en Formosa, 2012) y ningún gobierno occidental a pesar del conocimiento de estas estadísticas está considerando como prioridad estos datos; por ello, deseo expresar en este ensayo la importancia del desarrollo de programas de atención y educación gerontológica, pues de aquí en adelante se expondrá como lo que es… una necesidad social, económica, política y cultural, pero sobre todo un principio ético que debe de regir las políticas internacionales (March y Orté, 2007). Con respecto a este imperativo, la UNESCO organiza en 1997, la V Conferencia Internacional sobre la Educación de Personas Adultas, donde la educación toma un papel fundamental para atender el fenómeno enunciado anteriormente. Dentro lo que se abordó en la presente, figuraba el aprendizaje de las personas mayores, con dos propuestas: a) Asegurar el acceso de las personas mayores a la educación y formación continua, y b) Organizar actividades que ilustren la forma en la que la educación adultos mayores puede reforzar la construcción de las sociedades actuales (ídem). A partir de esta Conferencia se abre la puerta a la concepción de un nuevo, pero ya conocido concepto, el envejecimiento activo a través de la acción educativa. Esta supone ser un gran avance para la Gerontología – que es la ciencia que estudia la vejez y el envejecimiento –, pero un gran reto a su vez por los numerosos estereotipos negativos que circulan alrededor de la vejez en torno a su productividad y posición frente al aprendizaje que interponen una barrera significativa entre lo que se hace y lo que se busca alcanzar, que es la plena inclusión de los adultos mayores en la sociedad. Lyotard (1991, en Lentini, Ruiz y Scipioni, 2008) define a la sociedad posmoderna pues los valores que se promueven giran en torno a lo eternamente joven, potente y productivo, donde las personas mayores difícilmente se ajustan pues se establecen criterios como la capacidad económica, eficacia productiva y el consumo. Además del componente de la tecnología que no se puede dejar de lado, pues repercute considerablemente en este fenómeno por ser tan acelerada y volver obsoletos de manera casi inmediata productos, procesos y conocimientos, que traen consigo nuevas formas de analfabetismo instrumental (Juni y Urbano, 2005; en Lentini, Ruiz y Scipioni, 2008). A causa de prejuicios, como los que comentan Lentini, Ruiz y Scipioni (2008), “los viejos ya vivieron lo que tenían que vivir”, “los viejos ya no pueden aprender”, “los viejos ya no necesitan saber nada más” o “para qué estudiar a estas alturas de la vida” son los que consecuentemente frenan, obstaculizan y ponen en riesgo a la población mayor, desplazándola de la sociedad y limitando su participación. Frente a esta realidad estamos, una realidad exige nuevas respuestas, de una nueva concepción y una nueva mirada que apunte hacia nuevos horizontes: aceptar que el futuro es de los adultos mayores. Así pues, concentrándonos en ese panorama, nuestro objetivo será procurar la calidad de vida, que en el sentido gerontológico, la educación tiene un papel crítico ya que no solo se concentra en proveer de métodos y técnicas que procuren conocimiento y destrezas, sino también para cambiar actitudes y valores, o incluso como señala Cusak (2000, en March y Orté, 2007) para abrir la posibilidad a nuevas oportunidades en la edad tardía que aspiren siempre al desarrollo humano y social. March y Orté (2008) lo argumentan al decir que el aprendizaje tiene un rol muy importante en el envejecimiento productivo en diversos ámbitos: entre otros, la salud, la solución de problemas y el afrontamiento de retos vitales, la implicación y la ayuda a otros, el autoconocimiento, la mejora de las oportunidades y la autonomía. Se trata de promover un envejecimiento activo, pero no uno que los sature de actividades que no quieren ni necesitan, sino un proceso que optimice el bienestar físico, mental y social de las personas mayores; que sea un modo de vida, que perdure toda la vida y procure la productividad y la calidad de vida. Este concepto de educación se alinea con el modelo de educación permanente, que es aquella que pretende educar a lo largo de toda la vida y que es la que se enmarca y ajusta a las demandas y retos sociales actuales, pues busca una sociedad más justa e igualitaria, en donde el principio de igualdad de oportunidades sea una realidad para todos y que apoyen y potencien el aprendizaje en todas las edades y permitan a la gente entrar o salir del mercado laboral en distintas épocas de su vida (García, 2007). Así, debe pensarse en la implementación de programas que estén diseñados pensando en las personas mayores en su totalidad, pues existen factores tanto objetivos como subjetivos que oscilan entre lo que potencializa sus destrezas físicas, intelectuales y emocionales, hasta componentes de satisfacción, autorrealización, percepción de la vida, sentimientos de pérdida, cambios en el rol que juegan en la sociedad, etc. (March y Orté, 2007); así como el desarrollo de programas que promuevan la intergeneracionalidad, competencia que se convertirá en genérica en el mundo actual pues se requiere promover que jóvenes y menos jóvenes, gente mayor y adulta junto con adolescentes y niños vivan solidarios y unidos, con objetivos comunes (García, 2007). Por ello, la educación permanente plantea un triple desafío, según indica Nelson García pues, para las personas mayores implica descubrir nuevas posibilidades de aprendizaje y establecer nuevos vínculos, para la institución, crear un espacio para un sector de la comunidad que no aspira a obtener un título; y para los docentes, ser capaces de enseñar a una población con diversidad de conocimientos previos y al mismo tiempo aprender de sus educandos. Existen diez acciones que marcan la pauta en la Educación para el Envejecimiento, enunciadas por la Dra. Virgina Vigueira (2002, en García 2007) y que me gustaría resumir a continuación, pues concretan lo que se debe hacer para procurar una cultura de envejecimiento que evite o suavice la crisis de transición a la vejez.

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