Eslovenia Verde

Eslovenia mágica

En mayo de 2012 mi padre y yo decidimos visitar Eslovenia, un país muy joven ya que se independizo de la antigua Yugoslavia concretamente tiene apenas 20 años desde que se hizo república.

Fueron aproximadamente 16 horas de viaje para llegar a venencia y ahí tomar un autobús hasta Eslovenia. El cambio de horario nos permitió llegar en la tarde del sábado 26 a Portoróz, el único puerto marítimo del país, por eso decidimos dejar las maletas en el hotel y salir a conocer. Inmediatamente al salir del hotel podías maravillarte con el paisaje que tenia del muelle, las palmeras la arena y el mar Adriático te hacían sentir una paz increíble.

Caminamos bordeando el mar aproximadamente media hora hasta encontrarnos con la entrada de Pirán una ciudad que se conserva como en la época medieval. La pequeña ciudad tiene la particularidad de tener dos idiomas oficiales el Esloveno y el Italiano.

El nombre de Pirán significa fuego ya que en los tiempos romanos se encendía fuego en una especie de faro antiguo para guiar a los navegantes. En lo mas alto de la ciudad se ve la majestuosa iglesia de San Jorge, patrón de la ciudad. La vista ofrecida es como ver una postal, se puede apreciar completa la costa de Eslovenía y apreciar la puesta de sol desde ahí fue un final perfecto par este día.

Al día siguiente siguiendo las recomendaciones de la guía turitica del hotel decidimos ir a Postojna una ciudad que se encuentra al suroeste del país. Ahí nos dirijimos a las renombradas Cuevas de Postojna. El país se caracteriza por ser un centro de investigación para los espeólogos, tiene muchísimas cuevas además de la biblioteca más grande del mundo dedicado a este estudio.

Las cuevas de Postojna son todo un espectáculo, recorriendo apenas 5 kilómetros de veinte pudimos maravillarnos con las estalactitas y estalagmitas ahí formadas, era como ver una ciudad con grandes edificios dentro de la grieta. Este paseo además nos ofreció conocer a lo que en la traducción se conoce como el pez humano, animal que es llamado así no solamente por s color carne y porque sus extremidades son parecidas a las de una persona, sino porque puede vivir entre ochenta y cien años. Completamente ciego puede dejar de alimentarse hasta diez años y este sólo se encuentra aquí.

Al salir caminamos por las tiendas y restaurantes que se encuentran ahí y pudimos darnos cuenta que todo está muy limpio y ordenado, sus arboles y sus lagos nos ofrecían una vista muy verde por doquier, otra vez era como ver una postal en vivo.

Nos montamos en el bus y nos dirigimos a Bled una de las ciudades más emblemáticas de Eslovenia, donde se encuentra el museo de las galletas de jengibre, donde te enseñan la elaboración especial que tienen para ellas y como las decoran.

Al salir de ahí quisimos almorzar en un restaurante típico, donde probamos algunos de los platos típico de esta región y por supuesto el postre, nos percatamos que la manzana verde es uno de sus frutas favoritas. La vista del restaurant era increíble, se podía apreciar los Alpes que tienen frontera con Austria, todas las casas al estilo de una cabaña, las flores de diferentes colores. Una sensación de plenitud te invadía al apreciar esta maravillosa obra de Dios.

Partimos hacía la isita del Catillo de Bled.

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