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Espacio curricular: Geografía Socio Cultural


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2015  •  Exámen  •  2.388 Palabras (10 Páginas)  •  190 Visitas

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Instituto de Culturas Aborígenes

Provincia de Córdoba

Examen Parcial

Espacio curricular: Geografía Socio Cultural

Docente: Santiago Llorens

Autores:   A. Magdalena Bosetti

                   Melisa López  Buzzetti

                   Franco Conni

Fecha de entrega: 22 de Noviembre de 2013

  1. Dice M. Foucault en Espacio, saber y poder: “…desde fines del siglo XVIII se desarrolla una reflexión sobre la arquitectura - y el urbanismo - en función de los objetivos y las técnicas del gobierno de las sociedades… Se interroga sobre lo que debe ser el orden de una sociedad, lo que debe ser la ciudad, teniendo en cuenta las exigencias del mantenimiento del orden… La arquitectura y el urbanismo ocupa allí un lugar importante”  ¿Pueden pensar la Ciudad de Córdoba al momento del Cordobazo en los términos que plantea Foucault?

La cuadriculación del espacio, nos permite desmenuzar la organización de un espacio analítico, definido por las relaciones de poder que se tejen en la sociedad en un determinado momento. Desde esta perspectiva, pretendemos examinar la distribución urbana de la ciudad de Córdoba al momento del Cordobazo.

Podemos observar prima facie, que desde el punto de vista del gobierno autoritario, la ciudad estaba planteada como lo que Foucault (1975) denomina sociedad de normalización que articulaba normas de disciplina y normas de regulación, a fin de formar al ciudadano, al obrero o al estudiante que se ajustara a cierto estereotipo de docilidad y productividad, como sujeto de derecho. Para lograrlo, el poder estatal desarrolló un imbricado mecanismo que combinaba dos tipos de estrategias diferentes pero complementarias: el panoptismo y  disciplinamiento-bloqueo.

Así pues, el estilo panóptico se implementó a partir de distintas regulaciones, como  dispositivo de disciplinante para mejorar el ejercicio del poder, haciéndolo más rápido, más ligero y más eficaz.  La administración estatal se estableció de tal manera, que podían observar sin ser observados: por medio de la medicina controlaban la mortalidad y natalidad; por medio del manejo de los cargos electivos en el gobierno y la proscripción del peronismo controlaban y mantenían excluido el poder obrero; por medio de la vigilancia constante de fuerzas policiales en los punto más conflictivos de la ciudad, controlaban los casos subversivos; por medio de la educación y la instalación de fábricas con régimen estandarizado de tiempo, ritmo y acciones repetitivas, creaban hábitos corporales útiles y dóciles. Se trata de una sociedad de vigilancia, en la que se persigue el adiestramiento de las fuerzas útiles.  En palabras de Foucault (1975) “Es un tipo de implantación de los cuerpos en el espacio, de distribución de individuos unos en relación con los centros y canales de poder, de definición de instrumentos y de su modos de intervención” (Foucault, 1975: p238).

En este sentido, se utilizaban los castigos como método de rectificación de hábitos y conductas: quitas zonales, derogación del sábado ingles, pérdida de autonomía por parte de la Universidad, prescriptas todas como excusas de una reestructuración económica y política. Según el autor se trata de “…una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio de poder lo menos costoso posible, hacer que los efectos de este poder social alcance su máxima intensidad, se extienda lo más lejos posible…” (Foucault, 1975:pg 251)

Por otro lado, la estrategia de disciplina-bloqueo queda de manifiesto en la clasificación y fragmentación de los distintos sectores de la población, para que no tengan contacto entre sí. La distribución espacial es producto de esa fragmentación, pues los polos industriales se establecieron en todos los puntos cardinales a las afuera de la cuidad: en Villa Revol, Ferreyra, Bella Vista, etc., en el centro el sindicato más fuerte de Córdoba, Luz y Fuerza y la Facultad de Derecho, en la Ciudad Universitaria las demás Facultades y los estudiantes de medicina en el Barrio del Clínicas. En este sentido, hay que tener en cuenta que “El acto de poder-saber que objetiva el espacio, actúa como determinante de la distribución espacial del terreno, al mismo tiempo que objetiviza al sujeto” en concordancia con los parámetros de clasificación. (Llorens, 2006: p7)

Ahora bien, al dejar de ser el Estado el impulsor de la clase media como integración social, y al verla como una amenaza, la sociedad se ve confusa y caótica. Dándose la dicotomía de los sectores populares versus los sectores invasores, o sea capitales extranjeros.

Ante esta situación, los trabajadores comenzaron a elucubrar estrategias de resistencia y recurren  a la imagen del regreso de Perón como  instrumento aglutinante. Ante los castigos implementados por el gobierno, aparece la confrontación como medio de reacción. Desde ese momento, el deber ser, dejo de ser el del buen ciudadano, ahora era luchar por la patria para liberarla de los invasores que ocupaban el territorio nacional. Para ello, era menester crear un imaginario colectivo que los definiera y que dirigiera sus conductas: el refuerzo del Peronismo se convirtió en ese elemento. Así la difusión clandestina de sus valores, los actos de memoria, la enarbolación de símbolos como Perón y Eva Duarte, etc. permitieron construir subjetividades a través de prácticas discursivas.

Al mismo tiempo, se comienzan a desarrollar tácticas para hacer visible, lo invisibilizado: la colocación de bombas en lugares estratégicos, la introducción de trabajadores a cargos electivos, la realización de asambleas sindicales, la participación estudiantil, la aparición del movimiento sacerdotal del tercer mundo que inculcaba a los sectores populares la búsqueda del nacionalismo, la lucha por la patria, contra el imperialismo. En definitiva se buscaba que los sectores populares persiguieran la injusticia, moldearan su conducta hacia la confrontación y despreciaran al imperialismo.

Sin lugar a dudas, en aquellos años, Córdoba constituía el polo industrial más fuerte por la cantidad de industrias instaladas, la cantidad de estudiantes universitarios y por la autonomía de la CGT de Córdoba. Por tal razón, el 29 de mayo trajo como corolario un paro activo. Las fuerzas policiales, que en un primer momento mantuvieron el control sobre los manifestantes, se vieron superados, transformándose en los controlados, a punto tal de quedarse en su central. La ciudad había sido tomada por la comunidad, quienes aprovechando sus conocimientos sobre sus barrios, para moverse con soltura  logrando hacerse con el poder. Eses poder forjado a base de descontento, nosotros/ellos volcó su ira en la destrucción de edificios representativos de sus adversarios como Xenox y la concesionaria de Citroën, entre otros. La ciudad se vio acéfala de conducción, no había normas, ni ley, al menos ese día.

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