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FUNDAMENTOS Y OBJETIVOS

melitzace25 de Junio de 2013

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Enfoques De La Orientación

Enfoques de la Orientación

Antes de mencionar fundamentos específicos de la orientación educativa, es conveniente abordar primeramente los enfoques de la orientación como rama psicológica.

A pesar de que se acepta, en general, que la orientación es conveniente y que debe ofrecerse cada vez en mayor grado, hay cierto desacuerdo acerca del significado de la palabra orientación. Como esta misma palabra forma parte de nuestro lenguaje común, y no es un término acuñado por practicantes profesionales de una determinada especialidad, cada quien se siente en libertad de emplearlo según su criterio; y todo esto, seguramente, sin percatarse de que la persona a la quien se está hablando quizá atribuya a la palabra otro significado muy distinto.

Entre los orientadores profesionales, pueden distinguirse dos interpretaciones, las más importantes de la función esencial de la orientación, que se derivan de dos líneas principales de desarrollo histórico que convergen en la profesión a la que nos referimos. De acuerdo con la primera interpretación, el objetivo fundamental de la orientación es facilitar las elecciones y decisiones prudentes; de acuerdo con la segunda, el propósito primordial es promover la adaptación o la salud mental. Se reconoce que el orientador responsable ve la necesidad de atender a los dos campos; pero que el objetivo que considere ser de mayor importancia marcará diferencia en la manera de desempeñar su papel.

Enfoques de la Orientación Educativa

La Orientación desde el enfoque de la pedagogía tradicional, propondría a sus beneficiarios (alumnos) aprendizajes que favorezcan la consolidación de una cultura general homogénea, con los correspondientes valores universales que la acompañan, con el fin de facilitar la adecuada adaptación de la persona al medio ambiente social en el que está inmersa. El orientador asume un rol muy activo y se atribuye (unidireccionalmente) la responsabilidad del proceso del aprendizaje. Se propone dirigir, de forma coherente y organizada, las diferentes etapas de desarrollo evolutivo por las que el sujeto transita y cuya programación parte, exclusivamente, de él mismo. Se vale de la clase magistral, de la transmisión de información, como estrategia metodológica básica, donde el orientado es un receptor (en apariencia pasiva) del proceso orientador. Los objetivos y contenidos (en tanto que homogéneos) deben ser logrados y asimilados por todos los participante, independientemente de sus diferencias individuales, en cuanto a necesidades y características personales. En fin, la evaluación del programa se hace en función del logro de los objetivos previamente establecidos.

La Orientación vista a través del enfoque de la Escuela Nueva debe estructurar sus programas de intervención centrándose en el desarrollo del potencial humano, más que plantearse el corregir las desviaciones, y tomará los diferentes episodios de la vida cotidiana del sujeto como insumo básico de la interacción orientadora. Se piensa que el cambio y el aprendizaje significativo ocurren mediante la actividad creadora y constructiva del que aprende y no de la transmisión de información elegida y seleccionada por el orientador. Por lo tanto, los contenidos y la intervención se centrarán en lo afectivo y partirá de las experiencias de las personas que participan en el proceso y buscará las soluciones y alcance de las metas a través de la acción cooperativa y comprometida de todos. Esto significa darle mayor importancia a la intervención grupal que a la individual. La intención de los programas ha de ser la de contribuir con el desarrollo de las potencialidades naturales del orientado, en un clima de cooperación, aceptación, cordialidad y empatía. Así, la evaluación es de largo alcance, luego de intensos programas de intervención.

La Orientación desde el enfoque de la pedagogía antiautoritaria, estructurará la relación de ayuda alrededor de las necesidades del sujeto, facilitando en todo momento un clima de libertad, donde él pueda compartir sin coacción las cuestiones que considere relevantes y significativas, estimulando siempre la clarificación y toma de sus posiciones, sobre la base de la correspondiente auto-evaluación. El Orientador no es sino un facilitador de aprendizajes y podrá compartir sus vivencias personales en la relación de ayuda. En otras palabras: los objetivos y los contenidos de la intervención son elaborados por los sujetos y el orientador sólo lo estimulará para que se plantee sus propias alternativas y tome sus decisiones en función de lo que le resulte más significativo. La evaluación de la intervención se realiza sobre la base de la satisfacción o no del sujeto con su propio proceso personal.

La Orientación, vista a través del enfoque de la pedagogía socio–política, asume la crítica a la escuela y, por lo tanto, deberá develar y proponer una toma de conciencia sobre el conjunto de situaciones que atentan contra la prosecución escolar. Debe pues identificar, como tarea primordial, los factores sociales, institucionales, familiares y personales que obstaculizan el éxito escolar así como la permanencia en el sistema escolar. Mediante los programas de intervención, el orientador tenderá a favorecer el desarrollo de actitudes, habilidades y acciones que faciliten la participación consciente y crítica para promover el cambio no sólo personal sino también colectivo. Según Vital y Casado (ibid), el orientador que sustente este enfoque asumirá más bien un rol de investigador y sobre la base de sus hallazgos podrá realizar la función consultora-asesora de los adultos significantes (docentes, padres y representantes, personal directivo...)

Principios de Actuación del Orientador.

Los principios son elementos relativamente sencillos cuyas indicaciones permiten deducir la forma de actuar en situaciones concretas. Como ya se ha dicho, la Orientación en el sistema escolar atiende al individuo en tanto es alumno o estudiante. Miller (1971, c. p. Santana, ibid.) apunta siete amplios principios de actuación, reguladores de la acción orientadora desde un marco contextual estimulador del desarrollo y aprendizaje del alumno.

a) La Orientación es para todos los alumnos. Aboga en pro de la obligatoriedad de abarcar a la totalidad de los alumnos, siendo, por ello, coherente con los principios de educación democrática, evitando que el programa de orientación se centre en la atención, de forma exclusiva, del colectivo de alumnos susceptibles de ser considerados con problemas (de carácter disciplinario, con retraso escolar, aquellos demandantes de ayuda, quienes están a punto de abandonar el sistema educativo...). Se educa a personas concretas, con características particulares, individuales, no a abstracciones o a colectivos genéricos.

b) La Orientación es para los alumnos de todas las edades. Este es el principio de continuidad de la atención y ayuda que se proporciona a todos los miembros que conforman la comunidad educativa del plantel. Está sustentado en uno de los fundamentos de la Psicología del Desarrollo, que sostiene que el aprendizaje de comportamientos, actitudes, valores, conocimiento de sí mismo, tienen lugar desde la primera infancia, y en la firme convicción de que el Hombre es un sujeto que realiza aprendizajes en forma permanente. Miller apunta que la naturaleza de la orientación ha de ser evolutiva, preventiva y continua, frente a un modelo de orientación centrado en el problema, de índole terapéutica y esporádica.

c) La Orientación debe aplicarse a todos los aspectos del desarrollo del alumno. Este es el principio de integralidad de la acción orientadora. Significa que se asume al sujeto como una persona total, sin parcelamientos y fragmentaciones de ninguna especie. Independientemente de que se focalice la atención a la persona en alguna área específica (personal-social, educativa, vocacional-profesional, familiar, sexual), el abordaje puntual de la situación de intervención, desencadena un efecto totalizador en el sujeto que recibe el beneficio del servicio orientador.

La Orientación Como Asesoramiento Y Consulta.

Los funcionarios de Orientación del ME asumieron el Modelo denominado de "Asesoramiento y Consulta", derivado del enfoque humanista, en el cual el orientador trabaja fundamentalmente con las "figuras significantes" para el alumno, es decir: docentes, personal directivo, padres y representantes. Se justifica la labor que como personal docente y profesional de ayuda desempeña el orientador en el contexto de organizaciones educacionales en Venezuela. Al respecto, se concibe a la Orientación como una práctica social que da respuestas a situaciones propias del desarrollo evolutivo normal de niños(as) y adolescentes, proporciona formación a los actores claves que conforman las escuelas y liceos, a la vez que contribuye con el cambio organizacional de los planteles. Es decir, se dirige tanto a los educandos (personas en formación, con o sin problemas) como a los agentes socializadores o agentes significantes. Esta práctica social se vincula e integra al currículo escolar así como a los diferentes componentes que lo conforman, incluyendo todo lo relacionado con la cultura y el clima organizacional.

El modelo de asesoramiento y consulta sigue vigente en los documentos oficiales y hasta finales de los años ochenta ellos constituían líneas de acción nacional, porque el proceso de descentralización apenas empezaba a escollar. Una vez comenzada la descentralización, la Orientación se debilita en el ámbito de las instancias centrales, lo cual se refleja en la incertidumbre de los orientadores.

Antes de 1998, la descentralización iniciaba un proceso que llevaría, a largo

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