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Familias y Jardines: construyendo vínculos; inédito;


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2016  •  Apuntes  •  2.858 Palabras (12 Páginas)  •  390 Visitas

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Labarta, L. (2014); Familias y Jardines: construyendo vínculos; inédito; MEN

Las familias y las instituciones de Nivel Inicial comparten la educación de los niños1 en el período donde se sientan las bases de la subjetividad y se inician las trayectorias escolares. Comunidad, familia y jardín son los “universos” más relevantes de la vida durante los años de infancia. Son los referentes que les permiten integrarse en la sociedad y descubrir un mundo de conocimientos. Cada niño es, a la vez, miembro de una familia que tiene una conformación única en su estructura y en los vínculos que va constituyendo, anclada en una historia cultural social particular y, al mismo tiempo, forma parte de un grupo escolar que también tiene su propia organización establecida en una matriz de complejas estructuras más amplias.

Así, los niños pequeños van constituyendo sus subjetividades al participar de distintas instituciones; algunas de ellas corresponden al ámbito doméstico, como la familia, y otras, al ámbito público, como la escuela, ya sea esta un jardín de infantes, una escuela infantil o un jardín maternal. Se van socializando simultáneamente en los dos ámbitos. Estos primeros espacios de lo público se transforman, para esos niños y esas familias, en un espacio de lo común, en un entramado de interacciones que deviene en constantes encuentros y desencuentros con lo otro, con lo diferente: las diferentes crianzas, los modos de cada familia, de las culturas, de las propias lógicas de los lenguajes afectivos, corporales, simbólicos, expresivos, etc. En este sentido, se habla de familias y no de la familia; las nuevas y variadas configuraciones familiares se van construyendo no sólo en la diversidad sino también en las desiguales condiciones materiales y simbólicas de vida.

Al pensar en las instituciones escolares: jardines de infantes, maternales, escuelas infantiles, etc., es necesario reconocer que también se han ido transformando. La tarea de enseñar se resignifica, se amplía el mundo cultural de los niños, se ofrecen nuevas oportunidades de conocimiento revalorizando cada contexto particular. La comunicación y el vínculo entre familias y escuelas están atravesados en su interior por relaciones de poder, de clase, de género, étnicas y generacionales. También reciben la influencia de procesos sociales, políticos y culturales. Es que así como las familias son un producto histórico, también lo son los jardines, y a ambos los convoca la educación de la primera infancia.

Hoy se reconoce cada vez con más potencia que los niños aprenden también fuera de las instituciones, aprenden sin necesidad de la organización escolar que establece separación por edades, normativa, relaciones asimétricas; los niños aprenden en un contexto social y cultural que les ofrece experiencias de vida que los constituyen como sujetos. Pero más allá de los cambios, de los procesos de transformación que se han dado en el interior de las familias e instituciones escolares, ambas coinciden en la misión educativa de promover el desarrollo integral de los niños y asumen la función social, política y cultural de cuidar y proteger, de educar a la joven generación transmitiendo y produciendo cultura

la crisis de autoridad que hoy vive en particular la escuela, pone en cuestión los principios sobre los cuales esta alianza se construyó en los albores del período fundacional del sistema educativo estatal. Uno de los motivos de esta crisis tiene que ver con el hecho de que la escuela se enfrente hoy al desafío de adaptarse a una relación más simétrica y ya no tan desigual, entre ella y la familia, como lo fue tradicionalmente. Hoy las familias, en este nuevo contexto, manifiestan una cantidad de demandas y exigencias que la escuela debe poder absorber, adaptándose a las nuevas dinámicas sociales en relación con la concepción de crianza y educación que las familias sostienen.

Construyendo vínculos

El vínculo de las familias con las instituciones educativas a las que cotidianamente concurren sus hijos es un proceso de construcción complejo, que se inicia en el momento en que se decide la inscripción y se va desarrollando durante toda la trayectoria escolar de los niños hasta el momento de su egreso. Muchas veces los modos de funcionamiento familiar dificultan el acercamiento cotidiano de las familias a la institución, por este motivo es necesario pensar en torno de las formas que se utilizan en la comunicación para favorecer la creación de un vínculo positivo, que redunde en beneficio de los niños que concurren al jardín. Se considera que la comunicación con las familias es una variable de la cultura institucional que condiciona las relaciones interpersonales no sólo entre los adultos, sino que repercute en el proceso de educación de los niños. Cuando conversamos con un docente o con un director de un Jardín de Infantes, se pone de manifiesto el compromiso y el entusiasmo que, aún en los casos de docentes más experimentados, sigue provocando el encuentro cotidiano con los niños y con la tarea de enseñar. Sin embargo, a la hora de pensar hoy cuáles son aquellos aspectos que los inquietan o les provocan preocupación, surgen como respuesta en casi todos los casos las características actuales de la “familia” de los niños y su vinculación con el jardín como institución educativa.

El vínculo, sea más próximo o más alejado, está dado por los procesos de educación de los niños que cada una, familia y escuela, lleva adelante, en ámbitos distintos, con intenciones y modos también distintos.

La diversidad de constelaciones familiares que se presentan cotidianamente y la organización, que difiere la mayoría de las veces de los modelos tradicionales y de los modelos que los docentes han internalizado, los interpela en el momento de encuentro entre familias-jardín.

El fortalecimiento de los lazos entre familia y escuela facilita la posibilidad de acompañamiento de los niños y propicia espacios de encuentros genuinos, con la presencia de adultos responsables que sostengan las trayectorias escolares. Comienza, de esta manera, un tipo de relación entre la institución escolar y la familia que apunta a especificar funciones, y establecer pautas y reglas. La Educación Inicial le presenta a la familia un proyecto de escolaridad que implica construir significados compartidos y generar estrategias que promuevan la educación de los niños en tanto derecho y obligación colectivos. Esto supone considerar algunos criterios que no pueden estar ausentes, tales como el respeto, el reconocimiento y la confianza mutua.

Muchas familias esperan que la escuela los reemplace consolidando en sus hijos actitudes y comportamientos socialmente adecuados, a la vez que les enseñe lo pertinente, los contenga en sus problemas y los “prepare para la vida”. La escuela, sobreexigida, reclama a los padres que les envíen chicos suficientemente “socializados”, con normas básicas incorporadas respecto de cómo resolver diferencias, aceptar las responsabilidades y los límites, respetar a los otros, etc. Y esas expectativas recíprocas, a más de desmesuradas, suelen ser planteadas más en un clima hostil de ataque y defensa que en uno de comprensión mutua y propuesta de colaboración. Clima este último que muy bien podría comenzar a desarrollarse a partir del reconocimiento mutuo, en cuanto a lo difícil de la tarea de cada uno y la necesidad de complementarse y ayudarse, superando la también esperable competencia surgida de la evaluación de cada institución sobre la tarea de la otra.

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