GENTE DE BIEN" CONTRASTE DE "EL PLACER DE SER…

“GENTE DE BIEN” CONTRASTE DE “EL PLACER DE SER…”

MTRO. VICTOR ALONSO MENDOZA

licartis@hotmail.com

Interactuar dentro de las instituciones conlleva necesariamente una relación con otros sujetos con los que se converge en tiempo-espacio y que regula determinadas formas de conducta.

Para favorecer que sean gente de bien, es menester que desde niño acumule el mayor numero de experiencias en las que día con día se enfrente a situaciones que le demanden la experiencia de su interés, desinterés, enojo, satisfacción, curiosidad, trabajo, placer, alegría, tristeza, etc., en la interacción con el medio ya sea familiar, escolar, cultural, político, es decir, con su contexto natural y social.

Ya se ha visto que la familia es el primer núcleo social en el que se acatan las primeras disposiciones disciplinares para ser continuadas en el ámbito escolar que acompañan al sujeto, regulando la conducta por una buena parte de su vida.

En estos espacios, la búsqueda del placer se constituye como el motor que impulsa las acciones que produzcan experiencias emocionales, físicas, intelectuales, psíquicas. De diversas formas se busca que las actividades generen un estado de estabilidad estructural tanto para el sujeto como para el otro.

Cuando se combina un estado de placer en ambas partes (niño-adulto, adulto-niño, niño-niño, adulto-adulto) se forma una coordinación de fines y se entrelazan con los afanes, es decir, cuando al sujeto se le solicita que realice alguna actividad en especifico ya sea en la escuela, familia, trabajo, y éste la realiza con disposición se cumple el fin de la acción concretando una correlación en los intereses tanto para el que la cumple como para el que la evalúa, formando un acto de placer.

Al sujeto desde su etapa infantil se le demandan actividades en las que la obediencia va dando cuenta de la regulación de su conducta, aunque en algunas de ellas no sea el placer el motor que impulse a cumplir con una orden, sino el temor a ser señalado como desobediente, a diferencia de ser considerado como “buen niño” por cumplir con una disposición, lo que la causa mayor placer.

Freud (1930) identifica que “en nuestra vida psíquica normal, la descarga del placer oscila entre la facilitación y la coartación y paralelamente disminuye o aumenta la receptividad para el displacer”. Lo que se puede interpretar que no obstante en ocasiones no todas las actividades que se realizan conllevan una carga de placer y se realizan otras con desagrado, pero que a pesar de ello se llegan a cumplir. Una de ellas es la llegada a la escuela, que implica al niño desprenderse del ámbito familiar en el que el yo se encuentra dentro de ese espacio, en un estado de placer y protección al que Freud simboliza como el vientre materno.

Para el niño el llegar a otro ámbito diferente al familiar (como el escolar) representa un desajuste en la estructura emocional y que requiere de una nueva reorganización de estructuras emocionales, afectivas de mayor complejidad, con las que paulatinamente se va identificando.

En la escuela, estas identificaciones acompañan y se transforman en nuevas relaciones de placer y displacer con otros sujetos compañeros de grupo (que oscilan entre la misma edad) y profesores. De esta forman se pretende que las actividades que realizan de forma cotidiana se conviertan en realidades de adaptación del ser individual con el

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