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LA UNIVERSIDAD COMO PROMOTORA DE VALORES


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2012  •  3.032 Palabras (13 Páginas)  •  475 Visitas

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LA UNIVERSIDAD COMO PROMOTORA DE VALORES.

Las transformaciones que se han venido dando en los últimos tiempos en ámbitos como el económico, científico y tecnológico hacen que el hombre vuelva su mirada a lo que Frondizi denomina los problemas fundamentales del hombre , los cuales se refieren a sus preocupaciones sobre el significado de la vida, el destino y las acciones que nos llevarán al mejoramiento de la condición humana y la construcción del mejor mundo posible.

Aunado a esto, los tiempos globalizados y los múltiples avances que los acompañan, han tenido un impacto importante en la vida social del hombre. Nunca tuvo el ser humano unas posibilidades de comunicación tan asombrosas como las que ahora posee. En los albores del tercer milenio, traspasamos el siglo de las comunicaciones y vivimos el siglo de la cibernética. La prensa, la radio, la televisión y ahora el internet han acercado extraordinariamente a los hombres, han trascendido las barreras del tiempo y del espacio y se ha creado una comunicación informacional global e interdependiente que contiene elementos distintos al pasado, pero que más allá de su novedad, constituyen las realidades sobre las que tendremos que actuar en el presente y hacia el futuro.

Los chips, computadoras, telecomunicaciones ubicuas y móviles, ingeniería genética, mercados financieros globales, integrados electrónicamente que operan en tiempo real, han ejercido una notable repercusión psicológica sobre la humanidad y van ensanchando — de modo imprevisto y nuevo — la dimensión comunicativa del hombre. Sin embargo, una de las grandes paradojas de nuestra época es que a este aumento espectacular de relaciones humanas no ha correspondido un avance equivalente de comunicación interpersonal y comprensión mutua . Nunca, el hombre ha estado tan cerca y nunca se ha sentido tan solo y tan deshumanizados, priorizando lo material sobre lo espiritual.

Ante esta materialización de nuestros tiempos, que privilegia lo económico y lo material sobre lo valoral y espiritual , la educación en valores constituye la alternativa para atender y resolver los problemas trascendentales del hombre, que contemplan la felicidad como lo más importante para el ser humano.

Si bien esta situación se presenta generalizada en todos los niveles poblacionales, es en las y los jóvenes donde reviste mayor importancia ya que es el sector poblacional que tendrá mayor amplitud numérica durante los próximos quince años . Al mismo tiempo tenemos que decir, que las y los jóvenes serán los educadores de las generaciones futuras y que son los que protagonizarán los cambios en los ámbitos culturales y axiológicos que exige la actual sociedad del conocimiento.

En nuestro país de manera general existe una juventud que es heredera de valores como la independencia, la solidaridad, el culto a nuestros héroes, el respeto a las familias y los mayores. Sin embargo, en una parte de esa juventud pueden observarse síntomas evidentes de crisis de valores. Entre los síntomas están los siguientes: inseguridad acerca de cual es el mejor sistema de valores, que cosas considerar valiosas y cuáles antivaliosas, sentimiento de pérdida de validez de lo que hasta ahora era valioso y por tanto atribución de valor a lo que hasta entonces era antivalioso, cambios en el sistema jerárquico, otorgándole mayor prioridad a valores que se encontraban en los niveles más bajos de la escala valoral.

Con esto, la nueva lógica de necesidades de los jóvenes se sustenta en la transformación de expectativas y valores, que son el resultado de los nuevos esquemas familiares y los procesos de globalización, así como a los crecientes índices de violencia, desigualdad de acceso a la educación, al empleo y a los espacios vitales y recreativos. Estas situaciones dan como resultado que exista un replanteamiento o reacomodo de los valores que sustentan los jóvenes, de esto puede comprenderse que la educación está intrínsecamente relacionada con los modos de elegir valores. En esta elección, la escuela juega un papel muy importante, al ser un espacio en el que los jóvenes desarrollan valoraciones que se manifiestan en su constitución como personas humanas y en sus conductas, comportamientos en sociedad, sus actitudes y acciones personales, donde el ser humano adquiere y desarrolla su potencial valorativo, es un lugar de socialización, es un lugar propicio para su enseñanza, reflexión, análisis y difusión de los valores.

De esta manera, el campo educativo se encuentra en momentos de gran responsabilidad formativa de los jóvenes. Una de las funciones prioritarias de la educación es la transmisión de la cultura. A través de ella se preservan y mantienen los valores y las creencias de la sociedad. Ello proporciona una base conceptual y axiológica compartida que se traduce en cohesión, homogeneidad e identidad. La universidad por ser un centro de instrucción superior donde se encuentran todas las corrientes de cultura, donde hay unidad pero al mismo tiempo hay diversidad en las informaciones que ahí se presentan, participando de forma cotidiana en la formación moral y académica de miles de jóvenes, es un elemento importante en la promoción y difusión y recreación de los valores más importantes para la sociedad.

En este contexto universitario, cuestionarse el sentido y el significado que tiene la formación del siglo XXI es también preguntarse cómo queremos que sea el mundo en este siglo nuevo. Es en este sentido en el que tenemos que hablar de formación global e integral: global porque el alumno debe conocer todo su entorno; la especialización en su parcela de conocimiento no basta con ser un buen profesional, sino que se requieren unas nociones elaboradas de los medios, los fines, las consecuencias y el contexto en el que se aplicará su conocimiento específico; e integral porque debe desarrollar todas las potencialidades humanas, es decir, no sólo el conocimiento lógico-matemático, sino también las habilidades, las capacidades, los sentimientos y los valores.

EDUCACIÓN EN VALORES.

La expresión “educación en valores” está de moda. Y no sólo la expresión. A lo largo de los últimos años hemos presenciado una verdadera avalancha de publicaciones y de planes de acción en los distintos niveles del sistema educativo, que se encaminan a atender el problema (por décadas descuidado) de la educación ética, por la vía de la denominada “educación en valores”. Esta avalancha ha venido precedida, en muchos casos, por intenciones fuera de toda duda, pero, más allá de las buenas intenciones, ha habido una alta dosis de improvisación teórica y práctica. Especialmente, ha faltado

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