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La Convivencia Escolar

largdv14 de Julio de 2012

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INTRODUCCIÓN

Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportamos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Al nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres, educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar, vivir.

El saber educar, es una tarea indispensable para la vida y a la vez un poco complicada, sin embargo el educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a algunas conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse bien en el ambiente en que se encuentren. La implementación de valores sencillos como la amistad o la honestidad, (uno de tantos que hay) son indispensables para el buen desarrollo de la personalidad del niño o niña.

Es por ello que, un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así con todo. Sin embargo, es preciso señalar que los niños aprenden con el ejemplo que dan sus padres en su forma de relacionarse con los demás, de pedir las cosas, de compartir la mesa, asiento, de cooperar, de ayudar a los demás, de defender, de reclamar, de tolerar y aceptar. Si los padres no tienen paciencia con su hijo, ¿qué creen que el niño va a aprender? La responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de los valores a sus hijos es crucial.

Resulta evidente que, a través de la educación, debemos ayudar a los niños y niñas a crecer como personas libres, con capacidad crítica, exigiéndole mejor que cada quien puede aportar de sí mismo a la sociedad, ayudando a formar su carácter y a que aprendan a conducirse razonablemente a través de la interiorización de roles, valores morales y sociales. Es por esto que el presente trabajo pretende aportar un punto de vista referente al tema de la convivencia del niño y la niña de 0 a 6 años de edad respecto a sus hábitos y valores.

La Convivencia Escolar y sus Características

Lanni (2005: 22), manifiesta que la convivencia escolar, alude, fundamentalmente, a uno de los temas básicos de la pedagogía: el aprendizaje, es decir, "el proceso por el cual un sujeto adquiere o desarrolla una nueva conciencia y conocimiento, que le proporcionan nuevos significados. Para que el aprendizaje sea posible, los intercambios entre todos los actores de la institución (alumnos, docentes y padres) que comparten la actividad en la escuela y que conforman esa red de vínculos interpersonales que se denomina convivencia, deben construirse cotidianamente, mantenerse y renovarse cada día, según determinados valores, además, estos valores y buenos hábitos se le deben inculcar al niño desde que nace, pues ellos van comprendiendo las cosas poco a poco y así se consolidan los hábitos aprendidos. Por otra parte, cuando en una institución escolar se privilegian los valores como el respeto mutuo, el diálogo, la participación, recién entonces se genera el clima adecuado para posibilitar el aprendizaje, es por eso que puede afirmarse que de la convivencia se aprende.

Es decir, la convivencia humana, docente-infante-familia contribuye a promocionar interacciones comunitarias contractivas en el contexto social-cultural. La familia es un factor importante en la formación del infante, ya que fuera de la escuela permanece su influencia y responsabilidad, es el agente social que genera comportamientos que estarán presentes en la vida escolar del infante y condicionan su integración social.

Cada una de estos valores son importantes en este proceso, ya que el respeto mutuo, es el punto de encuentro positivo entre el individuo y la sociedad, donde se hace posible la convivencia en la diversidad, considerando que respetar a los otros significa aceptar la discrepancia en las opiniones, en los planteamientos y en la forma de vida. En la escuela, a través del dialogo, los estudiantes, pueden expresar libremente las ideas y los docentes pueden aclarar las mismas o aportar nuevas, es decir por medio del dialogo puede existir un entendimiento entre todos los actores que hacen vida diaria en la institución educativa, existiendo así un mayor entendimiento entre todos; la participación, tiene múltiples facetas: se puede y se debe participar en la gestión de la escuela, en el desarrollo de sus normas, en la selección de contenidos, en el establecimiento de la metodología, en el proceso de evaluación... La participación en las escuelas requiere tiempo, nuevas actitudes y transformación de las estructuras.

Además, se hace evidente que los valores, se deben formar en el núcleo familiar, pues es allí donde el niño o niña permanece más tiempo en sus primeros años de vida. Y es entonces donde comienza el rol de los padres, pues en la etapa de 0 a 3 años es cuando los niños están absorbiendo más información de su alrededor, ya que están en la etapa de imitar. Es por ello, que es de suma importancia la convivencia con los niños en esa edad.

Sistema de Convivencia

Si se parte de que vivir en convivencia es vivir en valores aceptados, compartidos, y puestos en práctica, para el obtención de objetivos comunes, sería pertinente la afirmación de Ferdinand de Saussure, cuando expresa que "Un sistema de convivencia "son elementos indispensables en todas las sociedades humanas para que éstas alcancen las metas que se han propuesto." (2003: 44).

Parte de lo expresado es resaltado por Serrano (2005: 22), quien manifiesta que la posibilidad de ir construyendo una sociedad cada vez mejor se vincula fuertemente con lo que se puede adquirir dentro del ámbito escolar. La solidaridad, la cooperación, el dialogo, la responsabilidad individual y social y la defensa de los derechos humanos, constituyen compromisos que los alumnos deben asumir con el resto de los miembros de la comunidad.

Plantea el autor que para ello se los debe vivir desde la práctica cotidiana y comprometerse con los valores propuestos, teniendo en cuenta que los conceptos de autoridad y libertad no se oponen sino se integran a través de límites claros, conocidos y razonables. Para producir un orden que regule la convivencia es necesario que se interese en coincidir en esos valores, tanto la escuela como la familia, porque se comparte la educación de quienes tendrán en sus manos la continuidad de esta sociedad.

En función de lo expuesto se puede afirmar que el de Sistema Convivencia, se fundamenta en la adquisición y desarrollo de valores, intentando desarrollar la autonomía de los alumnos y al ser los estudiantes parte de la comunidad educativa deben participar en su diseño y comprometerse a cumplir con las obligaciones que respondan al desarrollo armónico de las actividades de la Institución, pero como el respeto a los valores y a los principios que rigen la institución, no siempre se mantiene en la práctica, se necesitan normas y sanciones para recordar que existen límites a la conducta cuando se falta al compromiso que se ha asumido entre todos y/o cuando se pone en peligro la armonía en las relaciones de un grupo social.

Valores a Desarrollar en la Instauración de un Sistema de Convivencia Escolar

Martínez (2005) planteo que la educación y, en consecuencia, la educación en valores es una responsabilidad de la familia, de la escuela y de la sociedad en su conjunto. Hoy resultaría difícil e inoperante cargar la responsabilidad a una de dichas instituciones en exclusiva, sea la familia o la escuela. Incluso el trabajo colaborativo de ambas resultaría muy difícil si la sociedad en su conjunto (debido a la gran influencia que ejerce la televisión, Internet, entre otros) no colabora en dicha tarea.

Nadie pone en duda que los padres y las madres son los primeros y principales responsables directos de la educación de sus hijos y, por tanto, de transmitirles una educación en valores, sin embargo, la realidad social permite inferir que esto no se ésta cumpliendo y es así como se escucha desde distintos ámbitos, quejas sobre la falta de valores de las nuevas generaciones, sobre la impotencia de muchas familias para abordar una educación en valores, y sobre la dejadez o pasividad que muestran otras tantas familias al ceder esta responsabilidad a otras instituciones.

Igualmente la escuela tiene una gran responsabilidad en la enseñanza de los valores, en la medida que debe ser promotora de una ciudadanía activa y de la cohesión social, en función de lo cual se promueve la escuela en valores, y la educación para la paz, igualmente el ejercicio de los principios democráticos en función del desarrollo de una ciudadanía activa. Sin embargo, la escuela como institución no responde en la actualidad a este compromiso de articular, en su práctica diaria, la educación en valores, como parte fundamental de una educación integral. En la mayoría de las ocasiones, esto depende más del voluntarismo de determinados profesores, que de un proyecto asumido y desarrollado por la comunidad educativa.

La educación en valores, como sostiene Martínez, transciende el medio más inmediato, el de la formación, el del espacio de interacción entre iguales y el de la convivencia familiar, y se sitúa en el espacio de la construcción de la ciudadanía activa.

Educar en valores hoy supone desarrollar una capacidad crítica para ejercer la libertad, el respeto y la solidaridad en el contexto de una sociedad diversa e intercultural. Educar en valores es, también, formar personas con autonomía, responsables y capaces de tomar sus propias decisiones, capaces también de identificarse con el ideario de una institución, como es la escuela. Pero, junto a todos

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