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La Inmigracion Haitiana

joseluis332819 de Noviembre de 2013

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INDICE

Introducción: 3

Desarrollo 5

Haití 5

Como nos beneficia esta migración. 8

Cuadro mensual de deportación para los 4 primeros meses del año 2013: 9

Leyes ante la migración y el estado dominicano 11

Porcentaje poblacional de haitianos en R.D. 11

Provincias con mayor número de haitiano 12

Migración haitiana en cifras 13

La mano de obra haitiana sostiene el campo 14

Conclusión. 15

Bibliografía 16

Introducción:

La Migración haitiana en nuestro país es una expresión cargada de contenidos referentes a uno de los problemas más urgentes que tiene la nación, por eso es siempre tema de actualidad. El flujo ilegal migratorio camina motorizado desde Haití, desde la República Dominicana, y desde algunos países que tienen deudas históricas, con Haití. A pesar de esto, no se avizora una solución institucional a la luz de los intereses de nuestro país.

A pesar del concierto de complicidades, y a fuerza de dejar hacer y dejar pasar, es indeterminada la cantidad de haitianos en el territorio dominicano participando casi en las mismas actividades en que se desempeñan las nacionales, principalmente en el sector informal de la economía, y es evidente la competencia para quien quiera certificarla.

La mayoría de estas personas están ilegalmente en el país, o tienen documentación falsa, pero operan con tanta libertad, que su ilegalidad, no parece preocuparle. Todo ocurre al amparo de la ausencia de una política migratoria, que es una responsabilidad de las autoridades dominicanas, quienes a veces actúan como si sus capacidades no estuvieran a la altura de la trascendencia de estos delitos. Esa debilidad institucional, y carencia de visión política e histórica sobre el asunto, solo ayuda a quienes abrazando la causa haitiana sacan ventajas contra el país.

No se conoce experiencias de países que frente a migraciones ilegales que van contra sus intereses, sus nacionales se vuelquen a favor de aquellos, en nombre de una concepción de derechos humanos, sin valorar sus intereses como nación. Por eso precisamos de educación en valores cívicos para fortalecer y desarrollar la identidad nacional, sin que esto impida la solidaridad con los derechos de migrantes, más no apañando e incentivando ilegalidad.

Desarrollo

Haití ocupa una tercera parte de la isla de Santo Domingo: un territorio de casi 28,000 kilómetros al cuadrado. En informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado en 2007, a Haití le corresponde el Índice de Desarrollo Humano más bajo de América: 0,529. Lo que significa que la esperanza de vida de la gente es baja, que hay alto nivel de analfabetismo y un bajo nivel de vida: en resumen, que la calidad de vida es pésima.

Según el último Censo General de la Población y del Hábitat, Haití tiene una población de 8,4 millones.

Este es uno de los países más jóvenes del mundo: más de la mitad de la población tiene menos de 21 años, la mitad mujeres. Hay 54,4% de la población activa, o sea, la que quiere trabajar y legalmente puede hacerlo. De ellos, está ocupado el 49,6%, y, de ese porcentaje que está trabajando, el 82% es trabajador independiente. El 61% de la población está alfabetizada. El 1,1% se graduó de la universidad. La tasa de fertilidad es de 4 niños por mujer. El aumento de la tasa demográfica es de un 5% anual. Esos datos de 2003, publicados en 2005, siguen ilustrando a la perfección el informe de la ONU.

Desde 2003, las condiciones han mejorado, aunque no significativamente. En ese tiempo, el producto interno bruto per cápita se estimaba en 1.700 dólares. En 2006 el Fondo Monetario Internacional lo promedió en 1.840 dólares, y estimó su crecimiento en 1.914 para 2013.

Desde hace más de un siglo, los haitianos han estado penetrando pacíficamente en el país asentándose en tierras agrícolas abandonadas por los dominicanos en tiempos de la Primera República. Por más esfuerzos que se hicieron en el siglo XIX por llegar a un acuerdo con Haití, nunca fue posible aclarar la cuestión de los límites fronterizos, pues el tratado de 1874 fue un instrumento defectuoso, las negociaciones de Lilís poco antes de morir otorgaron los derechos de los haitianos sobre las tierras, hasta entonces reclamadas por los dominicanos.

Durante muchos años, a principios del siglo XX, se procuro llegar a un arreglo sobre los límites fronterizos, el cual solo pudo aclararse en 1929 durante el Gobierno de Horacio Vásquez. Pero a pesar de haberse firmado el 21 de enero de ese año un Tratado sobre la fijación de Límites, en el país quedaron viviendo varias decenas de millones de haitianos trabajando como obreros de la industria azucarera o como sirvientes en las casas de familia o como agricultores y pequeños comerciantes en el sur y en la Línea Noroeste cerca de la Frontera.

Los haitianos han ido llegando a la República Dominicana tratando de escapar de los problemas sociales que se encuentran en su país natal, la República de Haití.

En Haití el principal problema social que se presenta en todo el territorio es la discriminación racial y la mala distribución de los ingresos. A pesar de que la mayoría de los haitianos son negros, un 95% para ser más específicos, estos han sido discriminados por la poca cantidad de mulatos que hay en ese país. Los haitianos mulatos tienen más en común con las clases adineradas de los demás países.

La inmigración haitiana hacia la República Dominicana se relaciona directamente con el desarrollo de la industria azucarera en el país. En el último cuarto del siglo pasado, comenzó a florecer la industria azucarera en la República Dominicana. Desde ese momento, muchos haitianos se fueron a trabajar a esas empresas, atraídos por los salarios relativamente elevados que ofrecían en la industria azucarera.

La ocupación Norteamericana en Haití en 1915, guarda una estrecha relación con el carácter y el contenido migratorio desde ese país hacia la República Dominicana.

Después de la Ocupación Norteamericana en 1915, la ocupación de la isla por la marina de los Estados Unidos, el fenómeno migratorio adquirió rasgos diferentes y un nuevo contenido. Todo el capital de Wall Street se propuso convertir la Cuenca del Caribe en una gran plantación de caña. Las condiciones histórico-sociales y económicas en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, permitieron realizar una empresa de semejantes dimensiones. Pero en Haití, diversos factores estructurales, en particular la tenencia de la tierra, impidieron la realización de este proyecto.

En estas condiciones, para no desaprovechar una mano de obra barata y evitar nuevas revueltas agrarias, los norteamericanos impulsaron y animaron la salida temporal de los trabajadores agrícolas hacia los ingenios azucareros en Cuba y Santo Domingo. La medida constituía una fuente segura de lucro y a la vez una válvula de escape para aliviar la tensión interna en Haití.

La inmigración haitiana ha causado mucho revuelo tanto en el Estado dominicano como en toda la población, ya que estos han venido ocupando nuestro territorio desde hace ya mucho tiempo.

Aunque los haitianos han venido en busca de trabajo para tratar de mejorar su status social, si así le podemos llamar, con esta acción van poco a poco desplazando a los dominicanos. Porque en un principio ellos solo se dedicaban al corte de caña de azúcar, pero ahora se han ido adentrando más y más en las distintas actividades económicas del Estado dominicano, como son al algodón, el arroz, el café, el cacao y la construcción.

Los haitianos nos han ido ocupando, y todo esto se debe a que nuestros Gobiernos no han sabido poner mano dura a estos inmigrantes. El único Gobierno que trabajó con el caso de la inmigración haitiana, y tuvo algo de bueno, fue el Gobierno de Rafael Leónidas Trujillo.

A pesar, de que Trujillo hizo mal, al realizar aquella matanza de haitianos en 1937, en cierto modo para ese entonces le hizo gran ayuda al país.

Como nos beneficia esta migración.

Quizá la mejor mercancía implicada en el comercio domínico-haitiano, la más abundante, la más barata, sea la mano de obra haitiana.

Su incidencia e influencia en la economía dominicana no solamente reduce el importante papel que desempeñan en la industria azucarera; se manifiesta también en la recogida del café, el cacao, el arroz, el algodón, el tomate y la parte pesada de la industria de la construcción urbana. Con este último sector la mano de obra inmigrante ha penetrado a sectores de la economía dominicana que anteriormente estaban reservados exclusivamente para los dominicanos.

Considerada desde otro ángulo, la presencia haitiana es un aporte incontestable, una fuerte contribución al crecimiento de la economía dominicana. Esta situación es paradójica con las decisiones de las autoridades dominicanas: los trabajadores haitianos son útiles

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