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La Mujer Y El Deporte

mayrobledoo17 de Septiembre de 2014

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Introducción

En este trabajo podremos ver como desde tiempos remotos las mujeres han participado en el deporte y cómo han evolucionado con el paso del tiempo su participación en el mismo.

La participación de las mujeres en la actividad física y en el deporte ha sido, y todavía es en la actualidad, menor que la de los hombres. Esto no es un hecho casual ni aislado, ya que la participación de la mujer es menor en los ámbitos que tradicionalmente se han considerado públicos como el mundo laboral, político, cultural, etc. y el deporte es uno de ellos.

También pretendemos destacar la participación de las mujeres mexicanas que han sobresalido como deportistas, entrenadoras, juezas, árbitras, directivas, funcionarias públicas y especialistas en ciencias aplicadas al deporte, quienes han contribuido al desarrollo del deporte en México.

Las Mujeres y el Deporte A través de la Historia.

Las mujeres para poder estar hoy en día en el ámbito deportivo ha sido tardío y ha estado lleno de dificultades. Nosotras hemos tenido que ir superando barreras creadas por estereotipos sociales y culturales. Hemos tenido que luchar contra ideas del tipo: “la mujer es inferior a los hombres en las actividades deportivas”, “poseen menor capacidad física”, su cuerpo se masculiniza con la práctica de ejercicio”, “no muestra gran interés hacia la práctica deportiva”, “existen algunos deportes apropiados para ellas y otros no”… Dificultades y obstáculos que han ido venciendo y que en parte tienen su origen en la propia gestación del deporte moderno.

El deporte fue ideado por y para hombres como vía de transmisión de determinados valores y para el desarrollo de sus capacidades físicas. Promueve, sobre todo, valores como la competencia, la fortaleza física, o la agresividad, basadas en capacidades motrices como la fuerza, la potencia o la resistencia.

Si nos remontamos nada más y nada menos hace tres mil años atrás, hacia el 776 antes de Cristo en la ciudad de Olimpia (Grecia), nos daremos cuenta de que durante mucho tiempo el deporte ha sido un terreno completamente vetado a la a nosotras las mujeres. Ya por estos tiempos, se excluía la participación de las mujeres no solo como deportistas sino también como espectadoras. Sólo las mujeres solteras podían asistir a los juegos, y la pena para una mujer casada que observase a los atletas en acción era la muerte, pues los atletas competían desnudos, exhibiendo sus cuerpos como símbolo de perfección y dedicación.

Cuando entramos a fondo en la historia de los Juegos Olímpicos se puede mencionar que estos abrieron las puertas a las féminas en el año 1900. El cambio se hizo evidente y real, a pesar de que su gran estratega, Pierre Coubertin , argumentaba que la presencia de la mujer en un estadio resultaba antiestética, poco interesante e incorrecta.

En 1900, la participación femenina se limitó única y exclusivamente al golf y al tenis en París, Francia. Estos juegos tuvieron el mérito de agrupar un número impresionante de competidores, mil setenta, entre estos seis mujeres. La primera laureada olímpica en tenis fue la señorita Cooper de Inglaterra.

El movimiento deportivo femenino encontró una abanderada, la francesa Alice Melliat, la cual se convierte en la primera mujer en obtener el diploma que hasta la fecha correspondía a remeros de larga distancia. En 1917 Alice Melliat funda la Federación de Sociedades Femeninas de Francia (FFSF) y más tarde el 31 de octubre de 1921, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Checoslovaquia y Francia, organiza la Federación Internacional Deportiva Femenina (FSFI). La FSFI, al ver que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) no les escuchaba en el sentido de incluir pruebas femeninas en los Mundiales de Atletismo, organiza los primeros Juegos Mundiales Femeninos en el estadio Pershing de París el 20 de abril de 1922. Gotemburgos, Suecia en 1926 es sede de los segundos JJ.OO. femeninos, evento que empezó a ser visto y seguido por los organizadores y dirigentes de los Juegos Olímpico. La IAAF pretenderá acabar con la organización incluyendo los 100m y 800m, el salto de altura, el lanzamiento de disco y los relevos de 4x1000m, en los Juegos Olímpicos de 1928 en Ámsterdam y firmando un protocolo de acuerdo con la IAAF.

Alice Melliat, no contenta con la poca atención de los Olímpicos del 28 y el 32 a su movimiento mundial, decide realizar en 1930 1934 los Juegos Mundiales Femeninos en Praga Checoslovaquia y Londres respectivamente.

La FSFI se disolvió en 1938, pues las pruebas femeninas poco a poco se fueron incluyendo en los Juegos Olímpicos y el atletismo femenino definitivamente irrumpe triunfalmente en el programa de la IAAF.

Estados Unidos con 1.183 participantes, es el país que más mujeres ha llevado a los Juegos Olímpicos de Verano desde 1900 hasta 1998, seguido de Gran Bretaña con 835, la dos Alemania con 744, Canadá 668, Unión Soviética/federación de Rusia 634, Australia 515, Japón 499, Francia 483, Países Bajos 460, Italia 384. A Juegos Olímpicos de Invierno Estados Unidos 309, Canadá 221, Alemania 186. En definitiva, la mujer hemos ido logrando un importante papel en los juegos, brindando excepcionales espectáculos y logrando la admiración y expectación del mundo.

Mujeres como Nadia Comaneci, Mildred Didrickson, Fanny Blankers-Koen, Theresa Zabell, Marlene Ahrens, Evelyn Ashford, Maria Caridad Colon, Zola Budd, Mary Decker-Slanney, Sara Simeoni, Jeanatte Campbell han escrito su nombre en la historia deportiva de los Juegos Olímpicos.

Estos ejemplos son un sinónimo de motivación y cómo nosotras las mujeres hemos sobresalido en algo que al principio de la historia los hombres y la sociedad creían que nunca el deporte podría ser para nosotras.

La mujer y el Deporte.

¿Nosotras las mujeres elegimos el deporte como actividad propia o lo hacemos para demostrar que en ese campo tradicionalmente masculino también podemos desarrollarnos? Esta pregunta es muy frecuente y mas para algunos hombres que aun tienen mentalidad machista, los cuales piensan que nosotras hacemos el deporte para de mostrarles a ellos que no somos inferiores como ellos piensan.

Patrones y acervos culturales indican un papel masculino y uno femenino diferenciados y pautados según épocas, usos y costumbres, sin embargo el ser mujer puede atribuirse, por una parte, al sexo biológico pero también por otra, a la identidad femenina con el rol que la sociedad espera quiera desempeñar. Los estereotipos y patrones culturales marcan ya una condicionante respecto a las niñas desde la infancia más temprana; estos tratos diferenciados, (ejercidos por quienes son los responsables de la socialización: padres, docentes, entrenadores), hacen que se vayan cultivando las identidades tanto en las niñas, como también en los niños. Por esto, se espera de las mujeres una diferencia en cuanto a rendimiento, expectativas de éxitos, menor aptitud para la agonística, la competencia, el entrenamiento, mayor aptitud para la creatividad e intelectualidad, la sensibilidad. Estos patrones hacen que la identidad de la niña se desarrolle bajo esas pautas, y aunque con la modernidad han ido perdiendo poder, aún hoy influyen en la elección, predisposición, interés, actitud frente al deporte. Es decir: la mujer representa para el deporte, no lo que ella pueda desempeñar como atleta o simple practicante, sino lo que, por lo regular, la sociedad espera de ella sobre la base de un modelo preconcebido de comportamiento. El rendimiento deportivo está marcado no sólo por las diferencias biológicas, sino que se incrementan con las diferencias psicológicas, sociológicas y culturales vivenciadas por las mujeres, marcadas y reglamentadas por la sociedad con pautas diferenciadas para hombres y mujeres. Las mujeres desarrollan el mismo interés por los deportes que los hombres, al igual que en otras tantas actividades y profesiones, sin embargo, (y los números son claros), aún no practican deporte en el ámbito competitivo como competencia tanto como sus congéneres masculinos y por su parte, la psicología asegura que se debe a la diferencia que tienen las mujeres respecto al significado de la búsqueda del éxito y del rendimiento. Las mujeres tienden a lograr el éxito sobre la base del dominio y mejoramiento personal (Gill). En tanto los hombres buscan el resultado frente al oponente. En este último siglo pasado las mujeres se acercaron en mayor proporción más a la actividad deportiva, al igual que a todos los demás campos sociales ocupados por hombres; quienes fueron las pioneras en la participación deportiva competitiva se identificaron con los patrones masculinos y ostentaban características más competitivas y de rendimiento que las demás mujeres. Estas iniciadoras, abrieron un camino hacia esas actividades deportivas pero no lograron que las demás mujeres se identificaran con sus principios de comportamiento deportivo o competitivo, por el sólo hecho que no eran cánones a seguir dentro de una identidad propia de la feminidad que la mujer en esos momentos intentaba forjar. El deporte como tal, siempre ha valorado el éxito, el mejor, el campeón. La medición exacta de tiempos y marcas, el rendimiento máximo, el entrenamiento para la búsqueda

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