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La Postura de los alumnos frente a la Historia


Enviado por   •  15 de Mayo de 2021  •  Síntesis  •  1.257 Palabras (6 Páginas)  •  41 Visitas

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La Postura de los alumnos frente a la Historia.

Muchos alumnos de Secundaria afirman que la Historia no sirve para nada. Memorizar fechas, nombres, períodos, fases… únicamente tiene una finalidad: aprobar los pertinentes exámenes.

Desde esta perspectiva, la Historia no tiene más utilidad que aprobar los exámenes. Que constituyen el único instrumento que podemos utilizar para evaluar la aptitud (es decir, la capacidad memorística) del alumnado. Básicamente, porque esa parece ser su única labor: el aprendizaje de la Historia se reduce a memorizar, y la pretendida evaluación continua no puede hacerse efectiva sino con controles periódicos y una prueba escrita al final de cada trimestre.

Asimismo, esta idea se fraguó en las aulas con una  dinámica basada en la enseñanza transmisiva y el aprendizaje memorístico. El exceso de contenidos abarcado mediante una metodología expositiva que, lejos de generar aprendizajes, únicamente propicia la memorización indiscriminada de datos.

Un factor influyente en esta imagen social, son los manuales escolares, que se han convertido en una especie de dogma, el verdadero y único eje vertebrador de las clases de Historia.

Todo esto apunta a que la tradición imperante considera la historia como un conocimiento formado por «informaciones acabadas», no como una ciencia en continua construcción. Parte del error está en el propio currículo, pero también en la tendencia a que los profesores enseñen la historia de manera «enunciativa, poco activa y como un saber cerrado y concluido». Por contra, sería necesario mostrar la historia como un saber científico, en el que se va profundizando conforme se realizan nuevas investigaciones o aparecen nuevas fuentes que pueden llegar a cambiar nuestra concepción tradicional de muchas cosas.

Por ello surge la necesidad de sustituir la dinámica expositiva por otra que conceda al alumno un papel activo en su aprendizaje.

La investigación, una estrategia digna de efectuar el cambio.

Un profesor sin los suficientes conocimientos en la didáctica de su área no podrá evitar convertirse en un mero transmisor-reproductor de información. Este debe alentar, promover y valorar la investigación y la innovación educativa para mejorar la enseñanza, debido a que, las aulas no son espacios estáticos, inamovibles con el transcurso del tiempo. Al contrario, la sociedad, los alumnos, cambian, y a una velocidad que se intensifica cada vez más a medida que avanzamos en el tiempo.

La complejidad que entraña el estudio y comprensión de conceptos históricos hasta lograr un aprendizaje significativo, involucra establecer relaciones entre la nueva información y la adquirida previamente, lo que requiere un progreso gradual, con distintos niveles intermedios de profundidad cuyo resultado será más sólido y no se olvidará tan fácilmente.

Esto exige que el estudiante vincule los conocimientos con su propia experiencia vital. Lo que el joven vivencia es esa conexión del conocimiento, con su vida, con su experiencia, con esa experiencia que nos-pasa, nos forma y transforma, y cuando esto sucede se ha alcanzado una visión integrativa del conocimiento y su realidad.[1]

Esta conexión con la vida de un modo complejo en tanto triangula un problema de la realidad con al menos dos disciplinas que ya no leen aisladamente el mundo sino de forma dialógica. El joven, entonces, siente y se percibe hacedor de lo que sabe pues la realidad ahora se presenta recreada, compleja, diferente, nueva gracias a una deconstrucción de precomprensiones simplistas y a una reconstrucción critica del mundo hacia un colectivo de indagación ampliada que transciende la hora de cada asignatura.

No obstante, conviene destacar que la selección de contenidos debe partir de un cambio de perspectiva en la enseñanza de la Historia. Es necesario tener presente que el conocimiento histórico es el resultado de sucesivas investigaciones, y por eso no sólo es un producto acabado, sino también una realidad en permanente construcción. No hay Historia sin investigaciones. De modo que sólo puede enseñarse mediante la iniciación del alumno en la investigación. Es decir, el profesor de Historia debe priorizar el desarrollo de técnicas que capaciten al alumnado para estudiar el pasado como investigadores, con métodos similares a los empleados por el historiador profesional[2]. No se trata de convertir a los alumnos de secundaria en historiadores (algo imposible y, en nuestra opinión, fuera de lugar), pero sí es importante que conozcan cómo se construye el conocimiento histórico.

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