La vida en las escuelas Philip W. Jackson

La vida en las escuelas

Philip W. Jackson

Los afanes cotidianos.

En los días laborales de la escuela, cuando los niños regresan a sus casas, es posible que les pregunten como le fueron hoy las cosas, pero esto se sentará en los aspectos infrecuente, más que en los hechos vanos y triviales, es probable que se concentren en actos como la mala conducta o de los logros como de lo que un determinado alumno hizo ese día en la escuela. Esto lleva a que los padres y los profesores no tienen una contante comunicación de los acontecimientos que pasan tanto en el hogar como en el aula para así poder combinarlos.

También para el niño se ha reducido el día en la memoria a un pequeño número de acontecimientos señalados. Se opera un proceso de selección y resulta más probable que digamos que nada sucedió en vez de contar los hechos rutinarios.

La rutina cotidiana, la carrera de las ratas, y los tediosos afanes cotidianos pueden quedar iluminados de vez en cuando por acontecimientos que proporcionen color a una existencia por lo demás gris.

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La escuela es un lugar donde se aprueban o suspenden exámenes, donde suceden cosas divertidas, en donde se tropieza con nuevas perspectivas y se adquieren destrezas, también es un lugar donde unas personas se sientan, escuchan, alzan la mano, entregan papel y afilan lápices, donde se desencadena la imaginación y se acaba con los equívocos, pero los aspectos menos importantes son a los que les damos la mayor atención. Para apreciar es el significado de los hechos triviales del aula es necesario la frecuencia de su aparición.

Nuestra estancia en la escuela equivale a poco más de una décima parte de la vida. El sueño y el juego, son las actividades que ocupan demasiado tiempo del niño en comparación con la que supone su asistencia a la escuela. Desde los 6 años, la visión del profesor le resultará más familiar que la de su padre y posiblemente incluso la de su madre.

Se considera una semejanza importante entre la escuela e iglesia, quien visita ambas se hallara en un entorno estable y muy convencional. Tienen elementos de repetición, redundancia y acciones rutinarias que se experimentan allí.

No quiere decir que todas las aulas sean idénticas, pero subsiste el parecido pese a las diferencias y, lo que es más importante, la diversidad no es tan grande dentro de cualquier periodo histórico especifico.

En sus esfuerzos por hacer más hogareñas las aulas, los profesores de primaria dedican un tiempo para su decoración. Estas modificaciones son superficiales y se asemejan al trabajo de una ama de casa que reordena para que parezca más interesante, se reestructuran los tableros de anuncios pero nunca se eliminan, se dispondrán de otro modo los asientos pero tendrán que seguir siendo la misma cantidad. Incluso los olores de las clases suelen parecerse bastante, creador de un ambiente que impregna el edificio. Todas estas imágenes y olores se hacen tan familiares a los alumno y profesores que para ellos apenas existe en su conciencia.

La clase proporciona un contexto social bastante variable, hay desde luego cambios, pero en la mayoría de los casos estos acontecimientos son las infrecuentes que cuando suceden s e origina un desorden (cada alumno tiene su sitio asignado y allí es donde se le encontrara).

Existe en las escuelas una imitación social que no tiene similitud con cualquier otro lugar de nuestra sociedad. Cuando abandonamos la clase, rara vez se nos exigirá tener de nuevo contacto con tanta gente durante tanto tiempo.

El horario cotidiano se divide en secciones durante las cuales es preciso estudiar materias específicas o realizar actividades concretas, pese a la diversidad de contenido de la materia, las formas identificables de actividad en clase no soy muy numerosas (trabajo individual, debate en grupo, explicación del profesor y pregunta y respuesta). Se coloca en las aulas un calendario semanal para que un simple vistazo permita conocer a cualquiera lo que sucederá a continuación.

Lo que hace diferente a las escuelas de otros lugares no es solamente la parafernalia de la enseñanza y el aprendizaje y el contenido educativo de los diálogos que allí se producen, sino también constituir una realidad vital donde deben adaptarse los alumnos.

Características de la vida escolar, comprende 3 hechos vitales que hasta el más pequeño debe aprender: masa, elogio y poder. Aprender a vivir en un aula supone aprender a vivir en el seno de una masa.

Así los alumnos se enfrentan: como miembros de una masa, como receptores potenciales de elogio o reproches y como pones de las autoridades intitucionales.

Durante este tiempo se desarrollan estrategias de adaptacion que tengan relevancia para otros contextos y otros períodos de la vida.

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el aula es un lugar activo donde el profesor llega a tener hasta mil interacciones personales diarias. La rapidez de las actividades del profesor es beneficio de la instrucción. La enseñanza supone hablar y el profesor actuar como regulador que dontrola el fujo del dialogo en el aula.

Otra tarea que consume tiempo del profesor es la de ser proveedor y la tarea de distribuir los recursos materiales, otra mas es la de servir como cumplidor oficial del horario .

La conducta nos recuerda que las cosas suceden a menudo no porque los alumnos las deseen sino porque ha llegado el momento de que se produzcan.

Todas las actividades del profesor estan ligadas, responde a las condiciones de hacinamiento del aula. La pregunta de si el profesor deberia o no servir como una condicion de guardia del trafico, juez, proveedor y marcador del horario es un tanto irrelevante, pero dista de serlo el hecho de que tales funciones deben ser desempeñadas.

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