Las Fuentes De Información Y La Investigación Monográfica
26 de Mayo de 2015
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Las Fuentes de Información y la Investigación monográfica
LAS FUENTES DE INFORMACIÓN
Una fuente de información es todo tipo de material, actividad, persona, documento, etc., capaz de proveer datos, opiniones, información en general. Así, un libro, una revista, un enlace en la web, una entrevista, etc. son fuentes de información.
Sin embargo, no todas las fuentes de información tienen la misma naturaleza ni sirven para el mismo fin. Por ello, es necesario clasificarlas considerando: el origen de la fuente: quién la creó; público al que se dirigen; el grado de especialización con que se desarrollan los temas.
Según su origen, las fuentes de consulta pueden ser de dos tipos:
Primarias o Directas
Son aquellas que el investigador genera; por ejemplo, entrevistas, encuestas, visitas, experimentos, observaciones, etc. La ventaja de estas fuentes es que permiten sacar conclusiones directas acerca de aquello que se está investigando.
Secundarias o Indirectas
Son las creadas por otras personas distintas del investigador que las consulta. Tienen la ventaja de agilizar y facilitar la obtención de información, pero tienen la desventaja de poder presentar errores o inexactitudes. ser cautelosos al elegirlas.
Hay otro criterio para diferenciar las fuentes primarias de las secundarias. Cuando se estudia el trabajo de un autor específico-un filósofo o un escritor, por ejemplo- las fuentes primarias son las creadas por ese autor particular; las secundarias son las que "hablan" sobre el autor en cuestión. Por ejemplo, si se hace un estudio de Platón, sus Diálogos son fuentes primarias; y los estudios sobre Platón son fuentes secundarias.
Según su grado de especialización,
Generales. Son las que abordan muchos temas sin entrar en profundidad en ellos.
Especializadas Abordan los temas con detalle y en profundidad.
Siempre debe medirse el nivel de especialización de una fuente en función de cuál sea el tema que se desea investigar y cuál sea el nivel de dominio del tema que posee el investigador. Por ejemplo, a un estudiante de ingeniería de los primeros ciclos, un texto sobre introducción a la mecánica podría resultarle bastante especializado; pero para un estudiante de ciclos avanzados, este texto podría resultar bastante básico.
Finalmente, según el público al que van dirigidas, las fuentes pueden ser de divulgación o académicas. Las de divulgación se dirigen a toda clase de público y tienen la peculiaridad de poder ser consultadas por prácticamente cualquier lector potencial. Las académicas están dirigidas a un público de especialistas, generalmente constituido por una comunidad de científicos específica, profesional, universitaria o estudiosa. Estas fuentes, a diferencia de las anteriores, se crean pensando en un público académico.
Para emprender una investigación bibliográfica es imprescindible consultar una variada gama de fuentes de información. Pero ¿cómo saber qué fuentes son confiables o qué fuentes debemos consultar y cuáles no son necesarias? Una vez que se tiene un tema de investigación determinado, existen, en general tres criterios para guiar la selección adecuada de las fuentes: el valor de autoridad, el valor de contenido y el valor de extensión.
El valor de autoridad es el valor relativo a la autoridad del creador de la fuente - el autor, del traductor y de la casa editorial, en función del prestigio y reconocimiento que tengan. Es decir, es necesario evaluar qué autores y qué ediciones de las fuentes de información tienen mayor valor o reconocimiento. Esto se puede determinar consultando a personas que conocen el tema o manejan criterios para evaluar editoriales, traducciones, etc.
Al mismo tiempo, es importante tener presente que si una fuente es académica, ello significa que tiene pretensiones de seriedad, de ser un estudio sistemático, que se ha basado en fuentes de información confiables. En ese sentido, cuando los autores o las editoriales se caracterizan por publicar textos académicos, tendremos un cierto grado de confiabilidad. Ello no significa que las otras fuentes de divulgación no sean confiables, pero sí significa que sus pretensiones no son la rigurosidad en la exposición de detalles, entre otras cosas.
El valor de contenido es el relativo al título, al número de edición, a la fecha de la publicación de la obra y al nombre de la colección en caso de que el texto pertenezca a alguna. Este criterio está directamente vinculado con el tema y la información necesaria para abordarlo. El número de la edición es importante porque una segunda o tercera versión de un mismo libro contiene definitivamente cambios que hay que tener en cuenta si se busca, por ejemplo, las últimas investigaciones realizadas por algún especialista, los últimos avances en ciertas técnicas, etc.
El valor de extensión es el relativo al número de páginas, de volúmenes, de gráficos, de mapas, etc., que contiene la obra. Es importante fijarse en la extensión en función de si el trabajo que se está realizando requiere de un mayor o menor nivel de profundidad.
En resumidas cuentas, al buscar información es importante tener siempre presente lo siguiente:
o ¿Para qué se está buscando la información? En el caso de nuestro curso, siempre se tratará de hacer estudios o investigaciones.
o ¿Se necesita manuales generales y descriptivos o se necesita estudios detallados y sistemáticos? Aquí es donde entran a la vez al valor de extensión y la distinción entre fuentes generales o especializadas.
En una investigación académica es necesario consultar básicamente fuentes académicas y, en la medida de lo posible, especializadas. En una investigación bibliográfica, es necesario consultar preferentemente fuentes secundarias.
La información en Internet
En relación con las páginas web, es sumamente importante determinar, primero, si la información, tiene un autor personal y quién es exactamente. Del mismo modo que cuando aplicamos el criterio del valor de autoridad a cualquier tipo de fuente, si el autor de la información no es una persona de prestigio o especialista en el tema, por más interesante que pueda ser la información, no estaremos seguros de que sea confiable. Cuando no se halla un autor personal, entonces, en segundo lugar, hay que determinar si la información que aparece en el enlace está respaldada por alguna institución seria (una universidad, un centro de investigación, etc.), pues esto será lo único, que nos permita establecer si la fuente es confiable o no.
Mucho de lo que se encuentra en Internet puede ser interesante y tenemos toda la libertad de consultarlo, pero eso no significa que podamos basarnos en esa información, si antes no hemos evaluado su confiabilidad. Por otro lado, hay que tener siempre presente que por más prestigio o reconocimiento que tenga una fuente, sólo el análisis cuidadoso de la información nos permitirá saber si la información es correcta y valiosa o discutible y criticable.
Los centros de información y la búsqueda de fuentes
Toda universidad, centro de investigación y otras instituciones diversas, cuentan con un centro de información. Hace algunos años, los centros de información se llamaban preferentemente bibliotecas -colecciones de libros-, pues en su mayoría la documentación que guardaban era impresa; aunque también se hablaba y se sigue hablando de las hemerotecas, que son las colecciones de revistas.
Actualmente, dado el modo en que se transmite y reproduce la información, un gran porcentaje de ella se encuentra digitalizada. Por ello, las bibliotecas contienen, además de documentos impresos guardados físicamente, documentos digitalizados, ya sea en sus bases de datos o en la gran red o carretera de información -Internet-, a la que cualquier persona tiene acceso con sólo tener una conexión de red.
LA INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA
a) ¿Qué es una monografía?
Es un tipo de investigación basado en la elaboración, principalmente, de una descripción de una teoría o acontecimiento determinado. En ella se deben seguir ciertos pasos o procedimientos formales.
Investigar implica indagar, descubrir, revelar, averiguar, buscar, explorar, etc., lo que se lleva a cabo a través de diferentes formas. Algunas se hacen a través de las experiencias y las vivencias personales dando lugar a conocimientos subjetivos y personales, otras a través de instrumentos universalmente reconocidos y aceptados, dando lugar a la producción de un conocimiento irrefutable y no superficial hasta tanto otros no demuestren lo contrario. A los primeros los llamamos producción de conocimientos cotidiano o vulgar; a los segundos los denominamos conocimientos científicos. Las monografías buscan hacer una síntesis de ambas posiciones.
La palabra monografía deriva del griego “mono” que significa “uno” y “grapho” que significa escribir. El concepto “uno” se puede entender como referido a una persona o aun equipo de trabajo. También decimos que es una síntesis subjetiva pues en una monografía se admite la incorporación de inclinaciones personales, los recuerdos, las experiencias vividas y las lecturas previas que el interesado en hacer la monografía tenga del tema. Aunque, no debemos excedernos en ello, sin una confrontación con instrumentos de investigación que utiliza la ciencia. Ya que si nos excedemos en
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