Las quemaduras y su tratamiento
miriamcruz20 de Julio de 2011
2.872 Palabras (12 Páginas)1.567 Visitas
Las quemaduras y su tratamiento
Volver
Abrir PDF
El peligro de sufrir quemaduras es constante en la vida diaria. Desde las quemaduras solares a las causadas directamente por el fuego, hay toda una gama de posibilidades y situaciones de riesgo. En el presente trabajo se abordan los diferentes tipos de quemaduras y su gravedad, así como sus complicaciones, tratamiento y prevención.
Definimos las quemaduras como las lesiones que se producen en la piel como consecuencia de la acción de agentes físicos, térmicos o químicos que ocasionan la destrucción celular de la piel, de sus anexos e incluso de los tendones y músculos. Además, las quemaduras ocasionan edema y pérdida de líquidos debido a la destrucción de los vasos sanguíneos que quedan afectados.
Tipos
Quemaduras solares
De la radiación electromagnética que procede del sol, únicamente una parte alcanza la superficie de la Tierra. De todas ellas la radiación UVB, de longitud de onda comprendida entre 280 y 320 nm, constituye aproximadamente el 0,1% de las radiaciones que nos llegan del sol y causa de las quemaduras solares, a pesar de que la luz del sol de mediodía contiene cien veces más UVA que UVB. Esta luz posee la capacidad de formar el pigmento del bronceado, o melanina, a partir del aminoácido tirosina. La melanina llega a la superficie de la piel y presenta una oxidación que origina su oscurecimiento, lo que se conoce como pigmentación indirecta, que es más tardía pero más duradera que la producida por la radiación UVA (320-400 nm).
Además del bronceado y del eritema solar, la radiación UVB también es la responsable de la disminución del sistema inmunitario de la piel, que se vuelve más susceptible a presentar el ataque de agentes patógenos como el virus del herpes. Esta acción reductora del sistema defensivo del organismo también está relacionada con las reacciones de fototoxicidad al interaccionar la luz del sol con ciertas sustancias químicas como algunos medicamentos.
Quemaduras por contacto accidental con líquidos a temperaturas elevadas
Esta es una de las causas más frecuentes de quemaduras graves, especialmente en los niños pequeños. Los líquidos calientes se extienden con rapidez por la superficie cutánea penetrando con facilidad hasta capas más profundas. Los líquidos de naturaleza grasa (aceites) son todavía más dañinos, puesto que poseen una mayor adherencia a la piel.
Quemaduras por vapores y gases
La exposición intensa a los vapores y gases producidos por la combustión o ebullición de diversas sustancias puede producir quemaduras en la superficie de la piel y las zonas expuestas, como nariz, garganta o zonas aéreas.
Quemaduras por sustancias químicas
Las sustancias cáusticas, ácidas o alcalinas producen quemaduras al contactar con la piel. En el caso de entrar en contacto con un álcali, no debe ponerse la piel en contacto con el agua, ya que puede producir quemaduras. Hay que tener especial precaución con los productos de limpieza de uso habitual, en particular los que contienen amoníaco o decolorantes, puesto que pueden ocasionar lesiones graves en los ojos y en la piel.
Quemaduras por electricidad
Las quemaduras por electricidad pueden ser de dos tipos: por contacto y por fogonazo. En el primer caso, se ve afectada una pequeña pero profunda zona, con cierta destrucción de los tejidos, que acaban separándose y desprendiéndose. Por el contrario, las quemaduras por fogonazo son más superficiales y afectan a una zona más extensa de la piel, por lo que su tratamiento es similar al de las quemaduras superficiales.
Las lesiones producidas por una descarga eléctrica deben ser tratadas por un especialista, ya que, a pesar de que en ocasiones parecen de carácter leve, pueden originar lesiones internas graves. Si el choque eléctrico ha sido intenso, pueden producirse alteraciones del ritmo cardíaco, puesto que el corazón funciona con pequeños impulsos eléctricos, por lo que podría modificarse el ritmo del latido del corazón e incluso ocasionar un paro cardíaco y respiratorio.
Quemaduras por fuego directo
Junto a las quemaduras producidas por contacto con líquidos calientes, el fuego directo es el agente más frecuente de quemaduras graves.
Las lesiones producidas por una descarga eléctrica deben ser tratadas por un especialista, ya que, a pesar de que en ocasiones parecen de carácter leve
Grado de gravedad
La piel es uno de los mayores órganos del organismo y cumple una importante función protectora frente a los agentes externos, así como de termorregulación y sensibilidad. Por ello, la pérdida o destrucción de una parte importante de la piel es incompatible con la vida. El organismo precisa cierta cantidad de calor para sobrevivir, pero un exceso o un defecto de calor ocasionan lesiones cuando se traspasa algunos límites. Así, a partir de los 40 ºC la piel empieza a presentar alteraciones y a los 70 ºC una pequeña exposición ya origina destrucción de la epidermis. Cuando la piel se encuentra expuesta a un calor intenso se produce una dermatitis de intensidad variable, que puede clasificarse en tres grados distintos.
Quemadura superficial o de primer grado
El ejemplo más conocido de este tipo de quemaduras es la típica quemadura solar, en la que se produce una congestión superficial de los vasos sanguíneos, hinchazón, sensación de calor y dolor variable, así como un enrojecimiento de la piel y, a continuación, su descamación. Este tipo de quemadura produce un mínimo daño epitelial y suele curarse espontáneamente al cabo de 4 días sin dejar cicatriz, aunque existe la posibilidad de que aparezcan después zonas hiperpigmentadas. Es el tipo de quemadura de pronóstico menos grave.
Quemadura de espesor parcial o de segundo grado
Se trata de una quemadura que afecta siempre a la dermis. Se produce un edema de los tejidos superficiales debido a una trasudación de suero desde los capilares sanguíneos. Esta acumulación de líquidos bajo las capas externas de la piel origina la formación de vesículas y ampollas en ella. Produce hinchazón y dolor muy intenso. Su cicatrización es lenta y puede producirse también una pérdida permanente de los anexos de la piel como los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas y las glándulas sebáceas.
Quemadura de tercer grado
Se trata de una quemadura de pronóstico grave, ya que en este caso se produce una pérdida de tejidos en todo el espesor de la piel (así como todos sus anexos cutáneos), comprometiendo su sensibilidad. También afecta al tejido adiposo, nervios, músculos e incluso huesos, por lo que no se dispone de tejido epitelial para la regeneración de la piel. Por ello, cuando se produce esta quemadura se origina una ulceración, una escara seca, blanquecina o negruzca (es frecuente observar áreas carbonizadas, de color negro o deshidratadas, de aspecto blanquecino). Puede acompañarse de un dolor intenso alrededor de la quemadura o su ausencia si se ha producido un gran daño en el tejido nervioso de la zona. Acaba dejando secuelas y cicatrices visibles con partes atróficas, hipertróficas o queloideas. La gravedad de este tipo de quemaduras es variable, en función de la extensión o superficie afectada, de su profundidad y, por supuesto, de su localización. Además, hay que tener en cuenta que la lesión puede evolucionar en las siguientes 24-48 horas, en las que la presencia de edema dificulta conocer exactamente su profundidad. En general, el pronóstico es peor cuando afecta a más tejido vascular y se considera especialmente grave para la vida si se han quemado más de dos terceras partes de la superficie del cuerpo. Asimismo, son más graves las lesiones producidas en personas de edad avanzada, durante el embarazo o puerperio o en los pacientes con alteraciones cardiovasculares. En este tipo de quemaduras es necesario practicar injertos para restablecer la normalidad cutánea.
Además de la profundidad que alcanza una quemadura y de la edad del paciente, para evaluar el pronóstico o gravedad de una quemadura, hay que tener en cuenta la superficie afectada por ésta. Para ello, uno de los métodos que se ha empleado tradicionalmente es la «Regla de los Nueve de Wallace» (tabla 1), en la que se representan las distintas zonas del cuerpo según su extensión en un múltiplo de 9% de la superficie corporal total (este cálculo no es válido en el caso de los niños, por su mayor superficie craneal y extremidades más cortas).
En función de todas estas variables clasificamos la gravedad de las quemaduras en:
Quemaduras menores. Son las de primer grado o segundo grado superficiales con menos del 15% de extensión (10% en niños) y del tercer grado con menos de 1% de extensión.
Quemaduras moderadas. Son las de segundo grado con un 15-30% de extensión o las de tercer grado con menos del 10% de extensión.
Quemaduras graves. Son las de segundo grado con una extensión superior al 30%, las de tercer grado con más del 10% de extensión y las eléctricas profundas.
Complicaciones
Hay
...