Los Géneros discursivos

Los Géneros discursivos

    Cuando nos enfrentamos con un texto sin saber cómo ni cuándo lo aprendimos decimos, sin dudar, que es una carta o un cuento o una receta de cocina. Es decir, podemos reconocer fácilmente su género. Todo hablante de una lengua, por su contacto diario con distintos enunciados, distingue los diferentes géneros discursivos aunque no pueda verbalizar en qué basa su distinción.

   La noción de género es tan antigua como la reflexión humana sobre el lenguaje y se data más allá de la Grecia clásica. Cada esfera del discurso elabora tipos de enunciados específicos y que tienden a ser estables –es decir, mantiene una serie de rasgos-  a lo largo de un  contexto socio-histórico determinado. Los llamamos géneros discursivos y su riqueza y diversidad es inmensa porque las posibilidades de la actividad humana son inagotables y porque en cada esfera de las prácticas humanas existe un repertorio de géneros que tiende a crecer a medida que la actividad crece y se desarrolla.

   El lingüista ruso Mijail Bajtín  afirma que “debemos incluir en los géneros discursivos tanto las breves réplicas del diálogo cotidiano [...] como un relato, tanto una carta en todas sus diferentes formas como una orden militar breve y estandarizada[...] además tendremos que incluir las múltiples manifestaciones científicas y [...] todos los géneros literarios desde un simple dicho hasta una novela en varios tomos.”

   Como este corpus es extensísimo y variadísimo, Bajtín establece una clasificación entre géneros primarios, los que se relacionan de manera directa con la realidad y se constituyen en la comunicación discursiva inmediata, y géneros secundarios, los que surgen en condiciones de comunicación cultural más compleja, relativamente desarrollada y organizada y son principalmente escritos. Éstos últimos suelen absorber e incluir a los géneros discursivos primarios.

 Los géneros no sólo nos ofrecen modelos de organización textual sino también modelos para la evaluación y la previsión que el lector hace de su coherencia. Es decir, que el género no sólo es una especie de “norma” que la sociedad ofrece para la producción de un texto sino también una “ruta” que le propone al lector para leer y evaluar el enunciado que tiene entre manos.

La clasificación por género considera la situación comunicativa y tres rasgos principales: el uso del lenguaje (estilo), la trama textual (la composición o la estructura) y el tipo de referente (el contenido temático).

• La situación comunicativa concreta en la que se produce ese mensaje.

La multiplicidad de textos que circulan en una sociedad están vinculados a las esferas de la actividad humana, es decir a los campos de trabajo donde el hombre ejerce determinadas prácticas. En cada área de la actividad humana van surgiendo históricamente, según su desarrollo, diferentes géneros que sirven tanto para establecer comunicación entre los miembros de una misma práctica como para conectar esa esfera con otras. En algunas esferas, los géneros discursivos son simples, porque se producen espontáneamente, sin mayor organización; en otras son complejos porque exigen de un trabajo más detenido sobre el discurso y un proyecto de escritura previo.

Cada esfera del uso de la lengua elabora sus géneros discursivos:

• Esfera personal y/o cotidiana: charlas o discusiones con familiares o amigos; correspondencia privada; anécdota familiar; receta de cocina; reglas de un juego; chat; mensaje Facebook o de Whatsapp, etc., es decir aquellas que se centran en las relaciones afectivas o actividades domésticas.  
• Esfera académica /científica: clases escolares o universitarias; manuales de estudio; diccionarios; enciclopedias; los informes; las monografías; las evaluaciones; tareas escolares; trabajos prácticos; conferencias; coloquios; etc., es decir, aquellas que se vinculan con el conocimiento sistematizado, su enunciación, su enseñanza y su aprendizaje.
• Esfera mediática / masiva: diarios; revistas; programas televisivos tales como noticieros, series, telenovelas; mensajes de Twitter; historietas; recitales; programas radiales; etc., es decir,  aquellas que se trabajan desde los soportes gráficos y electrónicos ya que no suponen un receptor individual, sino la sociedad en su conjunto.
• Esfera artística / estética: literatura; cine; teatro; música (letras), es decir, aquellas que se centran en la producción de un mensaje con valor estético.
• Esfera legal / institucional: reglamentos deportivos; normas o pautas de convivencia en una escuela; códigos legales –penales, civiles, comerciales-; constituciones nacionales; formularios de admisión; parte de asistencia; etc. se producen en instituciones jurídicas, educativas, políticas, deportivas, es decir, aquellas que tratan los vínculos o las reglas de convivencia entre los integrantes de un grupo social.   
• Esfera política: pancartas; propaganda; manifiestos; debates; discursos de campaña electoral; discursos de asunción a un cargo político;  etc. giran en torno a la representatividad de los vínculos sociales.
• Esfera comercial: publicidades; letreros; volantes; pasajes; prospectos medicinales; manuales de usuario para electrodomésticos; folletos turísticos; etc. Son comunicaciones que se centran en las relaciones que establece el hombre a través del dinero.

Los géneros discursivos son históricos. Esto quiere decir que algunos se han dejado de producir y que permanentemente se crean otros nuevos. Así la carta familiar manuscrita está en vías de extinción, reemplazada por el chateo y el mail. Entre los siglos XIX y XX, con el nacimiento y desarrollo del periodismo, se originaron innumerables géneros: la crónica periodística, la noticia, la nota editorial, los avisos clasificados, la solicitada, la publicidad gráfica, el correo de lectores.

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