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METODOLOGIA –HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFIA-

Cynthia_12Apuntes28 de Enero de 2023

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METODOLOGIA –HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFIA-

UN PROGRAMA PARA LEER Y ESCRIBIR HISTORIA

Maria del Carmen Ríos, junio de 1995.

                                                                                             “¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicar vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo”!!

(Domingo Faustino Sarmiento, Facundo o Civilización y barbarie, 1845).

Sarmiento anticipa a Taine y a las historias culturales que hoy nos fascinan, cuando escribe-con puño y letra geniales-sobre el medio ambiente y sus efectos en los hombres, y cuando analiza costumbres y tradiciones populares argentinas en “Facundo” la obra maestra de la Literatura Hispanoamericana que está cumpliendo 150 años. De ella retenemos las páginas dedicadas a la descripción de tipos humanos de la pampa y sus oficios: el payador, el baquiano, el rastreador. Al hablar de Calibar-el gaucho rastreador protagonista de mil hazañas increíbles-exalta la ciencia casera y vulgar que él y todos los gauchos de los llanos argentinos: detentan la “conciencia de saber que poseen les da cierta dignidad reservada y misteriosa”(1). Pueden mirar la pisada de un animal y ver su color, sexo, edad, si va montado, despacio o ligero. “¿Qué misterio es este del ratreador? ¿Qué poder microscópico se desenvuelve en el órgano de la vista de estos hombres?”(2).

Rastrear señales, leer indicios invisibles para no iniciados es un don y una capacidad que se ejercita desde el Neolítico. Si retrocedemos algunos milenios, encontramos los primeros vestigios que develan el enigma planteado por Sarmiento. El cazador Neolítico(término a quo) como el gaucho y el investigador contemporáneo(término ad quem) ejercitan sus talentos por necesidades vitales y culturales, practican  un conocimiento patrimonial para leer señales dejadas por el objeto de sus respectivas pesquisas. Seguimos, bajo la inspiración de Ginzburg, la estela del sujeto cognoscente que descifra señales mudas, para conocer como mira, como descubre lo que icen, y como las hace hablar(3). Queremos aprehender las destrezas del cazador neolítico y del gaucho rastreador para inferir conocimientos. Porque nos moviliza un problema: ¿ como enseñar a leer la historiografía a los futuros profesionales de la historia?

Fijar la mirada en los signos y transferirles la energía del pensamiento para otorgarles significado es la operación sustancial del historiador que al practicarla, convierte un hecho cualquiera en hecho histórico, y lo registra. El historiador sabe leer y puede escribir. Pero sus modalidades de lectura y escritura cambian. La historia de la historiografía (en adelante se utilizará H.H para designarla) las registra, puesto que su finalidad es registrar los discursos historiográficos fundamentados en Metodología objetiva y resultantes de la Metodología pragmática. De ahí que en la H.H anide la Metodología. Y esto es lo que pretendemos demostrar con hechos y sus protagonistas, atravesando en los tres apartados siguientes un arco de casi 10.000 años-¡nada menos!- donde marcamos hitos significativos para ilustrar categorías y niveles. En el último apartado se enuncian postulados metodológicos que representan en orden lógico la significación de los hechos ordenados cronológicamente en los anteriores. Trataremos de representar un poco más de lo mismo. Lo mismo en sentido foucaultiano, vale decir lo conocido y  comprendido de las cosas objetivas y reales(las realidades materiales, los hechos históricos) y de las palabras (las realiddes abstractas y figuradas: la historiografía). También es este un discurso más, un discurso sobre discursos historiográficos. No nos asustan los discursos si tienen solidez aunque….también lo sólido está aquí representado por las fuentes específicas de la H.H: la documentación édita que prueba hechos de la Historia intelectual (1).

Pretenden esbozar los cambios y transformaciones en lectura y escritura de la Historia, seleccionando arquetipos y fuentes milenarias hasta llegar a la crisis que actualmente conmueve a la historiografía, no es tarea fácil de justificar. Vale para echar una mirada retrospectiva a los recursos ofrecidos por la H.H, esa historia que ya no encaja en la definición acuñada en el siglo XlX: Historia literaria de los libros de Historia, registro de datos bibliográficos. Ensayamos aquí a partir de un diagnóstico parcial del presente, de nuestro presente escurridizo e inasible cuyos prototipos parecen ser el “hombre massmediático” que consume información instantánea y descartable y el “hombre light” que está perdiendo hábito de la lectura proyectiva por falta de ejercitación crítica.

Desde ese presente  y este espacio relativamente distante de los grandes centros de producción científica, elaboramos un programa donde la idea central es la unicidad de Metodología e H.H, y prevemos una acción didáctica a desarrollar en un ámbito de intranquilidad crítica donde da su turno-todos hablen y todos escuchen, donde se debatan ideas y se construyan conocimientos con proyección especial. Declinamos toda aproximación a la Historia de las ciencias, Historia de la cultura y a la presentación de un catálogo de novedades. Pero la complejidad de aspectos y niveles de análisis no nos liberan del riesgo de ofrecer una morfología reducida que podría aceptarse si no se pierden de vista los objetivos: demostrar que la Metodología de la historia se conoce a través de la H.H y que esta registra los resultados de aquella: probar que Metodología e H.H enseñan a leer y escribir Historia (1).

La historia como relato y saber indicial se remonta al Neolítico, al hombre cazador que en busca de su presa encuentra huellas en el barro, ramas quebradas…rastros mudos a, interpretar señales a descifrar. Al transmitir a sus pares el relato de sus experiencias en beneficio del presente y de un futuro previsible, origina la narración histórica y va configurando el saber cinegenético que predomina desde el 7000 al 3000 aC(2). La narración histórica entonces,, existe desde tiempos inmemoriales vinculada al hombre que en las sociedades cazadoras sabe mirar, leer y representar- en forma verbal o en pinturas-acciones humanas.Vinculado también a una imagen primordial:la del hombre cazador escudriñando vestigios en la tierra, oteando el horizonte donde avizora al alba y una constelación naciente de disciplinas. Ese gesto elocuente, rancio, fundante del hombre cazador es el primero de los gestos de la historia intelectual y de la historiogarfía.

Convengamos -en hipotética y discutible cronología- que desde el 3.000 antes de Cristo, el paradigma indicial se amplía con aportes del saber adivinatorio de los mesopotámicos. Los divinos examinan vísceras de animales, gotas de aceite en el agua y otras cosas por el estilo para insinuar profecías desde el pasado. Pero el gran salto hacia la abstracción del pensamiento-luego de pasar por la escritura cuneiforme- se cumple en el 1500 aC, cuando cristaliza la escritura fonética y el primer alfabeto reducido a 22 dibujos por los fenicios. Hoy sabemos que escribir es el milagro de comunicar significados por significantes en 24 signos y la esforzada ejercitación hasta lograr una representación escrita y aceptable.

El saber sintomático en la Grecia clásica y alfabetizada se desvincula de lo sobrenatural por influjo de la filosofía y la medicina hipocrática(450 aC): todo lo orgánico es natural y se conoce desde los efectos a las causas, desde los ´síntomas al diagnóstico, un diagnóstico que es aleatorio, de elástico rigor (elocuente contradición).

Durante el medievo prevalece la inmediatez del mundo legible en tanto el mundo se hace evidente en el libro. Códices primero e imprenta siglos después, son las prodigiosas realidades que fijan y multiplican el conocimiento a la vez que desnaturalizan el objeto. Este adquiere otra realidad el el libro impreso. Progresivamente se van desplegando las grandes líneas del método indicial que llega al conocimiento de una  realidad mediata, indirecta y compleja partiendo de señales inmediatas. N los tiempos modernos, señales a descifrar, signos con cualidades percibidas por el hombre para conocer al hombre, requieren estudios normativos que van a ser ejecutados por disciplinas específicas-tenazmente antropocéntricas- para ocuparse del cuerpo humano: frenología, nosografía, teratología,; del hábitat natural del hombre, geografía, geología; paleontología, meteorología, veterinaria, de los hechos culturales:filología, grafología, e historia de los hombres. Todas son disciplinas indiciales definidas como tales con referencia a las no indiciales: exactas, nomotéticas, deductivas, experimentales, las privilegiadas por el paradigma galileano-newtoniano a partir del siglo XVll.

Si bien no nos anima aquí la intención de presentar un regesto de la Historia de las ciencias, tampoco podemos dejar de mencionar un acontecimiento en la historia intelectual como es la Revolución Científica del siglo XVll, ni silenciar los nombres de los arquetipos del paradigma indicial y sus aportes a la lectura crítica. Bacon  y Descartes definen métodos y saber críticos: la fuerza de experimentaciones y teorías de Galileo y Newton, relegan las disciplinas indiciales a favor del predominio de las físico- matemáticas.

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