Metodologia
alevxca2 de Mayo de 2013
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MARCO TEÓRICO
¿Qué es suicidio?
Es la muerte autoprovocada con carácter intencional. (Kaplan. H, Sadock.B)
La adolescencia normal, según se ha visto, implica un remolino emocional, a menudo solo un grado por debajo de la psicopatología. El comportamiento suicida entre preadolescentes y adolescentes puede entenderse como un espectro continuo de conductas que incluye desde la conducta no suicida, las ideas suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio (Pfeffer et al., 1982)
La ideación suicida.
El suicidio podría definirse como un proceso que se inicia con la ideación en sus diferentes expresiones (preocupación autodestructiva, planificación de un acto letal, deseo de muerte) discurre por el intento suicida y finaliza con el suicidio consumado. Por esta razón, se considera que la investigación en ideación suicida, así como la identificación de factores asociados a ésta, resulta de particular importancia en la prevención del suicidio.
La ideación y el intento suicida son dos de las causas mas frecuentes de consulta en la urgencia psiquiátrica. Algunos de los temas más frecuentes son las crisis personales que provocan un sufrimiento intenso con sentimientos de desesperanza, los conflictos generados por la supervivencia con un estrés desmesurado, un estrechamiento de las opiniones percibidas por el paciente y el deseo de escapar de todo ello. La ideación suicida aparece en situaciones vulnerables como respuesta a multitud de agentes estresantes, en cualquier grupo de edad, y puede persistir durante períodos muy largos de tiempo sin llegar al intento.(Kaplan. H, Sadock.B, 1975)
El suicidio en adolescentes
Es importante saber porque orilla a los adolescentes a tomar tan drástica determinación, para ayudarle a que solucione su crisis y enfrente la vida con seguridad de que él es más importante que los problemas.
Para el adolescente, el intento de suicidio es:
Un grito de auxilio. Significa: “necesito que me amen, escuchen, comprendan”.
Una fuga o escape. Es la posibilidad de evadir alguna situación que se ha convertido en algo intolerable para él.
Luto. Quizá por la pérdida de un ser querido, una decepción amorosa, o por un proyecto inconcluso.
Un chantaje. Esta es una forma con la que se presiona a los demás para que le cumplan sus demandas y exigencias.
Un sacrificio. Ofrece su vida para poder convertirse en un héroe o una víctima.
Un castigo. Es producto de alguna falla real o imaginaria que ha cometido, o para castigar a los demás. (Claudia Suarez Peréz, 1998)
Las siguientes evidencias de intento de suicidio son mencionadas en orden ascendente de significación patológica:
1) Pensamientos vagos acerca del suicidio
2) Pensamientos específicos acerca de cómo suicidarse
3) Obtener los medios con los cuales suicidarse (píldoras para dormir, armas de fuego, etc.)
4) Intentos reales
Los gestos suicidas se consideran como intentos menores (p. ej., arañarse las muñecas, ingerir unas cuantas tabletas de aspirina); los intentos reales de suicidio son actos graves que potencialmente pudieran ser fatales (p. ej., empleo de armas de fuego; cortarse hasta la profundidad de las arterias o tendones, ingerir dosis excesivas de píldoras para dormir, ingesta de venenos o material letal; saltar de alturas peligrosas, ahorcarse; inhalar gas). Si estos actos se llevan cabo en un momento y lugar donde es poco probable ser descubierto rápidamente o sin avisar a alguien de antemano de dichas intenciones, aumenta el aspecto grave del intento.
Los intentos suicidas graves son altamente predictivos de futuros intentos; entre los motivos para esto se encuentra que más de un tercio de las personas que han intentado suicidarse estaban enfermas física o mentalmente cuando tuvo lugar su tentativa y la mayoría estuvieron influidos por la enfermedad. Otros factores altamente significativos en relación con el suicidio son alcoholismo, abuso de drogas, depresión, esquizofrenia y otras enfermedades mentales. La desorganización familiar es un factor relacionado con el riesgo de suicidio. En las historias psicológicas de los adolescentes víctimas del suicidio se hallaron elementos de trastornos psiquiátricos entre los miembros de la familia, o bien tuvieron padres o hermanos con comportamientos suicidas; esto implica que la identificación es un factor importante.
Los adolescentes con tendencias suicidas por lo general viven en un hogar desorganizado, están expuestos a conductas suicidas, tienen padres con problemas emocionales que están separados o no están en el hogar y, en algunos casos, han sufrido de abusos sexuales. La víctima se sentía rechazada por sus padres, tenía problemas de conducta con ellos; se ha podido establecer que con frecuencia los adolescentes que se suicidan ocuparon el lugar de paciente identificado en la familia, es decir, era el miembro al que se culpa por los problemas de la familia. También se ha observado que el suicidio muchas veces coincide con la ruptura de un noviazgo o romance.
Quizá la principal característica que distingue a la verdadera intención suicida de las amenazas de suicidio es el aislamiento social (Seiden, 1969). Mientras haya alguien a quien el joven pueda recurrir en busca de ayuda o en quien pueda volcar su agresión, el suicido es evitable; por el contrario, se convierte en una posibilidad cierta cuando el adolescente cree que no hay nadie a quien le importe si vive o muere. Un verdadero suicidio es el resultado final de un plan meticuloso que no ofrece oportunidad de sobrevivir, mientras que muchas de las amenazas o maniobras suicidas son intentos desesperados por comunicarse con los demás. (Gonzalez, J., 2001)
En cuanto a la ideación suicida, si las amenazas fueron dirigidas a alguien del medio, quizá esto se aun intento de manipular o de intentar pedir ayuda, y así el riesgo está disminuido. Cuando no hay ganancia secundaria evidente y la amenaza y la urgencia están verdaderamente dirigidas contra el mismo paciente, el riesgo es mayor (Soloon y Patch, 1976)
Estadísticas
En estudios recientes se subraya que el suicidio representa la tercera causa de muerte de adolescentes en el mundo. La Organización Mundial de la Salud -OMS- (2006) informa que aproximadamente un millón de personas murieron por suicidio en el año 2000, y que las tasas de suicidio global han aumentado en un 60% en los últimos 45 años.
En el ámbito de la adolescencia, en la mayoría de los países de todo el mundo se está informando que las tasas de suicidio entre los adolescentes está aumentando de forma alarmante (OMS, 2006). En México, lugar donde se ha realizado este estudio, se ha constatado que entre 1990 y 2000, la tasa de mortalidad por suicidios se duplicó en el grupo de 11 a 19 años con respecto al período anterior de 1980 a 1990, con un incremento todavía más marcado entre las mujeres (Puentes, López y Martínez, 2004).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el primer lugar de países de América Latina con más suicidios lo ocupa Argentina seguido por Venezuela, Brasil y México.
Además, el suicidio tiene un profundo impacto psicológico y social que afecta directamente a otras personas, fundamentalmente las más próximas (Suk et al., 2009). La OMS en el 2000, señala que un suicidio individual afecta profundamente al menos a otras seis personas y, en caso de ocurrir en una institución educativa o en el lugar de trabajo, el impacto es todavía mayor.
Los disgustos familiares y los conflictos amorosos son dos de las causas que han colocado a México en el cuarto lugar de países con los índices más altos de suicidios en América Latina; en el 2003 se mataron 3 mil 327 mexicanos, además 222 personas lo intentaron.
El suicidio es mucho más común en la adolescencia propiamente dicha, la adolescencia tardía y la postadolescencia (es decir, de los 16 a los 24 años), que en edades más tempranas. .(Gonzalez, J., 2001)
Atendiendo al criterio de género, se ha visto que los adolescentes varones se suicidan tres veces más que las mujeres, aunque las mujeres intentan suicidarse tres veces más que los hombres.
Entre las causas que originaron los intentos por quitarse la vida destacó el disgusto familiar con cuatro de cada diez casos y uno más de ellos por causa amorosa.
En los últimos tres años la tasa de suicidio se elevó de 8.3% a 11% en el caso de varones y del 12.1% a 16.5%, en el caso de las mujeres.
Las causas más comunes son las relaciones afectivas deterioradas y la falta de comunicación de los hijos con sus padres.
Hacia el final de la adolescencia el riesgo de suicidio aumenta drásticamente; en esta época el suicidio es la tercera causa de muerte sólo superada por la atribuida a accidentes (Kaplan. H, Sadock.B, 1975)
Prevención y acción
Dado que solamente una cuarta parte de los adolescentes que han realizado un intento de suicidio consultaron a un profesional, es un deber innegable realizar acciones de prevención e información sobre esta situación: fomentando la autoestima y la toma de decisiones por parte de los adolescentes, a través de técnicas de anticipación.
A nivel escolar, detectando y entrevistando a aquellos niños o adolescentes que bruscamente disminuyan su rendimiento, o tengan problemas de conducta, o falten reiteradamente a clase.
Una vez instalado el intento de suicidio es necesaria una acción rápida, especializada e interdisciplinaria, de abordaje integral que convoque y comprometa a la familia y a la red de amigos.
Dada la estrecha relación encontrada, el diagnostico
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