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Metodos De Pedagogia


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2012  •  2.560 Palabras (11 Páginas)  •  743 Visitas

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LA NATURALEZA Y METODO DE LA PEGAGOGIA:

Se han confundido con frecuencia las dos palabras educación y pedagogía, que piden, sin embargo, la más escrupulosa distinción.

La educación es la acción ejercida sobre los niños por instantes, y es general. No hay período, en la vida que las generaciones jóvenes no estén en contacto con sus mayores, y en que, por consiguiente, no reciban de éstos el influjo educador. Porque este influjo no se hace sentir solamente en los instantes, muy cortos, en que los padres o los maestros comunican conscientemente, y por medio de una enseñanza propiamente dicha, los resultados de su experiencia a aquellos que vienen detrás de ellos. Hay una educación inconsciente que no cesa jamás. Con nuestro ejemplo, con las palabras que pronunciamos, con los actos que realizamos, se moldea de una manera continua el alma de nuestros niños.

Con la pedagogía, las cosas pasan muy diversamente. Esta consiste, no en acciones, sino en teorías. Estas teorías son maneras de concebir la educación, no maneras de practicarla. En ocasiones, distínguese de las prácticas al uso, a tal punto que hasta se oponen a ellas. La pedagogía de Rabelais, la de Rousseau o la de Pestalozzi, están en oposición con la educación de su tiempo. Así, la educación no es más que la materia de la pedagogía. Esta consiste en una cierta manera de considerar las cosas de la educación.

Es lo que hace que la pedagogía, al menos en el pasado, sea intermitente, mientras que la educación es continua. Hay pueblos que no han tenido pedagogía propiamente dicha;

. Es porque el hombre no reflexiona siempre, sino sólo cuando hay necesidad de reflexionar, y porque las condiciones de la reflexión no se presentan siempre y en todas partes.

Admitido esto, tenemos que buscar cuáles son los caracteres de la reflexión pedagógica y de sus productos. ¿Hemos de ver en ello doctrinas propiamente científicas, y debe decirse de la pedagogía que es una ciencia, la ciencia de la educación? ¿O conviene darle otro nombre, y cuál? La naturaleza del método pedagógico será entendida muy diversamente, según la respuesta que se dé a esta cuestión.

I. Que las cosas de la educación, consideradas desde cierto punto de vista, puedan ser el objeto de una disciplina que presente todos los caracteres de las otras disciplinas científicas, es, en primer término, algo fácil de demostrar.

En efecto, para que pueda llamarse ciencia a un conjunto de estudios, se necesita, y es suficiente, que éstos presenten los caracteres siguientes:

1.- Hace falta que versen sobre hechos adquiridos, realizados, ofrecidos a la observación. En efecto, una ciencia se define por su asunto; supone, por consiguiente, que este asunto existe, que se le puede indicar con el dedo, de algún modo, señalando el sitio que ocupa en el conjunto de la realidad;

cosas que estudiar. Ocurre con frecuencia a las ciencias que están a punto de nacer y constituirse, el abarcar con cierta confusión una pluralidad de asuntos diferentes; es el caso, por ejemplo, de la geografía, de la antropología, etc. Pero esto nunca es más que una fase transitoria en el desarrollo de las ciencias;

3.- En fin: estos hechos los estudia la ciencia para conocerlos, y sólo para conocerlos, de una manera absolutamente desinteresada. Nos servimos adrede de esta palabra, un poco general y vaga, de conocer, sin precisar de otro modo en qué pueda consistir el conocimiento llamado científico. Poco importa, en efecto, que el sabio se aplique a constituir tipos, más bien que a descubrir leyes, que se limite a describir o, más bien, que trate de explicar. La ciencia empieza desde que el saber, cualquiera que sea, se busca por el saber mismo. Indudablemente, el sabio sabe que sus descubrimientos serán probablemente susceptibles de ser utilizados. Hasta puede ocurrir que él dirija de preferencia sus investigaciones a uno u otro punto porque presienta que serán así más provechosos, que permitirán dar satisfacción a necesidades urgentes.

No nos dicen: he ahí lo que existe y cuál es su porqué, sino he aquí lo que hay que hacer. Los teóricos de la educación no hablan generalmente de las prácticas tradicionales del presente y del pasado sino con un desdén casi sistemático. Señalan principalmente sus imperfecciones. Casi todos los grandes pedagogos, Rabelais, Montaigne, Rousseau, Pestalozzi, son espíritus revolucionarios, rebeldes contra las costumbres de sus contemporáneos. No mencionan los sistemas antiguos o existentes más que para condenarlos, para declarar que no tienen fundamento en la naturaleza. De todo ello hacen, más o menos, completamente tabla rasa, y tratan de construir en su lugar algo completamente nuevo.

Es futil creer que educamos a nuestros hijos como queremos. Estamos obligados a seguir las reglas que rigen en el medio social en que vivimos. La opinión nos las impone; y la opinión es una fuerza moral cuyo poder coercitivo no es menor que el de las fuerzas físicas. Costumbres a las que ella presta su utoridad están, por lo mismo, exentas, en un alto grado, de la acción de los individuos. Podemos oponemos a ello, pero en este caso las fuerzas morales contra las que así nos rebelamos, reaccionan contra nosotros y es difícil que, con motivo de su superioridad, no seamos vencidos. Así podemos rebelamos contra las fuerzas materiales de que dependemos; podemos intentar vivir diversamente de lo que implica la naturaleza de nuestro medio físico; pero entonces la muerte o la enfermedad son la sanción de nuestra rebeldía. Del mismo modo estamos sumergidos en una atmósfera de ideas y de sentimientos colectivos que no podemos modificar a nuestro gusto, y sobre ideas y sentimientos de este género es sobre lo que se apoyan las prácticas educativas, Estas son, pues, cosas distintas de nosotros, puesto que nos resisten: realidades que tienen por sí mismas una naturaleza definida, adquirida, que se nos impone; por consiguiente, puede ser oportuno observarla, tratar de conocerla con el solo fin de conocerla.

No es imposible indicar desde este momento, con el solo fin de precisar las ideas, algunos de los principales problemas de que esta ciencia tendría que tratar.

Las prácticas educativas no son hechos aislados unos de otros, sino que, para una cierta sociedad, se dan unidas en un mismo sistema, cuyas partes concurren, todas ellas, a un mismo fin: es el sistema de educación propio de ese país y de ese tiempo. Cada pueblo tiene el suyo, como tiene su sistema moral, religioso, económico, En otras sociedades, más adelantadas, esta difusión deja de existir, o, por lo menos, se atenúa. La educación se concentra en manos de funcionarios especiales. En la India, en Egipto, son los sacerdotes los encargados

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