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Monografia

Jeam77712 de Junio de 2015

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1. LA ORATORIA

La oratoria es el conjunto de principios y técnicas que permiten expresarnos con claridad, desenvoltura y sin desconfianzas ante un público, con el propósito de narrar un determinado mensaje.

La oratoria es una palabra que proviene del vocablo latino oratoria y que está vinculada al arte de hablar con elocuencia.

El objetivo de la oratoria suele ser persuadir; por eso, se diferencia de la didáctica (que busca enseñar y transmitir conocimientos) y de la poética (intenta deleitar a través de la estética).

La oratoria, por lo tanto, pretende convencer a las personas para que actúen de una cierta manera o tomen una decisión. Por ejemplo: “La oratoria del vendedor me convenció y terminé llevándome tres pares de zapatos”, “Mi tío tiene una gran oratoria, por eso trabaja en el área de las relaciones públicas”.

La oratoria puede ser una eficaz herramienta que se utiliza para propósitos tales como la información, persuasión, motivación, influencia, traducción o simple entretenimiento.

La Oratoria, es uno de los elementos básicos en la unión de criterios, y la comprensión y el estímulo de multitudes.

Su intrínseca facultad de la oratoria, está inmerso en cada ser humano, aflorarlo y desarrollarlo es una de las metas de las personas que buscan un bienestar.

Al decir bienestar, no deseamos que se entienda como un bienestar propio y egoísta, por el contrario ha de entenderse, como la búsqueda de un real bienestar colectivo y mancomunado, velando los intereses de los valores trascendentes de una sociedad y no simplemente aquellos que constituyen valores suntuosos y superfluos, de bienes materiales.

La oratoria, muy bien encaminada, por parte del poseedor, se beneficiará de grandes satisfacciones para su realización.

La vida tendrá un nuevo sentido si lo conjuga con lo excelso de la existencia.

Es así, que en la edad contemporánea, se ha dado mayor soltura al aprendizaje de la oratoria, ya se nos es común apreciar, hoy en día, las infinitas invitaciones a cursos de enseñanza mediante folletos, impulsados por grupos culturales.

Este factor de soltura, y de nuevas opciones, otorgan mayor desarrollo al mismo.

Han quedado olvidadas y en buenas horas, aquellas costumbres de las épocas pasadas, que era requisito fundamental dominar los gestos pintorescos, la modulación esterilizada, las posiciones acomodadas, las miradas precisas, etc.

Los cuales, el daño que realizaban eran muchas veces tremendas para el orador, quien se preocupaba más en los factores externos de visualización, olvidando los internos que nacen del corazón del verdadero orador. Estos factores internos deben ser primero cultivados, los restantes vendrán de añadidura. Si un orador, debe demostrar sinceridad, antes bien debe ser sincero consigo mismo y con los demás.

2. Historia de la Oratoria

La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Había unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los tribunales.

El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó una afamada escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. Sin embargo, que recurrirían a los servicios de hológrafos (quienes redactaban los discursos). En este tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.

De Grecia la oratoria pasó a la República Romana, donde Marco Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos. Durante el imperio, sin embargo, la oratoria entró en crisis habida cuenta de su poca utilidad política en un entorno dominado por el emperador. Con el tiempo, la oratoria se extendió a diversos géneros. Así pasó a utilizarse tanto en la política (para convencer votantes) como en el ámbito judicial (para presentar alegatos) en la actividad comercial (para promover las ventas). Aunque todavía se encontraron grandes expertos en ese arte como Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su Institutio oratoria se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género. Sin embargo, como ha demostrado Ernst Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media, la Oratoria influyó en el campo de la poesía y la literatura pasándole parte de sus recursos expresivos y retoricándola en exceso.

2.1. Reseña Histórica de la Oratoria

Muchos tratados sobre oratoria y/o retórica que datan de los tiempos alboréales de los griegos cobran actual vigencia en nuestra globalizada sociedad; evidentemente, a ellos se suman las contribuciones de los romanos continuadores del ostentación cultural de los helenos, de aquellos tiempos nos han llegado importantes tratados sobre oratoria: los de Aristóteles; Arte retórica, los de Cicerón; "De la invención", "Del Orador" y "De la Perfección Oratoria", y el de Quintiliano; "Instituciones oratorias".

QUINTILIANO (c. 35-c. 95)

"Institutio Oratoria" constituyen su obra más afamada. En ellos trata de los métodos, fundamentos y técnicas de la enseñanza y de la oratoria. Pero, al margen de la grandeza oratoria de estas dos civilizaciones clásicas griega y latina podemos decir también, que nuestro país tiene un rico pasado en lo que a la práctica oratoria se refiere. Desde épocas preincaicas, según cronistas e historiadores, se hizo uso activo de la expresión oral en el territorio de nuestro país. No sólo para transmitir ideas o pensamientos, sino para preservar la propia "historia" de los pueblos del Tahuantinsuyo; en algunos casos, a través de los amautas y en otros, por medio de los quipucamayocs.

La expresión oral en una sociedad ágrafa sin escritura se convertía más que un arte en una imperiosa necesidad para preservar el pasado, la cultura, los conocimientos y la tecnología. A través de la transmisión oral, de generación en generación, se comunicaban infaliblemente mitos, leyendas y tradiciones para su perpetuación y difusión. Si no, no nos explicamos como un pueblo sin escritura pudo conquistar gran parte del territorio americano y apoderarse culturalmente sobre él. Evidentemente la oratoria de esos tiempos era diferente a la usada hoy.

En el tiempo de la "Conquista" la retórica hispánica se orientó principalmente a insuflar valor a las huestes invasoras para que pudieran enfrentar con valor al más colosal de los ejércitos americanos. Las palabras de Pizarro, exhortando a sus hombres en la Isla del Gallo -para que no lo abandonaran- constituyen quizás, uno de los discursos más antiguos pronunciados por estas latitudes. Asimismo, los discursos de los funcionarios de la Corona exhortando a los antiguos peruanos –quechuahablantes- a someterse al Rey de España, constituían discursos formales que prologaban, muchas veces, cruentas incursiones genocidas.

En la época de la Colonia, luego de la "Conquista", surge lo que bien podríamos llamar "primeros oradores profesionales". Su labor más característica era la de componer extravagantes y rimbombantes discursos para saludar la llegada de un nuevo virrey. El pueblo entero, con los oradores a la cabeza, partía hacía el Callao para escuchar la disertación que, por turnos, hacían estos señores. Eran piezas de retórica apologística, plagadas de elogios que hacían a un personaje que ni siquiera conocían

Durante la gesta emancipadora, los "peruanos", es decir de aquellos que se identificaban con la tierra donde habían nacido -y ya no con la metrópoli española- iniciaron jornadas independentistas para liberarse del yugo español. Estos precursores e ideólogos de la independencia se valieron tanto de sus escritos como de sus encendidos discursos, para inflamar la vena política y crear ese sentimiento de rebeldía y nacionalismo que permitió, años después, la independencia nacional.

Durante las luchas por la independencia, los caudillos militares supieron inflamar de valor a sus huestes con bizarros discursos militares, inculcando a través de sus palabras el amor a la patria americana y el valor y coraje para desligarse de la metrópoli española. Aun hoy se escuchan en nuestros oídos, las palabras vibrantes del Generalísimo Don José de San Martín al exclamar, en el más famoso de todos sus discursos: "¡El Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y de la causa que Dios defiende...!" ¡Viva la patria! ¡Viva el Perú!

Con el advenimiento de la República, la oratoria se convierte en instrumento aglutinador y forjador de la identidad nacional. Como medio de trasmitir ideas, pensamientos y doctrinas, comienza a ser utilizado por los primeros presidentes del Perú; Manuel Pardo, Nicolás de Pierola y Augusto Leguía y por supuesto por los políticos más destacados; con su verbo radical y sus nuevas doctrinas filosóficas, pretenden crear conciencia para la creación de un nuevo Perú. Entre ellos tenemos a González Prada y a Haya de la Torre.

En épocas contemporáneas resaltan las figuras del arquitecto Fernando Belaunde Ferry -un orador inspirado que a decir de muchos, "leía" sin texto- sus palabras utilizadas con propiedad, eran un llamado constante a la defensa de los valores democráticos. Destaca también la figura de Alan García Pérez -aprista que recordaba los viejos tiempos de don Víctor Raúl Haya de la Torre- dueño de una oratoria torrencial y apasionada que muchas

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