Origen de la vida
Enviado por • 24 de Enero de 2014 • Tesis • 3.188 Palabras (13 Páginas) • 323 Visitas
2.1 Origen de la vida
Teorías científicas a través del pensamiento científico. Es probable que el cosmos, integrado por todo
aquello que pertenece a la realidad, tuviera su origen hace unos 10,000 a 20,000 millones de años. La
región específica del cosmos en la que se encuentra nuestro planeta es el universo denominado vía láctea.
Por universo se entiende un conjunto formado por millones de estrellas, aunque el vulgo suele aplicar este
nombre al cosmos entero. El sol es una estrella de medianas dimensiones situada aproximadamente a dos
terceras partes de la distancia entre el centro y la periferia de la Vía láctea. El sol y sus satélites
planetarios constituyen el sistema solar. La teoría más aceptada sobre el origen del cosmos establece que
éste surgió hace muchos millones de años como resultado de una descomunal explosión de materia
densamente condensada: teoría del big bang o de la gran explosión. Los vestigios de esa antiquísima
explosión se han estudiado mediante poderosos telescopios que hoy día captan la luz emitida hace
millones de años por estrellas muy lejanas. Quizá nuestro sistema solar surgió como una nube giratoria de
gases que acabaron por condensarse formando el sol y los planetas. La Tierra debió iniciar su existencia
como una masa gaseosa, pero después de un tiempo se formó un núcleo de metales pesados como el
níquel y el plomo. Por encima de ese núcleo hay un manto grueso y, finalmente, una corteza relativamente
delgada que constituye la superficie del planeta. Una teoría postula que en un principio la Tierra era fría,
pero que se calentó al generarse colosales fuerzas de compresión durante la sedimentación y la síntesis
de los materiales del núcleo. La radiactividad también produjo enormes cantidades de calor. Después de
unos 750 millones de años, la Tierra se enfrió lo suficiente para que se formara la actual corteza. Así,
puede decirse que vivimos en un planeta relativamente frío. El universo en el cual nosotros vivimos no es
el único en el cosmos y se asemeja a otros tipos de universos. Asimismo, el Sol no es un tipo especial de estrella. Tampoco es rara su posición y, en cuanto a dimensiones, cabe decir que es de mediana estrella.
El planeta Tierra es más grande que Mercurio pro mucho más pequeño que Júpiter o Saturno. Todas las
teorías científicas acerca del origen de la vida exigen que la edad de la Tierra sea de varios miles de
millones de años. Se tienen pruebas que apoyan esa suposición. Una de las líneas de evidencia se basa en
la observación de otros universos y en los estudios de las atmósferas de nuestros planetas vecinos. Son
dos las principales teorías acerca del origen de la vía. La teoría creacionista, basada en gran medida en la
narración bíblica del Génesis, afirma que la Tierra no tiene más de 10,000 años de edad, que cada especie
fue creada por separado durante un breve lapso de actividad divina ocurrido hace unos 6,000 años y que
cada especie tiene a mantener a través del tiempo su peculiaridad única y bien definida. El creacionismo
científico, un replanteamiento reciente de la teoría creacionista postulado por un grupo de geólogo e
ingenieros conservadores, fue causa en Estado Unidos de una serie de infructuosas batallas legales
provocadas por los fundamentalistas, quienes se empeñaban en que los sistemas escolares laicos
estadounidenses incluyeran la teoría creacionista como parte de las clases de biología, en las que por
supuesto se enseña el concepto de evolución. La otra teoría (evolucionista) afirma que la vida surgió en un
punto selecto ubicado en el extremo superior del espectro continuo de ordenamientos cada vez más
complejos de la materia. Es decir, que cuando la materia se vuelve suficientemente compleja aparecen las
características asociadas con la vida. A pesar de que ésta es una teoría mecanicista, en ella se dio cabida
a epifenómenos biológicos como el amor, la conciencia, la moralidad, etc. cualidades que aparecen en las
formas biológicas más danzadas; por ejemplo, el ser humano. Los biólogos se inclinan por un origen
natural de la vida. Hipótesis de Alexandr Ivánovich Oparin En la teoría mecanicista de la vida se postula
que la mejor manera de explicar las complejas reacciones de los seres vivos es recurrir a las propiedades
de sus partes componentes, además, se afirma que una ordenada serie de fenómenos de causa y efecto
condujo al surgimiento de la vida a partir de conjuntos de sustancias inorgánicas sencillas, las cuales
fueron convirtiéndose en macromoléculas orgánicas cada vez más complejas. A. I. Oparin presentó a sus
colegas soviéticos en 1924 una clara y rigurosa explicación de cómo pudo haber acontecido esa evolución
de la vida a partir del reino abiótico de la química y la física. Para 1936, sus ideas ya habían sido
aceptadas en el mundo entero. La hipótesis de Oparin principia con el origen de la Tierra hace unos 4,600
millones de años. Es casi seguro que la atmósfera primitiva era reductora, quizá con altas concentraciones
de metano (CH4), vapor de agua (H2O), amoniaco (NH3) y algo de hidrógeno (H2). Una atmósfera de esa
naturaleza debió promover la síntesis química. Conforme la Tierra se enfrió, buena parte del vapor se
condensó para formar los mares primitivos. La mayor parte del trabajo experimental de Oparin se
relacionó con la exploración de las propiedades de los coacervados y su posible participación en la
evolución de las primeras células vivas. En opinión de este científico, desde las primeras etapas del
desarrollo de la materia viva debió haber síntesis de proteínas a partir de los aminoácidos. Stanley Miller
dio apoyo experimental a la idea de Oparin de que las condiciones y las moléculas inorgánicas simples de
la atmósfera primitiva del planeta tenían realmente la capacidad de combinarse para formar moléculas
orgánicas de los seres vivos. Miller, quien fue discípulo del premio Nobel Harold Urey (University of
Chicago), dispuso un aparato de Tesla que producía pequeñas cargas eléctricas en el interior de un
sistema cerrado que contenía metano, amoniaco, vapor de agua y un poco de hidrógeno gaseoso. Los
resultados de esa estimulación enérgica de una atmósfera parecida a la de la Tierra primitiva fueron
asombrosos. Se formaron diversas moléculas orgánicas entre las que se destacaron cetonas, aldehídos y
ácidos, pero lo más importante de todo fue que se sintetizaron aminoácidos. Dado que las proteínas son
indispensables para la estructura y el funcionamiento de las células vivas. Fig. 1: Origen de la vida NH3 +
CH4 + H2O + etc. Luz ultravioleta porfirinas nucleótidos aminoácidos porfirinas de Mg porfirinas de
hierro ácidos proteínas (clorofila) célula de proteína virus de escrapie células simples de ácido
nucleico virus de algas v. ácido nucleic cloroplastos mitocondrias células
complejas de ácido nucleico bacterias célula animal moderna célula vegetal moderna Origen de las
células Los coacervados complejo pueden mantener su estructura a pesar de que se encuentran en un
medio líquido amorfo. Por otra parte, a través de las fronteras del coacervado hay intercambio de
sustancias con el medio. Aunque tales límites parecer estar constituidos por moléculas de agua
orientadas y otras sustancias inorgánicas sencillas, sus propiedades son semejantes a las características
de permeabilidad observadas en las células y no sería remoto que fueran la estructura antecesora de la
membrana de la primeras células procarióticas. La complejidad cada vez mayor de las sustancias
orgánicas del interior del coacervado dependía de la política exterior de éste, la que cada vez era dictada por la membrana externa. Por su parte, la membrana iba aumentando su complejidad conforme llegaban a
su superficie las sustancias previamente introducidas en la célula. Aunque la evolución de las primeras
células es fundamental para probar un hipótesis mecanicista del origen de la vida, a muchos biólogos
también los intriga la transición entre las células procarióticas y eucarióticas. La importancia y el origen
de los organelos Desde principios del siglos XX los biólogos advirtieron que hay semejanza entre diversos
organelos delimitados por membranas y ciertas bacterias. Es particular, una de las similitudes más
notorias es la que hay entre los cloroplastos y las cianobacterias cargadas de clorofila. Asimismo, muchos
biólogos notaron el parecido que hay entre las mitocondrias y otras bacterias de vida libre. El hecho de
que los cloroplastos y las mitocondrias posean su propio ADN y puedan dividirse en forma independiente
del resto de la célula apoya la hipótesis de que estos y otros organelos fueron otrora bacterias
independientes que invadieron a las células primitivas y llegaron a establecer una relación permanente
con ellas. Se piensa que los invasores fueron simbiontes a los que beneficiaba al hospedero capacidades y
talentos de los que éste carecía. Esto significa que los cloroplastos bien pudieron ser cianobacterias que
confirieron propiedades fotosintéticas a las células que empezaron a darles alojamiento. Otras moneras,
sobre todo las de muy escasas dimensiones, pudieron dar origen de modo similar a otros organelos
características de la célula eucariótica. Lynn Margulis, de la Universidad de Boston, ha recabado un
impresionante número de pruebas a favor de esta teoría acerca del origen de los organelos llama teoría de
la endosimbiótica. La teoría ha sido aceptada ya por muchos citólogos y ha dado origen a un buen número
de trabajos experimentales encaminados a confirmaría o rechazaría. Hay células de formas y tamaños
muy variados. Algunas de las células bacterianas más pequeñas tienen forma cilíndrica de menos de una
micra o μm (1 μm es igual a una millonésima de metro) de longitud. En el extremo opuesto se encuentran
las células nerviosas, corpúsculos de forma compleja con numerosas prolongaciones delgadas que pueden
alcanzar varios metros de longitud (las del cuello de la jirafa constituyen un ejemplo espectacular). Casi
todas las células vegetales tienen entre 20 y 30 μm de longitud, forma poligonal y pared celular rígida. La
Generación espontánea Aristóteles que los peces, las ranas, los ratones, los gusanillos y los insectos se
generaban a partir de un material creador adecuado, procedente del lodo, de materia orgánica en
descomposición y de los suelos húmedos. En la edad Media, esta teoría se vio reforzada por la literatura y
algunas ideas fantásticas como la que afirmaba que los gansos eran producidos por los “árboles gansos”,
bajo ciertas condiciones. En el siglo XVII, Juan van Helmont, un científico belga, construyó un aparato ara
generar ratones de las camisas viejas. En el siglo XVII, cuando el físico y poeta italiano Francesco Redi
refutó, en torno a 1660, la idea imperante de que las larvas de las moscas se generaban en la carne
putrefacta expuesta al aire. Francisco Redi (1626 – 1627), poeta y médico italiano llevó a cabo un
experimento de gran trascendencia, motivado por sus ideas contrarias a la generación espontánea.
Concluyó, como resultado de su experiencia, que los gusanos no eran generados por la materia putrefacta,
sino que descendían de sus progenitores como todos los animales. Redi formuló la llamada teoría de la
biogénesis en la que afirmaba que la vida sólo se origina de la vida. En 1768, el naturalista italiano Lazzaro
Spallanzani eclesiástico italiano, demostró que si un caldo se esteriliza por medio de calor y se tapa
herméticamente, no se descompone debido a que se impide el acceso a los microbios causantes de la
putrefacción. Spallanzani empleó en sus experimentos cultivos de vegetales y otras sustancias orgánicas,
que después de someter a elevadas temperaturas colocaban recipientes, algunos de los cuales cerraba
herméticamente, mientras que otros los dejaba abiertos, lo que dio como resultado que en los primeros no
se forma microbio, en tanto que en los abiertos sí. En 1836, el naturalista alemán Theodor Schwann
proporcionó pruebas adicionales mediante experimentos más meticulosos de este tipo. La polémica, que
duro más de dos siglos y en a que algunos científicos apoyaban la generación espontánea y otros la
biogénesis, concluyó con el empleo del “matraz de Pasteur”, inventado por el químico y microbiólogo
francés Louis Pasteur, quien resumió sus hallazgos en su libro Sobre las partículas organizadas que existen
en el aire (1862). En caldos de cultivo estériles, que se dejaba expuestos al aire, él encontraba, al cabo de
uno o dos días, abundantes microorganismos vivos. El botánico alemán Ferdinand Julius Cohn clasificó a
estos organismos entre las plantas (una clasificación vigente hasta el siglo XIX) y los llamó bacterias. Al
final, el físico británico John Tyndall demostró en 1869, al pasar un rayo de luz a través del aire de un
recipiente, que siempre que había polvo presente se producía la putrefacción y que cuando el polvo
estaba ausente la putrefacción no ocurría. Estos experimentos acabaron con la teoría de la generación
espontánea. La panespermia Existen, además de la generación espontánea, otras teorías que tratan de
explicar con ciertas bases científicas el origen de la vida en nuestro planeta. Una de ellas es la panespermia, propuesta en 1908 por Arrhenius, y que afirma que ciertos gérmenes vivientes llegaron
adheridos a algunos meteoritos, a los que se les da el nombre de cosmozoarios. Éstos, al encontrar las
condiciones adecuadas en los mares terrestres, evolucionan hasta alcanzar el grado de desarrollo que
presentan los organismos en la actualidad. Origen de la vida en la Tierra Es una declaración demasiado
obvia decir que las condiciones de la Tierra fueron distintas al principio de lo que son ahora. La superficie
del planeta fue quizá lo bastante caliente como para hervir el agua y la atmósfera consistió de gases
venenosos. Las condiciones eran inhóspitas para la vida, como la conocemos ahora; sin embargo, bajo
estas condiciones austeras, se piensa que la vida se originó hace aproximadamente 3 mil millones de
años. La mayoría de los científicos piensan que la vida surgió de sustancias abióticas. Alternamente,
algunos científicos sugieren que la vida, o cuando menos sus precursores, llegó a la tierra como esporas
llevadas en meteoritos o que quizá fue sembrada por alguna civilización extraterrestre tecnológicamente
avanzada. Sin embargo, estas alternativas sólo dan una respuesta; no explican cómo surgió la vida
inicialmente. TEORIA DE LYNN MARGULIS Lynn Margulis, de la Universidad de Boston, ha recabado un
impresionante número de pruebas a favor de esta teoría acerca del origen de los organelos llama teoría de
la endosimbiótica. Una de ellas, a la que daremos más énfasis, alega que estos orgánulos que forman
parte de las células eucariontes, fueron antes de esta era organismos unicelulares capaces de
autorreproducirse y de sintetizar la totalidad de sus proteínas. Contenían y contienen las típicas
macromoléculas informáticas y estructurales de la vida. O sea su mensaje genético, su genomio propio.
Hoy en día toda célula eucarionte tiene dos mensajes genéticos: el mitocondrial fuera del núcleo y el que
reside en el núcleo, inexistente en las formas que hasta ahora hemos visto. Tienen modernamente dos
códigos aparentemente diferentes. El mitocondrial tiene un par de instrucciones diferentes con respecto al
código "universal", que es el que se usa para la información en el núcleo. Material genético Origen
del núcleo surgir la Disperso Mitocondria Pared celular: de quitina Origen de la La undolipodia Origen
del Cloroplasto Relación de organelos que dieron origen a la célula eucarionte, presencia del ADN de cada
uno. La teoría ha sido aceptada ya por muchos citólogos y ha dado origen a un buen número de trabajos
experimentales encaminados a confirmaría o rechazaría. Hay células de formas y tamaños muy variados.
Algunas de las células bacterianas más pequeñas tienen forma cilíndrica de menos de una micra o μm (1
μm es igual a una millonésima de metro) de longitud. En el extremo opuesto se encuentran las células
nerviosas, corpúsculos de forma compleja con numerosas prolongaciones delgadas que pueden alcanzar
varios metros de longitud. Se piensa que lo más probable es que las mitocomdrias, que fabrican ribosomas
parecidos a los de las bacterias de pequeño tamaño y por los detalles de su composición química,
provengan de bacterias púrpuras no sulfurosas que eran originariamente fotosintéticas y que perdieron
esa capacidad. Taxonomía y sistemática: Clasificación de los organismos Organismo de la vida: El estudio
de la evolución es particularmente útil para dividir los organismos en grupos porque revelan cómo esos
organismos están emparentados cronológicamente y morfológicamente entre sí. La clasificación de los
organismos se denomina taxonomía, (Taxis = orden, rango) la taxonomía es la rama de la biología que se
ocupa de la clasificación de los seres vivos, y su tendencia actual es realizar clasificaciones naturales, la
sistemática clasifica a los seres vivos en diferentes categorías taxonómicas. Los taxónomos utilizan las
relaciones evolutivas para crear grupos. Aunque los esquemas de clasificación son por necesidad un tanto
arbitrarios, es probable que representen el “árbol genealógico” de las diversas formas actuales. Cada
organismo pertenece a uno de los cinco reinos. El reino es la categoría taxonómica más general. Esos
cinco reinos son: Monera, Protista, Fungi, Plantae y Animalia. El reino Monera está formado por organismos
unicelulares que carecen de núcleo y de muchas de las estructuras celulares de núcleo y de muchas de las
estructuras celulares especializadas llamadas organelos. Se dice que tales organismos son procarióticos
(pro = antes; karyon = núcleo) y se trata de las bacterias. Los demás reinos están integrados por seres
eucarióticos (eu = verdadero), cuyas células contienen núcleo y un repertorio más completo de organelos.
Los eucariotes unicelulares pertenecen al reino Protista, el cual abarca los protozoarios y otros protistas
vegetaloides y fungoides. Los organismos pluricelulares que producen su propio alimento están agrupado
del reino plantae; las flores, los musgos y los árboles son ejemplo. Entonces se puede decir que la
Taxonomía es una ciencia la cual estudia la clasificación de animales y plantas. Es probable que el primer
estudio científico sobre plantas consistiera en el intento de catalogarlas. Las primeras clasificaciones del
mundo vegetal eran artificiales, debido a los escasos conocimientos sobre la estructura de las plantas. La
más antigua establecía tres grupos: hierbas, arbustos y árboles. Estas categorías tan simples y arbitrarias
sirvieron, no obstante, como material de partida para una clasificación basada en las relaciones existentes entre los organismos. En época de Linneo se solía emplear tres categorías: la especie, el género, grupo de
especies de aspecto similar, y unas categorías superior, el reino. Los naturalistas reconocían tres reinos:
vegetal, animal y mineral. El reino todavía es la categoría más alta en clasificación biológica. Entre le nivel
del género y el nivel del reino, empero, Linneo y los taxónomos ulteriores colocaron varias categorías más.
Así, a los géneros se los agrupa en familias, a las familias en órdenes, a los órdenes en clases, y a las
clases en phylum. Estas categorías pueden subdividirse más o integrarse en una cantidad de categorías
que se emplean con menos frecuencia, como subfilo o superfamilia. Por convención, los nombres
genéricos y específicos se escriben en bastardilla. Mientras que los otros nombres de familias, órdenes,
clases y otros taxones cuyas categorías están por encima del nivel de género no, aunque se escriben en
mayúscula. La sistemática Como mencionamos antes, la sistemática es el estudio de las relaciones entre
los organismos. Para Linneo y sus sucesores inmediatos el objetivo de la clasificación era revelar el grande
e invariable designio de la creación especial. Después de 1859 se empezaron a contemplar las diferencias
y similitudes entre los organismos como consecuencias de su historia evolutiva (filogenia). Así, a los
géneros se los vino a considerar más como grupos de especies fraternas que divergieron hace poco, a las
familias como géneros divergentes no tan recientes y así sucesivamente. En consecuencia, con la
clasificación se procuró cumplir dos funciones distintas: proveer métodos útiles para catalogar los
organismos y reflejar el curso, a veces errático, de los cambios evolutivos. En la actualidad se discute si
ambas funciones son compatibles o no. El sistema de clasificación permite hacer generalizaciones. Ya que
hay información almacenada en la clasificación de un animal como mamífero, por ejemplo, o de una planta
como Anthophyta. Se puede observar que la progresar hacia abajo desde el reino hacia la especie,
aumentan los detalles, yendo de lo general a lo particular. En suma, la clasificación jerárquica es muy útil
para almacenar información y recuperarla. Como mencionamos antes, a la especie se la puede considerar
una realidad biológica, pero las otras categorías sólo existen en la mente humana. Tomemos por caso un
grupo familiar: algunos taxónomos, los “unicistas”, agruparían todos los gatos, con excepción de uno, en
el género Felis, incluyendo al chita porque no tiene zarpas retráctiles. Otros, los “divisionistas”, reservan la
designación Felis para los gatos más pequeños, como el puma, el ocelote y el gato domés
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