PARALELISMOS Y DIFERENCIAS EN LA EVOLUCION DE LA PSICOMOTRICIDAD Y LA EDUCACION ESPECIAL
LuciafrovetaApuntes8 de Noviembre de 2016
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PSICOMOTRICIDAD Y EDUCACION ESPECIAL
PARALELISMOS Y DIFERENCIAS
EN LA EVOLUCION DE LA PSICOMOTRICIDAD
Y LA EDUCACION ESPECIAL
Psm. Ernesto Ferreyra Monge
Abril de 2012
PARALELISMOS Y DIFERENCIAS EN LA EVOLUCION DE LA PSICOMOTRICIDAD Y LA EDUCACION ESPECIAL[1]
Ernesto Ferreyra Monge
“Estudiar es desocultar, es alcanzar la comprensión más exacta del objeto, es percibir las relaciones con los otros objetos. Implica que el estudioso, sujeto del estudio, se arriesgue, se aventure, sin lo cual no crea ni recrea.
Paulo Freire [2]
En un sentido geométrico, lo “paralelo” refiere al recorrido de dos caminos que no se juntan, no se encuentran, se mantienen equidistantes. Se aplica tanto a líneas rectas y curvas como a superficies. Sabemos que para que dos líneas o superficies se “encuentren” en algún punto, basta que una de ellas al menos, realice un leve giro.
Pero el campo de las ideas y las prácticas humanas remiten a otra espacialidad y hay ocasiones en que “las paralelas se juntan”. “Paralelismos”, da cuenta de ciertas concordancias, semejanzas, correlaciones o afinidades. Tomados estos dos caminos, el de la Psicomotricidad y la Educación Especial, podremos observar recorridos que se bifurcan, se entrecruzan, se alejan o se acercan, según el ángulo desde donde consideremos las relaciones.
Cuando hablamos de “diferencias” es preciso considerarlas identificando ciertas coincidencias y similitudes al mismo tiempo. No es posible ver lo diferente sino es en función de la similitud. Lo diferente, también constituye una ocupación de ambas disciplinas que va adquiriendo distintas significaciones según el momento histórico. Ahí corresponde ver las similitudes y contrastes en el abordaje de la diferencia.
Al decir “evolución”, hacemos referencia a un camino hacia adelante, un progreso de las ideas y las prácticas. Esto supone inscribir teorías y prácticas en una perspectiva histórica. Intentaremos analizar algunos entrecruzamientos y distanciamientos desde la perspectiva histórica. Veremos como en esta evolución tanto las teorías como las prácticas trascienden sus propios campos, ya en sus causas como en sus consecuencias. Porque la historia hace visible ciertas determinaciones, condicionantes e influencias, que desde una consideración en la pura “especificidad” pueden ocultarse. Lo filosófico, ideológico y político tienen más gravitación de lo que muchas veces se considera o des-considera. Por lo tanto deberemos determinar bajo qué categorías analizar y transitar esa evolución histórica.
Sobre la construcción de un saber
La frase que encabeza este escrito es expresada por Freire en el marco de una serie de reflexiones sobre dos relaciones que muy frecuentemente han sido tomadas de manera separada: el “enseñar-aprender” y la “lectura del mundo-lectura de la palabra”.
En este sentido si lo que nos convoca es una modalidad particular de la educación, habremos de considerar primero, desde este enfoque, que se aprende enseñando; y enseñando “algo”.
“Pero ahora, al enseñar, no como burócrata de la mente sino reconstruyendo los caminos de su curiosidad –razón por la que su cuerpo consciente, sensible, emocionado, se abre a las adivinaciones de los alumnos, a su ingenuidad y a su criticidad-, el educador tiene un momento rico de su aprender en el acto de enseñar”[3]
Al mismo tiempo, Freire afirma la noción de formación permanente, desde la experiencia, la capacitación y el análisis crítico. Es en este posicionamiento crítico que queremos situarnos para abordar el tema que nos ocupa. Pero debe advertirse que inevitablemente, este escrito tiene un límite, que debe ser trascendido, transgredido por las experiencias y reflexiones propias. Aunque al comienzo de una práctica uno pueda refugiarse en cierto dogmatismo, la experiencia subjetiva otorga siempre indicios para nuevas reflexiones. En esta dialéctica entre teoría y práctica, práctica y reflexión, radica el secreto de la “evolución” disciplinaria.
Ahora, no es posible ver íntegramente esta cuestión desde la intimidad de las disciplinas. Desde una perspectiva de la sociología de la educación, con prolongaciones en las decisiones políticas, Tenti Fanfani [4] puso de relieve el acento asignado, ya a los aspectos estructurales, ya a la subjetividad de los actores institucionales.
En la práctica escolar y por extensión, en la educación especial y la inserción eventual de la Psicomotricidad en ella, lo “estructural” hace referencia a las doctrinas, normas, grupos sociales, formas de ejercicios del poder… en suma el conjunto de factores que hacen a las condiciones objetivas que exceden al control de los individuos. Desde esta visión, el “saber” se estructura como transmisión o reproducción de un saber construido por otros (expertos). Las modificaciones pivotean sobre cambios normativos.
En tanto, desde una concepción “subjetivista” se pone el acento en las intenciones, voluntades, valores y capacidades de los sujetos en lo que cobran sentido las disposiciones e historias individuales. El saber se construye en las relaciones intersubjetivas en los marcos institucionales y por tanto la “capacitación” se dirige a los valores o a un cambio de ellos, en las reformas educativas.
Lo que propone Tenti Fanfani, es el asumir la correlación entre los factores objetivos y subjetivos. Es decir que la escuela es un campo de prácticas sociales, en la que se confrontan las posiciones estructurales y las disposiciones de los sujetos. Esta aseveración, es en este caso importante tenerla en cuenta en el sentido de que, como seguiremos tratando, la práctica psicomotriz en cualquiera de las formas que adopte, queda configurada en lo institucional, por la interrelación de estos dos factores. Es de de todos modos un planteo optimista; ya que nos sugiere límites pero al mismo tiempo posibilidades.
Llegado a este punto y retomando a Freire, cobran relevancia dos cuestiones: la “lectura del mundo y lectura de la palabra”. Freire sitúa esta “lectura del mundo” en lo cotidiano, la propia práctica; se relaciona primero con la experiencia sensible. Pero con esto no basta; es también lectura del contexto. Podríamos decir, de los diferentes contextos: contexto de las prácticas educativas, contextos institucionales, contextos sociales…lectura del mundo que supere la posición empírica o estrictamente vivencial.
“Lectura de la palabra” se orienta a lo que otros han escrito a partir de sus propias lecturas; y con ello de lo que han experimentado, del contexto en el que realizaron sus prácticas, sus reflexiones, teorías que sustentaron, métodos, etc. Lectura del otro, sin prejuicios pero también desde un posicionamiento crítico. “Crítica”, no es oposición a priori; es discernir, analizar, establecer criterios… buscar comprender el texto en un contexto. Entre la “lectura del mundo” y la “lectura de la palabra” hay una relación dialéctica por la que transita la formación permanente.
LA PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA PSICOMOTRICIDAD
¿Investigar la historia o historizar?
La organización cronológica del concepto de Psicomotricidad, de sus fuentes de influencias, de su desarrollo teórico y práctico; pueden ayudar de manera didáctica a comprender mejor las diferentes propuestas que se diseminan en la bibliografía y las diversas ofertas que podemos encontrar en nuestro medio educativo y terapéutico. A menudo esa historia se presenta secuencialmente y de manera esquemática.
No obstante, todo esquema puede modificarse según la perspectiva desde donde se mire un fenómeno. Puede mantenerse invariable el esquema cronológico pero variar sus conclusiones. Las combinaciones son múltiples según los ejes de análisis que se tomen. De manera que al investigar la historia vamos a encontrarnos con una multiplicidad de discursos que alteran el esquema cronológico de una serie.
El objetivo es abordar esta historia en su complejidad, buscar desentrañar sus múltiples causalidades y no solamente enumerar una sucesión de fenómenos. La historia tiene que ver con lo temporal, la sucesión y la duración; pero también con el espacio y las circunstancias. Las posiciones teóricas y prácticas de la Psicomotricidad como de cualquier disciplina, se relacionan con desarrollos y acontecimientos que exceden sus límites.
En sentido estricto no hay relación “autónoma” entre teoría y práctica. La Psicomotricidad como disciplina es en cierto sentido, una “historia de influencias”. Pero estas influencias no solo lo representan las concepciones y prácticas con las que se va conformando en cada etapa; concepciones y prácticas internas a una supuesta especificidad. La Psicomotricidad no es un “cubil” en el que se alojan teorías y métodos en convivencia armoniosa; y la especificidad es una construcción histórica que se inscribe en una historia más amplia.
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