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PROPUESTA PARA ORIENTAR LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA DEL DOCENTE HACIA LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LOS ESTUDIANTES DEL CUARTO AÑO DEL SUBSISTEMA SECUNDARIA DE LA PARROQUIA JUSEPÍN, CIRCUITO 3 DEL MUNICIPIO MATURÍN, ESTADO MONAGAS


Enviado por   •  19 de Abril de 2014  •  6.258 Palabras (26 Páginas)  •  457 Visitas

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Para el Consejo de Información y Educación Sexual de los Estados Unidos (SIECUS), la sexualidad “es la totalidad de ser persona. Incluye todos los aspectos del ser humano relacionados específicamente con ser niño o niña, con ser hombre o mujer y es una identidad sujeta al cambio dinámico de toda la vida.” De igual forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera que la meta de la Educación Sexual en los niños y los adolescentes es desarrollar y promover una salud sexual positiva e integral. Para esta organización, la salud sexual “es la integración de aspectos físicos, emocionales, intelectuales y sociales de la persona, de manera que ésta enriquezca y facilite el desarrollo de la personalidad, la comunicación y el amor.” En tal sentido, la sexualidad es una dimensión muy importante del individuo, abarca aspectos físico, mental, emocional, social y espiritual de la persona y que debe ser presentada como un elemento positivo y no como factor de castigo, pecado o mal.

En siglos anteriores, el aspecto de la sexualidad era poco explorado; y abordarlo en diálogos familiares resultaba una causa justificable para un sanción. Actualmente, y a pesar del avance tecnológico que nos rodea, conversar sobre sexualidad en la familia, se mantiene como tabú, no por la ignorancia cultural y social, sino por la actitud psicológica que tienen éstas ante lo incómodo del tema.

El psicoanalista Rodrigo Tenorio Ambrossi, en su libro digital: “Una maravillosa edad de tiempo imaginario”, expresa: “Hay una apreciable falta de diálogo sobre el tema sexual entre padres e hijos. Si no existe comunicación en las familias, los jóvenes buscan otras fuentes.” Por otro lado, Falconí y Ochoa, en su ensayo Educación Sexual en la Familia, afirman: “En los hogares de nuestra sociedad, la mayoría de los padres no hablan directamente sobre sexualidad con sus hijos, la información es limitada…” Evidentemente, los hijos prefieren hablar con sus amigos sobre dudas concernientes a la sexualidad. Pero, la información que obtienen se derivan al cómo cuidarse y no al cómo conocer su cuerpo para adquirir autodominio ante las sensaciones que éste despierta.

Obviamente, los adolescentes tienen mucha o poca información acerca de la sexualidad, pero mal orientada, lo que contribuye a aumentar los embarazos a temprana edad, la trasmisión sexual de enfermedades, núcleos familiares no funcionales, más divorcios que matrimonios, entre otros. De allí, la importancia de que las instituciones educativas, a través de su conglomerado docente, se sensibilicen ante esta realidad y se inclinen por darle a la educación sexual la aplicación adecuada, no solo como exigencia programática, sino como parte fundamental, activa y positiva para el crecimiento personal del individuo; donde ese crecimiento abarque todas las dimensiones que componen el ser persona.

Algunos países como Italia, Suecia y Estados Unidos han procurado insertar en su Currículo Educativo programas de formación sexual que brinden estrategias a los docentes para orientar a los estudiantes sobre la materia. No obstante, estos programas se han convertido en un baúl de conocimientos, transformando la educación sexual en un espacio informativo y no formativo.

Ana Helvia Quintero, en su prólogo del libro “El aprendizaje Sexual” de la Dra. Gloria Mock, confirma: “La mayor parte de los programas de educación sexual se dirigen a los adolescentes y se enfocan en el aspecto reproductivo de las relaciones sexuales. Es necesario integrar la sexualidad al proceso más amplio del desarrollo de la persona.”(p.10). Obviamente, adquirir una educación sexual, no se logra a través del cúmulo de conocimientos, sino que se inicia al desarrollar actitudes y comportamiento desde una inteligencia emocional fortalecida por todos los actores sociales que rodean a un estudiante: familia, escuela y comunidad. Es necesario presentar la sexualidad como medio para la formación de la personalidad de un individuo y no como aspecto negativo que solo genera acciones o consecuencias que dañan a éste.

Venezuela ha dado sus primeros pasos para generar espacios que ayuden a minimizar las consecuencias de una educación sexual desenfocada. Así, en Quito (1989), en el Seminario Latinoamericano de Educación Sexual, pudo participar en la discusión sobre la problemática del área sexual; en este encuentro se aportaron posibles soluciones, entre ellas, la aplicación de los programas de Educación Sexual.

Cabe destacar que la Educación Sexual en el contexto venezolano, se presenta como lineamiento curricular del Ministerio del Poder Popular para La Educación. Pero su enfoque es meramente de contenido programático, que a la par con el Ministerio del Poder Popular para la Salud, se desarrolla a través de una serie de talleres y entrega de material bibliográfico a la colectividad. Dicha información se limita al uso de los métodos anticonceptivos para evitar un embarazo o contagiarse de alguna enfermedad de transmisión sexual y no se basa en la valoración del ser humano como persona.

Evidentemente, los problemas no disminuyen, sino que cada día, las cifras de niñas embarazadas se elevan, los abusos sexuales son más constantes, las enfermedades de transmisión sexual son más periódicas, los abortos más comunes, la desvalorización de la vida del ser humano más desmedida. Y es aquí, donde el actor educativo debe asumir una postura correctiva, formativa y preventiva ante la metodología pedagógica de abordar el tema de la sexualidad. Pero para asumirlo se debe evaluar las metodologías, las propuestas, los pilares que fundamentan la educación venezolana.

Así, revisando todas las dimensiones que enmarcan el proceso educativo venezolano, se encuentran vacíos en los fines y principios del Sistema Educativo Bolivariano (SEB), debido a que la propuesta del Diseño Curricular (2007) expresa que busca “la formación de un ser humano integral social, solidario,…” (p.22) Y, cuando se observa las características del Subsistema Secundaria, no hace referencia a garantizar un estado sexual íntegro, sano y pleno del individuo. Se sigue incurriendo en lo que comúnmente hacen las familias darle nombres literales a hechos concretos como la reproducción, relaciones sexuales, entre otros. De hecho el término sexualidad solo aparece en el perfil del egresado de la siguiente forma: “Conocimientos y valores acerca de la sexualidad, sustentada en la perspectiva de género” (p.63). Un enfoque ambiguo que incluso se desliga del perfil del maestro, debido a que no hace referencia que éste último deba conocer u orientar sexualmente al estudiantado.

Indagando un poco más, el Eje Integrador Ambiente y Salud integral, “está dirigido a fomentar el sistema de valores que permitan favorecer el bienestar y el equilibrio entre

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