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Pedagogia 2 Modernidad

fabilauResumen23 de Julio de 2017

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Modernidad.

La escuela actual, es “heredera” directa de la escuela pública burguesa, una de las mas importantes creaciones modernas, producto y a la vez impulsora de la condición moderna.

Por lo tanto, cuando hablamos de educación moderna (o educación en la modernidad) se hace referencia a un fenómeno de origen relativamente reciente, que irrumpe en el escenario mundial a partir de la revolución francesa en el seno de los estados democráticos bajo la forma de sistemas nacionales de enseñanza, esta escuela va a representar los patrones, valores y propuestas de la cultura moderna. Podemos decir que el desarrollo de dicha escuela siempre ha estado en función de las exigencias y demandas sociales del mundo moderno, con la medición del estado, obviamente.

Generalmente aplicamos el termino “modernidad” para designar cierta condición social con componentes sociales, culturales y económicos, que tienen ciertas características que lo definen. La modernidad surge con la extensión del imperialismo occidental del siglo XVI, el predominio del capitalismo en Europa a principios del siglo XVII, la aceptación de procedimientos científicos, etc.

La característica mas definitoria de la modernidad es, que se rechaza toda legitimidad teológica del poder político, económico y social, e instaura el imperio de la razón..

los procedimientos racionales son considerados suficientes para promover el desarrollo, la modernización y el progreso ilimitado.

Al termino modernidad NO se lo debe confundir con la “época moderna” que comienza en el siglo XV y termina en el XVIII. La modernidad, en tanto condición de la humanidad con implicaciones en lo cultural, social, político y económico, trasciende dicha periodización.

La nueva estructura social, el abrumador crecimiento de la ciudad donde el hombre conquista la posibilidad de acción política y de forjarse su propia vida, los nuevos descubrimientos geográficos, el progreso intelectual y racionalista de las universidades que formaron el espíritu critico, la difusión del saber posibilitada por la imprenta, fueron los elementos que forjaron el humanismo europeo o condición moderna.

La modernidad supuso cambios fundamentales, que repercutieron en la vida social e individual en el mundo occidental.

1) En lo Social: Se pone fin a las estamentos rígidos (por tradición y linaje, con lo cual tampoco se podía cambiar de posición social, esta también se heredaba), pasando a la consolidación de clases sociales, cuyos criterios de estratificación son económicos, se genera la ilusión de la movilidad social.

Se consolida la burguesía como clase social dominante, y aparece la clase obrera.

2) En lo Político: Supuso el derrocamiento de las monarquías absolutas y la aparición de estados democráticos modernos. En el siglo XIX el estado moderno sufre una evolución y distintos estados de organización. Esta evolución alcanza su ápice con el estado benefactor, en la “alta modernidad” en el siglo XX. Este tipo de estado resulta ambiguo , esta ambigüedad del estado moderno reside en que se trata de una organización política que, a la vez que ampara y protege a los individuos, también los controla y vigila.

3) En lo Económico: Supuso el pasaje de la economía familiar de producción artesanal, a una economía de estado de producción en masa, el estado se dedica mas a organizar la economía que a recaudar

esta economía va a tener una implicación fundamental en la sociedad, se verifican ambigüedades a las promesas de abundancia y posibilidades, surge a su vez la masa obrera y la constitución del proletariado como clase, la reestructuración de la familia para ajustarse a las sociedades industriales, y la separación operativa entre planificación que le corresponde a los expertos y la ejecución a los trabajadores. El trabajo se hace cada vez mas descualificado y alienante.

4) En lo Educativo: Supuso la aparición de los sistemas nacionales de enseñanza a cargo del estado, una ruptura con la educación básicamente tutorial, elitista y a cargo de la iglesia, y la implantación de una educación de masas, organizada bajo el lema de la igualdad esencial entre los hombres y cuyos fines eran formar al ciudadano y construir un “sentimiento nacional” (compromiso con el proyecto político burgués, consolidar el estado- nación y formar para el mundo del trabajo (compromiso con el proyecto económico burgués: consolidar el modelo capitalista.

El subsistema de enseñanza primaria con su jerarquía piramidal, sus diferentes departamentos y secciones, su gobierno centralizado, etc., es una típica macro-organización moderna, al igual que los liceos departamentales.

Liberalismo.

El liberalismo es una de las corrientes ideológicas típicas del siglo XIX. Es un producto de la Ilustración y de la Revolución Francesa en sus inicios, cuando la burguesía la dirigió; y es por lo tanto la bandera política de la burguesía francesa y europea en su doble oposición a la monarquía absoluta y a la democracia jacobina. Frente a los principios absolutistas de la autoridad y la jerarquía, levantó las ideas, hijas de la revolución, de la libertad y de la igualdad.

Pero, si bien más tarde y en algunos países como Inglaterra y Francia evolucionó hacia una posición democrática, esencialmente no lo es. Como ideología típica de la burguesía industrial y comercial de la Europa que recién se industrializaba, temía a las masas, temía al pueblo al que creyó ver en el poder, dirigido por los jacobinos, durante el Régimen del Terror en los años 1793 – 1794.

Para eludir ambos peligros (el de la monarquía absoluta y el del gobierno democrático) y para asegurarse el papel político predominante que aspiró a desempeñar basándose en su hegemonía económica sobre la nación, la burguesía liberal vio como régimen político ideal la monarquía constitucional basada en el sufragio censitario.

Esta ideología liberal, que puso el acento en las ideas de la libertad y de los derechos naturales, es aplicada a los más variados campos de la actividad humana. Hay, así, un liberalismo político, un liberalismo económico, social, religioso, etc. Los dos primeros fueron los que alcanzaron mayor desarrollo doctrinario y los que más influyeron en las corrientes de ideas del siglo XIX.

Uno de los principales objetivos de los liberales era el de salvaguardar los derechos individuales; reclamaban el respeto de la libertad de expresión, la de prensa, de reunión y de asociación, es decir, fundamentalmente, los derechos políticos del hombre. Para conseguir esto, no había otro camino que limitar la autoridad del soberano y del Estado. Y para obtener ambas cosas, la vigencia de los derechos ciudadanos y la limitación del poder estatal, era indispensable una Constitución.

Ella, según los liberales, sería la garantía de la aplicación de aquellos derechos y de la limitación de este poder.

El otro objetivo fundamental a que apuntaban era la participación de la burguesía en la administración del Estado y en la redacción de las leyes a través de asambleas legislativas. Este objetivo derivaba del convencimiento de que debía corresponderle a la burguesía un rol, principal en la vida política del país, acorde con su papel predominante en la vida económica. No podemos olvidar que el siglo XIX es el siglo del ascenso de la burguesía, y que el liberalismo es su ideología.

Así, pues, los dos puntos principales de su programa, obtención de las libertades política y participación en la dirección del Estado, obtendrían satisfacción de lograrse la aprobación de una Constitución liberal. Por eso es que todos los movimientos liberales europeos de 1830 y 1848, la reclaman y centran en su obtención el triunfo de sus luchas.

Pero ya dijimos que en esta primera mitad del siglo XIX por lo menos, el liberalismo no fue una ideología democrática. La burguesía todavía estaba asustada por los que llamaba “excesos” de la Revolución Francesa, protagonizados por las masas populares, y veía con creciente desconfianza el aumento numérico de una clase social que surgía debido a la introducción del maquinismo en Europa: la clase obrera. Por lo tanto, si bien la burguesía liberal pedía una Constitución, no pedía el sufragio universal, y era sobre esto y no sobre aquélla en que habría de basarse la democracia política.

Había liberales monárquico – constitucionales y monárquico-parlamentarios y ambos sectores eran partidarios de un régimen electoral censatario, es decir, basado en la riqueza (sólo aquellos que por poseer determinada cantidad de bienes pagan ciertos impuestos, pueden votar y participar en la vida política de la nación). De esta forma con esta ideología típica de la burguesía se aseguraban la participación exclusiva en la política del Estado.

Más adelante, sin embargo, en la segunda mitad del siglo especialmente, y contra los deseos de la burguesía, el liberalismo irá evolucionando lentamente hacia la democracia, sobre todo en Inglaterra y Francia. Y ello ocurrirá porque tanto las masas populares como el Estado empiezan a apropiarse, y a aplicar, aquellos puntos del programa liberal que reclamaban los derechos políticos para todos los ciudadanos.

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