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Pedagogia Evaluacion

violetabausela6 de Diciembre de 2013

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PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA

I.S.F.D.Y.T. Nº 59

Evaluación: La evaluación es la acción de estimar, apreciar, calcular o señalar el valor de algo. La evaluación es la determinación sistemática del mérito, el valor y el significado de algo o alguien en función de unos criterios respecto a un conjunto de normas. ...se define como teoría, en este caso, acerca de las prácticas de la enseñanza.

En este campo, algunas dimensiones tales como el contenido y el método han sido centrales en tanto las ideas y las prácticas de la enseñanza se han configurado en torno a ellas.

Cuestiones como el currículo, las estrategias o la evaluación formaron parte de la didáctica y se consolidaron como categorías del debate didáctico pero no tuvieron ese rango de centralidad.

El problema de la evaluación ha ido adoptando una mayor importancia, muchas prácticas se fueron estructurando en función de la evaluación, transformándose esta en el estímulo más importante del aprendizaje. De este modo, el docente comenzó a enseñar aquello que iba a evaluar y los estudiantes aprendían porque el tema formaba una parte sustantiva de las evaluaciones.

Desde esta perspectiva, la evaluación seria tema periférico para informar respecto de los aprendizajes delos estudiantes, pero central para que el docente pueda recapacitar respecto de su propuesta de enseñanza.

Apreciar, estimar, atribuir valor o juzgar han sido los conceptos que más se asociaron a la evaluación .Desde una perspectiva didáctica el concepto implica juzgar la enseñanza y juzgar el aprendizaje, atribuirles un valor a los actos y las prácticas de los docentes y atribuirles un valor a los actos que dan cuenta de los procesos de aprendizajes de los estudiantes.

También significa desde esta perspectiva el estudio de las relaciones y de las implicancias del enseñar y aprender.

La evaluación debería ocupar otro lugar, se tendría que desarrollar, en todos los niveles de una institución de educación superior, una actitud evaluadora, en el sentido que sea parte del proceso educativo cuyo fin sea “formar”, “contribuir a la mejora del proceso” y entonces retomo a S. Celman, cuando dice: “La evaluación no es ni puede ser un apéndice de la enseñanza ni del aprendizaje, es parte de la enseñanza y del aprendizaje.

La actitud evaluadora, se aprende, es parte del proceso educativo que, como tal, es continuamente formativo”, es con este sentido que la evaluación debe dejar el lugar de ser reproductora del conocimiento y ser considerada como productora del conocimiento para todos los niveles de la institución educativa, esto es estar presente en el camino que recorre el proceso de enseñanza como en el camino que recorre el proceso de aprendizaje.

Por otra parte, no podemos confundir la evaluación de la enseñanza con la evaluación de la actividad docente, de acuerdo a lo que relata la literatura, no cabe duda que, la evaluación es un recurso indispensable para el perfeccionamiento de los dos procesos que conforman la tarea educativa de enseñanza y de aprendizaje.

En este contexto tiene valor pensar la práctica docente como un proyecto donde está incluida la evaluación, ya que es un elemento que permite visualizar la complejidad misma del fenómeno educativo, en cuanto a las múltiples dimensiones que constituyen la práctica del

Docente en el aula.

En este sentido es que decimos que la evaluación en el aula ocupa un lugar importante, ya que es constitutiva de las prácticas pedagógicas mediando el encuentro entre el proceso de enseñar y el de aprender.

Está sabido que la didáctica habla del profesor, de quien ejerce la profesión docente y es desde una visión didáctica que la evaluación comprende una relación de recorrido en dos direcciones y ese recorrido es dialéctico en el sentido que lo propuso el gran filósofo Hegell, como un camino de ida, que implica atribuirles un valor a los actos y las prácticas de los docentes y un camino de vuelta que comprende atribuirle un valor a los actos que dan cuenta de los proceso de aprendizaje de los estudiantes, donde lo dialéctico está puesto en el nuevo camino que se recorre a partir de la evaluación

En la medida que se produce una síntesis cuyo fin es la mejora del proceso educativo con un valor agregado donde está incluido el estudio de las relaciones, de las implicancias del enseñar y del aprender. Es aquí que uno de los postulados del constructivismo, planteado por Gerome Bruner e interpretado por Edith Litwin en cuanto a su implicancia en la evaluación, dice: “la educación es una ayuda para que los individuos aprendan a usar las herramientas que permiten la creación de sentido y significado. Reconocer mediante

La evaluación, la comprensión de la realidad y la comprensión crítica, se constituye en otro acto de conocimiento y por tanto, de construcción tanto para el docente como para el estudiante”.

Y también, si miramos la concepción de la evaluación desde la perspectiva de la psicología cognitiva, tomando los principios que fomentan la comprensión y que caracterizan las propuestas de enseñanza que estimulan la reflexión y el pensamiento crítico; podemos considerar a esta actividad, la evaluación, como parte integrante del proceso didáctico, la misma debe estar presente en la planificación, de manera que el aporte sea el de la reflexión y para la mejora continua del proyecto pedagógico. En este sentido es una evaluación orientada a una situación de interacción, como actividad “pedagogizada” desde una perspectiva cognitiva, a lo largo del proceso

Educativo, lo que significa que no debe estar al final del proceso, debe ser parte del proceso, como así tampoco debe ser permanente, debe estar planificada de tal manera que sea durante todo el proceso de enseñanza y del proceso de aprendizaje.

Estas teorías sostienen la idea de la evaluación como inherente

Al proceso de enseñar y de aprender, donde una de las razones que la justifica es la de concebir al conocimiento como un proceso de construcción compartido entre el que enseña y el que aprende, donde el intercambio de significado se produce en el reconocimiento de

La naturaleza del aprendizaje de los estudiantes y en la posibilidad de replantear las estrategias de enseñanza para el docente.

Y entonces quedaría de alguna manera abordar el tema

De la tarea del docente en el aula como un proyecto, donde la evaluación le permite analizar su propuesta didáctica en vinculación con otros proyectos que constituyen su contexto y es desde este lugar donde se plantea la autoevaluación de la enseñanza: entendiendo que

Ofrece genuinas posibilidades de revisar las prácticas, como así también en este proceso se genera una autoevaluación del estudiante de modo tal que surge un modo de trabajo que facilita la vinculación de éste con el conocimiento.

El concepto de proyecto se refiere a la mirada teleológica de la evaluación, un proyecto está determinado por una propuesta política, en términos de proyección educativa o proyección institucional. Se puede pensar entonces, la evaluación como constitutivo del proyecto curricular, o del proyecto institucional, como desde el proyecto

didáctico-pedagógico que se da en la clase y que llevan adelante básicamente el docente y sus estudiantes.

Tal vez el tema central reside en la construcción de los criterios con que se evalúan las actividades, además esos criterios son los que van a permitir analizar e interpretar la información recogida con base en una teoría, la teoría que sustenta lo que es enseñar, lo que la enseñanza debe ser y conduce necesariamente también al sustento de una idea normativa de la evaluación, lo que la evaluación debe ser, es necesario que sea consistente entre sí y conformen una base de percepción,

Pensamiento, sentimiento y conocimiento que permita fundar y justificar la acción docente. Y retomo las palabras de un experto en evaluación Maride Miguel Díaz, cuando dice: “la calidad de la enseñanza no depende tanto de lo que el profesor “sabe” como de lo que “planifica” como objetivos de la asignatura en función de las necesidades y posibilidades de los alumnos y lo que “hace” para ofrecer a todos los estudiantes oportunidades para el aprendizaje. Para que una enseñanza sea efectiva, además de conocimientos sobre la materia, un docente deberá dominar las habilidades y técnicas que le permitan “seleccionar los objetivos pertinentes en relación con el programa de formación que sigue el alumno, enseñar contenidos adecuados que ofrecen a todos los estudiantes las máximas oportunidades para aprender y establecer las especificaciones oportunas que permitan comprobar los aprendizajes adquiridos”. Esta es, por tanto, una característica esencial que define la “calidad de una actuación docente”.

El supuesto que subyace a esta cuestión es que, en última instancia, son los profesores quienes establecen las diferencias de tal forma que la calidad de institución depende de la calidad de sus docentes, y entonces es lógico que toda preocupación e interés por la mejora de

La calidad de la enseñanza universitaria concluya, finalmente, en la formulación de una serie de propuestas sobre la formación y evaluación del profesorado y este interés tiene un crecimiento exponencial.

Y entonces, la autoevaluación de la enseñanza adquiere

otro lugar y para que suceda realmente, debe apelar a desarrollar la responsabilidad y el compromiso, tomada como desafío para mejorar las prácticas y a desarrollar la capacidad de objetivar las acciones realizadas, en tanto poner distancia como si las acciones que uno

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