Pedagogia
sombrerero11 de Enero de 2013
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Diseño instruccional y objetivos educativos.
Para lograr un mínimo de eficacia en cualquier tarea se requiere un planteamiento organizativo previo.
Diseño y proceso instruccional.
La complejidad de la enseñanza se encuentra representada por variables como el profesor, el centro escolar, los alumnos, los materiales, los contenidos, etc. Esta consideración previa es la que tiene en cuenta el diseño, mediante el cual se procura organizar de la forma más racional, las principales variables que concurren en la enseñanza-aprendizaje, a fin de obtener la máxima eficacia.
Se debe distinguir entre: 1. Diseño instruccional, que es previo a la práctica educativa, y 2. Proceso instruccional, que es la propia acción de enseñanza-aprendizaje.
El diseño instruccional.
Puede ser de gran alcance, realizado por la administración escolar a través e planes de estudio. O de tipo anual efectuado por la institución de enseñanza, por grupo de maestros o por un solo profesor. Junto a este existe otro más próximo y concreto, que el profesor lleva a cabo quincenal, semanal o diariamente. Este diseño se conoce con el nombre de programación.
1. En el diseño instruccional, el profesor debe considerar en primer término:
A) los fines educativos generales que se proponen.
b) Los contenidos curriculares que se pretenden enseñar, expresados en programas y temas.
c) La realidad psicopedagógica de los alumnos y del centro escolar en que tendrá lugar la enseñanza.
2. El profesor se aboca a las siguientes actividades:
a) Resume contenidos en objetivos instruccionales específicos, o en objetivos operativos, es decir, que pueden ser evaluados. A través de ellos se especifica el tipo de conocimiento o destreza que se ha de adquirir, lo que se ha de comprender, elaborar, dominar, etc.
b) Determina los procedimientos y métodos que se emplean, en función de los objetivos fijados.
c) Selecciona los materiales e instrumentos que utilizará.
d) Analiza el sistema y las condiciones evaluativas que se han de aplicar.
e) Prevé los procedimientos de retroalimentación y de corrección.
Las características del proceso instruccional.
El proceso instruccional es el acto de enseñanza-aprendizaje, y se caracteriza por que el profesor:
a) Estimula, encauza e informa a los alumnos para que logren los objetivos instruccionales impuestos, usando para ello procedimientos y materiales didácticos adecuados.
b) Evalúa a los estudiantes para comprobar si han alcanzado los objetivos instruccionales propuestos, para lo cual se vale de procedimientos y materiales evaluativos específicos.
c) Orienta y corrige a los alumnos para que logren los objetivos que no han alcanzado o perfeccionen los conocimientos adquiridos. En este caso se utilizan procedimientos de retroalimentación y de corrección, o se exige mayor cantidad de práctica.
Los fines educativos.
La conducta humana se caracteriza por su propositividad. De igual modo, el sistema educativo o el propio profesor se adhieren a una filosofía de la educación que puede ser explícita.
Uno de los campos actuales de investigación consiste justamente en detectar las teorías implícitas que respecto de la educación tienen los padres y los profesores. Pueden distinguirse dos niveles de expresión ideológica:
1. La teoría explícita. Es la que se verbaliza, se hace consciente y se sostiene oficialmente.
2. La teoría implícita. Es la que cada individuo vive o por la cual se inclina, pero que no se ha logrado verbalizar o hacer consciente.
La definición de los fines educativos implica dos planteamientos fundamentales:
1. Debatir y esclarecer tales fines. Al ser un planteamiento teórico, es necesario saber en qué criterios nos apoyamos para dilucidar los fines de la educación.
2. Especificar los fines en objetivos evaluables., sino se cumple este requisito los fines se quedarían en buenos deseos.
Campos y criterios de los fines educativos.
Se consideran tres grandes campos de incidencia de los fines de la educación relacionados con la realidad integral del ser humano. Un primer campo lo constituye la educación psicológica , la cual recoge lo relativo, al desarrollo y perfeccionamiento corporal, tomando en cuenta su interacción con la dimensión psíquica. El segundo campo está conformado por la educación intelectual y abarca todo aquello que afecta al desarrollo y perfeccionamiento del conocimiento y del pensamiento. El tercer campo se relaciona con la dimensión afectivo-comportamental, y se preocupa por el desarrollo de la personalidad en su vertiente no académica o intelectual; integra aspectos tales como el ajuste emocional, la realización personal, el desarrollo moral, la adaptación social, la educación estética y sexual, e incluso considera dimensiones opcionales como la ideología, la política o la religión.
Criterio filosófico-pedagógico.
Este criterio representa el “deber ser” de la educación desde una perspectiva reflexiva. Se basa en la idea de lo que debe ser el hombre. De cada filosofía se deriva una filosofía de la educación, Dilthey afirma que la última palabra del filósofo es la Pedagogía. Filosofías que se inclinan por la defensa del individuo y las que manifiestan a favor de la sociedad. Frente al planteamiento colectivista y teológico dominante durante la Edad Media, aparece en el Renacimiento un enfoque más personalista, que se acentúa en la Ilustración y que se refleja en la educación progresista estadounidense y en movimiento de la Escuela Nueva de principios del siglo XX. El criterio social suele destacar los aspectos colectivistas y culturales, mientras que el enfoque filosófico presta más atención a los aspectos naturales e individuales.
El enfoque filosófico-pedagógico suele corregir las desviaciones de la realidad educativa, destacando tanto los aspectos intelectuales como los afectivos-adaptativos, los relacionados con el ajuste y adaptación personal, como los que se vinculan con la adaptación social, lo informativo como lo formativo. La filosofía psicológica- o psicología filosófica, que mejor representa esta tendencia es la psicología humanista.
Criterio social.
El criterio filosófico-pedagógico apunta a la normativa ideal a que deben ceñirse los fines educativos. El criterio social concibe a la educación como un proceso que sigue las pautas de los valores dominantes en la sociedad, por tanto, conduce a una visión realista de los fines de la educación.
Se acentúa “lo que suele ser”. La educación es, de esta manera, un vehículo de transmisión de la cultura, que la sociedad utiliza para difundir sus tradiciones y costumbres. También es un sistema mediante el cual se prepara profesionalmente a los individuos y, sobre todo, un procedimiento institucionalizado de socialización. Así, el fín que debe cumplir la educación es la producción de buenos ciudadanos, en el marco de los valores sociales y morales (Bugelsky, 1971).
La educación es una función de la demanda social. Dentro de lo afectivo-adaptativo, la educación se ha centrado más en la adaptación social que en el ajuste emocional o en la adaptación personal.
Criterio psicológico.
Mientras el criterio filosófico hace referencia al aspecto normativo ideal; el sociológico al aspecto programático o realista de la educación; el criterio psicológico remarca la importancia de las características del individuo o educando.
Se considera que los fines educativos están más en función del “cómo es”, que para desarrollar unos objetivos hay que considerar no sólo el contexto social, sino también las características individuales y los distintos procesos que intervienen en la educación.
Taxonomía de los objetivos educativos.
Con la finalidad de facilitar la comprensión y puesta en práctica de los objetivos, se han hecho las taxonomías de éstos con las siguientes ventajas:
1. Sirven de respuesta operativa a los criterios filosófico, pedagógico, social y psicológico.
2. Tienen gran valor consensual, ya que ayudan a simplificar y a clasificar las ideas teóricas subyacentes en los criterios.
3. Presentan gran amplicidad en el aula y en la evaluación del rendimiento escolar.
4. Abarcan una amplia gama de conductas formales con finalidad educativa.
La taxonomía de Bloom y Krathwol (1956) expone que las conductas formales pueden ser categorizadas en tres aspectos: cognoscitivo, afectivo y psicomotriz.
Dimensión cognoscitiva.
Conocimiento. Aspectos de información que se debe tener en cuenta:
1. Conocimiento de realidades o cosas específicas.
1.1. Conocimiento de la terminología (verbal o no)
1.2. Conocimiento de los objetivos y hechos.
2. Conocimiento de modos y medios para tratar esas realidades o contenidos específicos.
2.1. Conocimiento de convencionalismos (uso correcto de la escritura…)
2.2. Conocimiento de corrientes y sucesiones (pasos históricos…)
2.3. Conocimiento de clasificaciones y categorías.
2.4. Conocimiento de criterios (comparar beneficios en función de resultados)
2.5. Conocimiento de la metodología (modo de hacer una encuesta…)
3. Conocimiento de los principios y las abstracciones universales en un campo dado.
3.1. Conocimiento de principios y generalizaciones (resumen de los hechos particulares…)
3.2. Conocimiento de teorías y estructuras.
Comprensión. Capacidad de entender la información.
1. Traducción (material verbal a simbólico o
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