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Problema de Conducta

selupdMonografía28 de Noviembre de 2012

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Un problema de conducta es un patrón de comportamientos persistentes y repetitivos en el que se altera la dinámica del grupo y o las normas sociales acordes a su edad repercutiendo en su rendimiento académico y en las relaciones que establece en los diferentes contextos, escolar familiar y social.

La conducta problemática que manifiestan algunos niños es un mensaje de lo que están sufriendo.

En ocasiones el maestro lejos de captar ese mensaje en el que el niño pide ayuda, reacciona negativamente por el desajuste de éste le ocasiona en el desempeño de su trabajo docente, sintiendo angustia, impotencia y frustración; y entablando entonces un vinculo patológico de rechazo con el niño, etiquetándolo y trasmitiendo esa etiqueta a otros maestros que lo discriminan también.

El maestro muchas veces por su necesidad de cumplir con el programa escolar nacional, estandariza mecanismos de trabajo basándose en una pretendida homogeneización del grupo en la cual no hay cabida para la tolerancia hacia los niños que, por no cumplir los estándares, se convierten en un obstáculo. Las alternativas que encuentran son, normalizarlo por la fuerza, o marginarlo, más no se considera el ayudarlo a superar su problemática, y con esa actitud, sea de intransigencia o de indiferencia, genera un problema de conducta en forma circular, que se manifiesta en el funcionamiento del niño en el aula.

Es importante mencionar que existen diferentes problemas de Conducta, que con mayor frecuencia pueden manifestar algunos niños en la escuela, como son los siguientes: Problema De Ansiedad, Problema De Conducta Pasivo-Dependiente, Problema De Vinculación, Problema De Conducta Depresiva, Problema De Conducta Hiperactiva Y Déficit De Atención, Problema De Conducta Agresiva, Problema De Conducta Negativita.

Los intentos de “normalización”, las divisiones y distribuciones estrictas de tiempos y espacios, los agrupamientos, las clasificaciones y calificaciones, los diagnósticos, el suplicio de los cuerpos en mayor o menor medida, los controles de la actividad, las sanciones, también “normalizadoras”, aluden en definitiva a un intento de definición de nuestra cultura frente a “lo otro anormal”. Piensa las semejanzas entre las instituciones aludidas: paseos por el patio a determinadas horas, actividades regladas, distribuciones en alas y celdas colectivas, celdas de exclusión, profesionales “sanadores”, colegios internos… y tantas otras. En definitiva, lo bueno frente a lo malo, el disciplina miento de los cuerpos y de las conciencias a través de ellos, y al revés. O, en palabras del propio autor (subrayo para docentes):

Muchos profesores me han comentado su preocupación respecto a la ocurrencia de robos dentro de las aulas. Como sucede con cualquier problema que afecta la vida en común, el robo en la escuela es un tema complejo y definitivamente no tiene una única solución, ni existen recetas fáciles o de corto plazo que lo resuelvan. Cada caso es particular y distinto y esas diferencias siempre deben tomarse en cuenta.

Personalmente no soy partidaria de la separación del estudiante de la escuela. Creo que un estudiante no debiera ser expulsado nunca -o casi nunca, para ser más exactos- de la escuela a la que pertenece. Un estudiante que roba es en parte un producto de la escuela. Expulsar a un estudiante, desde mi punto de vista, es como que un hospital pusiera en la calle a su enfermo más grave precisamente porque está grave, renunciando así a su responsabilidad para con ella o él. Este punto creo que debe discutirse mucho más a fondo, y no será en esta entrada sino en alguna otra en que abordaré específicamente este tema.

Sin embargo, considero que hay varias cosas que pueden hacerse cuando se presentan casos de robo en la escuela. A continuación expongo algunas ideas:

1) Un problema de robo merma la confianza de los miembros de un grupo y es básicamente injusto. Creo que el problema debe ser atacado por alli, como problema colectivo. Cuando el robo se concibe como un problema individual (hay alguien que roba, un "ladrón") se pierde ese factor comunitario y de cultura de la escuela.

2) Por lo tanto, mi sugerencia apunta a trabajar colectivamente el tema. Muchos colegios no están acostumbrados a esto pero creo que es la única manera de llegar realmente al fondo del asunto.

3) Es necesario hacer a los estudiantes conscientes de que el robo es un problema, pues aunque parezca mentira, muchas veces no existe conciencia plena entre ellos de que lo sea. Resulta útil por ello conversar en aula sobre el tema: ¿Cómo lo perciben? ¿Cuáles son sus causas? ¿Reconocen sus consecuencias para ellos mismos y para la vida en el aula y en la escuela? Es necesario tener sesiones simplemente para debatir el tema y trabajar la idea de que es un asunto COLECTIVO que concierne a todos y no un problema individual (que es como usualmente los estudiantes lo ven), pues afecta la confianza que se tienen los miembros de la comunidad, dificulta el buen desenvolvimiento de las clases, etc. Esto suele tomar tiempo pues pasar de una visión individual de este tipo de asuntos a una comunitaria es un proceso lento.

4) Es importante trabajar el tema desde 3 frentes: uno, haciendo entender a los estudiantes que ocultar una falta -el robo en este caso- no es adecuado (que no es sinónimo de amistad, por ejemplo), haciéndolos conscientes de lo que siente la víctima al haber sido objeto de un robo, y sobre todo, haciéndolos partícipes colectivamente del tipo de sanción. Esto debería ser un proceso dinámico en el que la comunidad educativa opina y argumenta sobre lo que se merece la persona que ha cometido la falta, y toma colectivamente la decisión de sancionar o de dar a la persona una segunda oportunidad.

Lamentablemente muchos colegios no pueden aplicar este tipo de estrategia porque tienen reglamentos predeterminados y rígidos que nunca se revisan y en los que se estipula de antemano que robar es "falta grave", y se señala la sanción a aplicar. Esto me parece nocivo, ya que cada caso tiene particularidades que deben tenerse en cuenta al momento de decidir. ¿Cómo puede saberse de antemano que algo es "falta grave" sin tomar en cuenta -por ejemplo- las intenciones de la persona, el contexto de la falta, o los posibles atenuantes? Con ese tipo de reglamentos se ata de pies y manos a los profesores, quienes muchas veces se sienten obligados a seguirlos aunque no crean en ellos, y no se permite la participación de los estudiantes en la real toma de decisiones sobre las reglas que rigen su vida escolar.

En resumen, es necesario romper la idea de una disciplina dividida en una cultura adulta (adultos que crean las reglas y las aplican o imponen) versus una cultura estudiantil (estudiantes que no participan en la generación de las normas y que reciben sanciones pasivamente), de modo que los estudiantes se sientan parte de la cultura de la escuela y asuman una participación directa en la vida (normas, reglamentos, sanciones) de la misma.

Para ello, la disciplina debe ser entendida como expresión de una moral compartida (por todos) y no como control social o simple manejo de conducta. Debe dejar de ser punitiva para pasar a tener connotaciones morales. Si la disciplina se vuelve una tarea colectiva, los estudiantes asumirán el control disciplinario como propio, se acabará la presión de pares para hacer precisamente lo contrario a las normas, ya que las normas no serán "de los profesores" sino de todos. Jean Piaget decía con toda razón que la disciplina debe abandonar la idea de que el primer objetivo del castigo debe ser la disuasión (para lo que se necesitan castigos cada vez más horrendos), y reconocer que su objetivo principal debería ser la expresión de la desaprobación del grupo. Esto depende, por supuesto, de la fuerza de la comunidad y el aprecio que cada uno de sus miembros le tenga.

Sobre el tema de la comunidad, el vínculo afectivo que sería deseable que los estudiantes desarrollen hacia su escuela, y el tipo de disciplina que la comunidad crea, hablaré más adelante.

El comportamiento normal en los niños depende de la edad, personalidad y desarrollo físico y emocional del niño. El comportamiento de un niño puede ser un problema si no cumple con las expectativas de la familia o si causa perturbación. El comportamiento normal o "bueno" usualmente está determinado por si desde el punto de vista social, cultural y del desarrollo es o no es apropiado. Saber qué debe esperar de su niño en cada edad le ayudará a decidir qué es comportamiento normal.

Los niños tienden a continuar un comportamiento cuando éste es recompensado y a frenar un comportamiento cuando es ignorado. La consistencia en su reacción a un comportamiento es importante puesto que recompensar y castigar por el mismo comportamiento en ocasiones diferentes confunde a su niño. Cuando el comportamiento de su niño es un problema usted tiene tres opciones:

• Decidir que el comportamiento no es un problema pues es apropiado para la edad y etapa de desarrollo del niño.

• Intentar frenar el comportamiento ya sea ignorándolo o castigándolo.

• Presentar un nuevo comportamiento que usted prefiere y reenforzarlo premiando a su niño.

La mejor manera de frenar el comportamiento que usted no desea es ignorándolo. Esto funciona mejor con el tiempo. Cuando usted quiere que el comportamiento pare enseguida, usted puede usar el método de tiempo-fuera.

Decida

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