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Problema De Conducta


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2013  •  3.414 Palabras (14 Páginas)  •  252 Visitas

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PROBLEMA DE CONDUCTA

Los niños con problemas de conducta suelen mostrarse desobedientes. No es extraño que, asimismo, insulten, se hayan acostumbrado a mentir a quienes les rodean, se enrabieten con facilidad e, incluso, lleguen a mostrarse agresivos cuando se les lleva la contraria. Corregir a un niño con un trastorno de comportamiento, sin embargo, es posible. Y cuanto antes se empiece, más posibilidades de éxito se tendrá.

Un niño con problemas de conducta, que desobedece de forma habitual a sus progenitores, que grita y se enfada con frecuencia o que, incluso, experimenta brotes de agresividad cuando se le lleva la contraria precisa la ayuda de sus padres y docentes para superar su “trastornos de comportamiento”.

En el desarrollo evolutivo del pequeño es normal que, en ocasiones, se detecten estas conductas agresivas, desafiantes, de oposición o desobedientes. “Las pautas educativas” habituales logran, en general, erradicar estos comportamientos. Sin embargo, en algunos niños, estas actitudes son perseverantes en el tiempo y se incrementa su frecuencia y magnitud a medida que el infante crece.

“La rabieta” es una reacción normal de los niños ante la frustración, pero debe corregirse lo antes posible.

Se tira al suelo, patalea, llora y grita sin parar. Las rabietas y los berrinches como respuesta a algún tipo de frustración se dan con mayor o menor frecuencia en los niños entre dos y cuatro años. Esta actitud, que puede hacer perder los nervios a muchos progenitores, más si tiene lugar en un espacio público, debe corregirse lo antes posible para evitar que se convierta en un arma en manos de los niños para lograr todo lo que se proponen.

Una intervención temprana de sus progenitores, así como la ayuda de psicólogos infantiles en los casos más graves, pueden ayudar a prevenir que un problema de conducta infantil evolucione hacia trastornos más graves en la adolescencia.

COMO LOGRAR EN EL NIÑO UN COMPORTAMIENTO ADECUADO: ¿CÓMO SE HACE?

Las investigaciones y estudios sobre comportamiento infantil suelen coincidir a la hora de señalar la forma de crear en el niño unas conductas adecuadas. Mantener un buen vínculo afectivo con los progenitores fomenta procederes correctos en el pequeño. Dedicar tiempo suficiente a estar juntos en edades tempranas, jugar con ellos, prestar atención a sus actuaciones y ejercer el control sobre ellas cuando sea necesario son algunas de las pautas para corregir los problemas de conducta en el niño.

Es fundamental, asimismo, poner límites a sus demandas desde muy pequeños y mantenerse firme en ellos. Esta práctica es una de las mejores formas de establecer unos hábitos de conducta adecuados, que el niño utilizará como referente en su comportamiento posterior.

Tan importante es prestar atención al niño cuando se comporta bien como retirársela ante una actitud negativa

El pedagogo Jesús Jarque, autor de distintos manuales para padres sobre conducta infantil, precisa que "establecer límites es concretar qué se espera del niño y qué no". En caso de que estas fronteras se traspasen, advierte: "hay que adoptar medidas".

La atención que un niño recibe de los adultos juega un papel primordial en el control de la conducta de los pequeños. Tan importante es prestarle la suficiente atención cuando se comporta de forma adecuada, y halagarle por ello, como retirársela cuando el comportamiento sea negativo.

Jarque puntualiza que el comportamiento inadecuado de los niños se desarrolla con frecuencia "para llamar la atención de los padres, ya que comprueban que hay una desproporción entre la forma de actuar de ellos cuando se portan mal y cuando se portan bien". Si las actuaciones inadecuadas son las únicas que atienden los progenitores, el pequeño, ante la necesidad de atención, reforzará estas en detrimento de las buenas conductas.

PASOS PARA CORREGIR LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA INFANTILES

Entre otras pautas básicas recomendadas por los especialistas, destacan las siguientes:

Claridad. Cuando se dan instrucciones al niño, es importante ser claro y preciso. No es lo mismo decirle "pórtate bien", o "no te portes mal", que decirle qué es correcto y qué no lo es.

Coherencia y constancia. Un padre que riñe a su hijo por un determinado comportamiento, debe hacerlo siempre que lo detecte de nuevo. Hay que tener en cuenta, asimismo, que el pequeño observa su entorno y lo imita: no sería correcto desaprobar una conducta que contempla de forma habitual en su familia.

Consenso y complicidad. Es necesario que todos los miembros de la familia, y de fuera de ella con responsabilidad sobre el niño, apliquen las mismas pautas a la hora de enseñar al pequeño buenos hábitos de conducta. Todos deben permitir, o no, las mismas actuaciones.

TRASTORNOS DE COMPORTAMIENTO:

Responder con una conducta agresiva ante una frustración es un comportamiento habitual en los niños de corta edad. Si en alguna ocasión pegan o muerden a un adulto o a otro niño, no es motivo de excesiva alarma para los progenitores. Sin embargo, cuando esta actitud se repite con demasiada frecuencia y se convierte en una constante en la interacción social del pequeño, es preciso intervenir para evitar que la agresividad y la violencia perdure en edades más avanzadas.

La prevención es importante. Según Richard Tremblay, profesor de la Universidad de Montreal, la edad preescolar es el mejor momento para impedir comportamientos agresivos en la juventud y en la adultez.

¿Cuándo se desarrolla la agresividad?

Muchos adultos tienden a pensar que la agresión física como actitud en los niños se desarrolla durante los últimos años de la infancia, o en la adolescencia, como resultado de las malas influencias de otras personas o del exterior. Sin embargo, las investigaciones en este ámbito apuntan a que los comportamientos agresivos comienzan por lo general a partir de los 17-18 meses y tienden a aumentar durante los primeros 2-4 años de edad. La agresión física máxima se registra en el tercer año después del nacimiento.

Por este motivo, Richard Tremblay, profesor de Pediatría, Psiquiatría y Psicología de la Universidad de Montreal y uno de los investigadores más activos sobre el área del comportamiento infantil, afirma en su estudio sobre los orígenes de la violencia en los jóvenes que "la edad preescolar representa la mejor oportunidad para impedir el desarrollo de casos de

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