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Psicología del Desarrollo I El género

Andrés AbarcaTarea11 de Diciembre de 2018

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FACULTAD DE [pic 1]

CIENCIAS SOCIALES

Docente: Licda. Elisa María Vega

Psicología del Desarrollo I

Tema: El Género

Integrantes:

Abarca Cerna Andrés Eduardo        Carnet: 32-1940-2018

Amaya Cáceres,  Erika Yasira         Carnet: 32-3650-2018

Chávez Valladares Carla Michelle   Carnet: 32-5634-2017

Cruz Henríquez Valeria Elizabeth    Carnet: 32-3102-2018

García Martínez, Verónica Ivette     Carnet: 32-3704-2018

Mena Sánchez, Katherin Lisbeth     Carnet: 32-3103-2018

 Murcia León Glenda Natalí              Carnet: 32-1855-2018

Ciclo: 02-2018

Fecha de entrega: 07-Dic-2018

Indice

INTRODUCCION

OBJETIVOS

objetivo general:

Investigar sobre la Identidad de género y como los niños y niñas toman conciencia sobre su significado, para poder así conocer las perspectivas que influyen en su desarrollo tomando como base las diferentes teorías que las respaldan; por medio de la lectura de bibliografía referente a dicho tema.

objetivos generales:

LA IDENTIDAD DE GÉNERO

[pic 2]

La identidad de género se refiere a la conciencia de la feminidad o masculinidad y sus implicaciones en la sociedad, constituye un aspecto importante del desarrollo del autoconcepto.

La identidad se diferencia del sexo, puesto que, la identidad implica factores culturales y sociales mientras que el sexo se refiere específicamente a la división biológica hombre-mujer.

La identidad constituye entonces una construcción personal e involucra el reconocimiento de la singularidad, la unicidad y la exclusividad que permiten a un individuo saberse como único, pero a su vez, es también y de manera muy importante una construcción social, en tanto recoge los atributos que una sociedad emplea para establecer categorías de personas (identidad étnica, identidad de género, identidad nacional, etc.), de manera que una persona puede identificarse con determinado grupo y diferenciarse de otro. Dicho de forma más simple, cuando se habla de identidad, se habla de la persona pero en su pertenencia a un grupo.

Existen muy diversas formas de definir o entender lo qué es la identidad de una persona. Dentro del campo de la Psicología, Erickson (1968) fue uno de los pioneros al hablar de identidad, refiriéndose a ésta como una afirmación que manifiesta la unidad de identidad personal y cultural de un individuo. Bajo tal perspectiva el desarrollo de la identidad es una tarea larga que inicia en la infancia, adquiere gran importancia en la adolescencia y continúa a lo largo de la vida. Erickson (1968) propuso que la identidad se daba como resultado de tres procesos:

  • Biológico[pic 3]
  • Psicológico
  • Social. 

Desde la Psicología social, la identidad forma parte de una teoría más amplia que es la del acto social. La identidad bajo esta perspectiva constituye la dimensión subjetiva de los actores sociales, es decir, como se perciben y definen los individuos desde sí mismos. De acuerdo con Zavalloni (1973) la identidad tiene que ver con la organización de cada individuo, en torno a las representaciones que tiene de sí mismo y de los grupos a los cuales pertenece.

En lo que respecta al autoconcepto es importante decir que éste hace referencia al conjunto de ideas, imágenes, sentimientos y pensamientos que una persona tiene de sí misma. De acuerdo a Rosenberg (1982) el autoconcepto tiene dos dimensiones o componentes: [pic 4]

  • El elemento cognitivo que se refiere a los pensamientos
  • El evaluativo que se refiere a los sentimientos

De manera que el autoconcepto es el conjunto de creencias que una persona tiene sobre sí misma y que abarca imagen corporal, valores, habilidades y características, pero a su vez está vinculado con un aspecto afectivo que se relaciona con la autoestima, la cual de acuerdo con Costa y McCrae (1988), refiere los sentimientos positivos o negativos que una persona posee sobre sí misma.

DIFERENCIAS DE GÉNERO

Implican diversidades psicológicas o conductuales entre hombres y mujeres. Algunas diferencias de género adquieren mayor notoriedad después de los 3 años, niños y niñas siguen siendo, en promedio, más parecidos que diferentes.

El 78% de las diferencias de género son pequeñas o insignificantes, y algunas, como en la autoestima, cambian con la edad (Hyde, 2005).

Una de las principales diferencias es que los niños tienen un mejor desempeño en el área motriz y también estos presentan mucha más fuerza que las niñas, en cuanto al área cognoscitiva se ha comprobado que tanto las mujer como los hombres tienen la misma capacidad de inteligencia y que el género no influye en ella, esto podría ser ya que las pruebas de inteligencia no están diseñadas para eliminar ese sesgo.  Los niños y niñas poseen un mismo desempeño en tareas que implican habilidades matemáticas básicas y su capacidad de aprender matemáticas es similar. Por otro lado el desempeño de las niñas suele ser mejor en pruebas de fluidez verbal, cálculo matemático y memoria de ubicación de objetos.

Sin embargo los niños suelen desempeñarse mejor en analogías verbales, problemas matemáticos en palabras y memoria de configuraciones espaciales.

Las capacidades matemáticas de los niños varían más que las de las niñas, y son más los niños en los extremos superior e inferior del rango de capacidad. (Halpern, 2007).

Es necesario recordar que las diferencias de género son válidas para grandes grupos de niños y niñas, pero no necesariamente para los individuos. Conocer el sexo de una criatura no nos permite predecir si esta en particular será más veloz, más fuerte, más inteligente, obediente etc.

PERSPECTIVAS SOBRE EL DESARROLLO DEL GÉNERO

Existen 3 experiencias y expectativas sociales que están relacionados con la identidad de género:

  1. Los roles de género: son conductas, intereses, actitudes, habilidades y rasgos de  personalidad que una cultura considera apropiados para los hombres o las mujeres.[pic 5]

Desde una perfectiva histórica se dice que las mujeres deben estar a cargo del hogar, ser amorosas y cuidar a los niños, en cambio los hombres deben de ser agresivos, competitivos, deben de proveer y ser protectores.

En la actualidad hay muchos desacuerdos respecto a ese contexto. 

  1. La tipificación de género: se refiere a la adquisición de un rol de género.

La tipificación de género es el proceso mediante el cual los niños aprenden la conducta que su cultura considera apropiada para cada sexo. (Bronstein, 1988).

Según Lervolino, Hines, Golombok, Rust y Plomin en 2005, decían que la tipificación de género ocurre al inicio de la niñez, pero que los niños varían mucho en el grado en que se tipifican según el género.

  1. Los estereotipos de género: Son generalizaciones preconcebidas acerca de la conducta masculina o femenina.

                    [pic 6] 

Perspectivas sobre el desarrollo de GÉNERO

En los últimos treinta años, muchas corrientes de la Psicología: psicoanalíticas, conductuales y cognoscitivas (Chodorow, 1978; Gilligan, 1982; Martin & Halverson, 1981; Mischel, 1973) han hecho insistencia en el proceso de socialización familiar como uno de los aspectos básicos en la generación de la percepción diferencial entre los géneros e incluso del trato diferencial y la desigualdad que acompaña a hombres y a mujeres. La socialización supone la inscripción del individuo en el mundo social a través de la asunción de ciertos roles, características y comportamientos, ligados a las funciones tradicionales valoradas como inherentes a su naturaleza sexual. De esta manera, el escenario se organiza sobre una serie de reglas que delimitan el comportamiento y caracterización de hombres y mujeres reflejándose en el trato diferencial que los padres y las madres dirigen hacia sus hijos e hijas en relación con su propio sexo, el sexo de sus hijos y otras características involucradas con el género como es la identidad (Fernández, 1996; Rocha, 2004). Bajo la idea de la socialización como uno de los mecanismos básicos para el desarrollo de una identidad, encontramos diversas explicaciones teóricas que dan cuenta de este hecho.

Perspectiva Psicodinámica.

La postura psicodinámica representada por Freud (1957) enfatiza el impacto de la dinámica familiar en el desarrollo de la identidad genérica del individuo. Bajo esta visión, particularmente dentro de la teoría de las relaciones objétales, las interacciones que se establecen entre el infante y el cuidador primario, determinan las primeras bases de la identidad de los individuos, influyendo en la manera cómo se perciben a sí mismos y entienden su interacción con otros. Durante la infancia, el niño o la niña incorpora en sí mismo la visión y características del cuidador, adquiriendo no sólo roles, sino también estableciendo las bases para la estructura psíquica. La crianza de estos niños parte generalmente de una madre o padre “estereotipado”, quien establece relaciones diferenciales hacia los hijos y las hijas, por lo cual en ellos se desarrollan diferentes patrones y características, dependiendo por supuesto del tipo de relación. El proceso de identificación transcurre de manera diferente para niñas y para niños, las niñas encuentran similitudes físicas y psicológicas con sus madres lo que lleva a que desarrollen, desde temprana edad, una identidad en la cual van internalizando parte de la madre en ellas mismas. En el caso de los niños el proceso es diferente, pues como sugiere Surrey (1983) mientras que las niñas definen su identidad dentro de una relación, los niños lo hacen fuera de ésta, es decir, el proceso parte del mismo punto, pero no puede llevarse a cabo una identificación plena en tanto no comparten el mismo sexo que la madre. De acuerdo con la postura psicodinámica convencional, la identificación del niño con el padre se realizaría por temor y la de la niña por amor. Algunos teóricos (Chodorow, 1978; Surrey, 1983) sugieren que los hombres presentan un reconocimiento primario de la diferencia física entre ellos y sus madres. Y de hecho, las madres enfatizan esta diferencia y se refleja en la interacción, ya que ellas suelen motivar y reforzar la independencia en los hijos e interactúan de manera menos cercana con ellos, conversan temáticas más impersonales y fomentan la autonomía en edades más tempranas. Bajo esta visión, los niños desarrollan su identidad diferenciando su “yo” de sus madres. En versiones más actualizadas sobre la postura psicodinámica y el desarrollo de la identidad de género, destaca el trabajo de Wood (1997) quien indica que los niños llegan a rechazar o negar a sus madres con el propósito de definirse, y de acuerdo con la autora, este proceso es enfatizado en algunas culturas, dentro de los ritos que presentan los adolescentes y posteriormente hay un rechazo al mundo femenino en general.

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