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Resumen Capitulo 3 Opinión Pública De Irving Crespi - La Opinión Colectiva Como Fuerza Social


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  4.043 Palabras (17 Páginas)  •  1.381 Visitas

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LA OPINIÓN COLECTIVA COMO FUERZA SOCIAL

Las opiniones individuales son los bloques constructores de la opinión colectiva como una fuerza social, pero no crean y no pue¬den crear esa fuerza social por si mismas. Incluso si existe unani¬midad de opiniones individuales, hasta que no se han agrupado e integrado de alguna forma unas con otras, las opiniones no tienen significación más allá del nivel del pensamiento y la acción indi¬vidual. Esta agrupación implica más de lo que los agregados esta-dísticos de opiniones individuales pueden recoger.

Los modelos electorales de opinión pública, como los utiliza¬ dos en los sondeos de opinión pública, centran la atención casi ex¬clusivamente en unidades de opinión individuales, desviando así la atención de los procesos a través de los cuales la opinión colec¬ tiva emerge como una fuerza social. Sin embargo, la opinión co¬ lectiva no es «el agregado estadístico de las opiniones de una par¬ te del público, sino más bien un proceso social que implica las in¬ teracciones de las opiniones expresadas públicamente» (Mutz, 1989: 21; véase también Albig, 1956; Blumer, 1939, 1948).

Comunicación y opinión colectiva emergente

La opinión colectiva aparece y se expresa a través de la comunicación de opiniones entre individuos y dentro de los grupos a los que pertenecen. El resultado es un modelo complejo de opiniones individuales coaligadas que se convierten enton¬ces en una realidad y en una fuerza social por derecho propio.

La comunicación es un instrumento para todos los procesos sociales, el medio por el que las «relaciones humanas existen y se desarrollan» (Cooley, 1909: 61). Desde esta perspectiva, las instituciones, las organi¬zaciones y los grupos no existen como entidades sino como re¬des de comunicación compartidas que unen a los individuos unos con otros a través de su participación, a lo largo del tiem¬po, en comportamientos comunes o compartidos. Así, un parti¬do político «como una entidad histórica es meramente el extracto de miles y miles de [...] simples actos de comunicación, que tienen en común ciertos rasgos de referencia persistentes» (Sapir, 1931, voL 4: 78). De una forma similar, la opinión colec¬tiva emerge de innumerables actos de comunicación interindivi¬dual e intergrupal, de «los procesos de discusión, debate y de toma de decisión colectiva» (Price, 1992: 91). Por encima de todo, la opinión colectiva es un concepto comunicativo.

Conocimiento común

Una parte esencial de la idea del conocimiento común es que la respuesta de un individuo a un estímulo puede servir como es¬tímulo paralelo a otro individuo expuesto al mismo estímulo ini¬cial y que puede conducir a respuestas comparables de ambos. Como resultado, el comportamiento de cada persona está, de he¬cho, continuamente ajustado al comportamiento del otro y a las expectativas resultantes de lo que será la respuesta del otro (véa¬ se, p. ej., G. Mead, 1934).

La reciprocidad dentro del proceso de la opinión pública des¬taca en cada individuo las expresiones de opinión individual que son, al mismo tiempo, respuestas a las opiniones del resto de la colectividad. Más que contrastar las opiniones individuales con la opinión supraindividual incorpórea, la reciprocidad nos permite reconocer la simultaneidad de lo subjetivo y de lo objetivo: la si¬multaneidad en este conocimiento del yo íntimo y de lo que uno piensa, forzosamente implica el conocimiento de otros ajenos y lo que están pensando. Ese proceso es comunicación. El conocimiento común nace de la comunicación. Esto, a su vez, conduce a la aparición de una opinión colectiva.

Para que las opiniones individuales lleguen a ser parte de una opinión colectiva, el individuo debe tener alguna idea de cómo en¬caja su opinión y se compara con la complejidad de la totalidad de otras opiniones. Ellos no llegan a ser socialmente significativos uno por uno, sino en relación con el conjunto de las opiniones percibidas de otros que están preocupados por el mismo asunto (véase G. Mead, 1934, para una discusión de la interrelación del «yo» y del «otro generalizado»).

Lo que hace posible el conocimiento común es el conjunto de interacciones complicadas entre el acuerdo o desacuerdo percibido por parte de otros, las expectativas de sus comportamientos, y las consecuencias en el comportamiento de estas percepciones y expectativas. A través de estas interacciones, un grupo de individuos experimenta los puntos de vista de los otros en términos de mode¬ los de consenso y no sólo como una cuestión de un número de in¬ dividuos con una mentalidad similar que desarrollan un sentido de solidaridad. Ésta es la razón por la que la opinión colectiva no pue¬ de ser definida como el término medio o la norma de un grupo ni como la opinión dominante. Más bien existe una representación co¬lectiva, un conocimiento compartido de lo que la gente piensa so¬bre un asunto, en el entendimiento de lo que son las respuestas, probablemente diferentes, a un asunto, y de quién apoya cada pun¬to de vista (véase Lang y Lang, 1983). Una implicación importante de esta perspectiva es que la opinión colectiva no es una forma de control social como tal, sino una fuerza que puede iniciar mecanis¬mos de control social.

La comunicación es el medio por el que el conocimiento co¬mún emergente, con un reconocimiento implícito del alcance del consenso (o disenso) dentro de un grupo, produce la opinión co¬lectiva. Esto ocurre, en su forma más simple, en aquellas conversaciones por las que los individuos intercambian opiniones sobre diferentes temas del día, conversaciones que sirven como crisoles en los que se forja la opinión colectiva Dos conse¬ cuencias importantes de las conversaciones son:

1. Mientras los individuos articulan y defienden sus opinio¬nes llegan a comprender mejor su propio pensamiento y sus im¬ plicaciones, hasta el punto de que pueden incluso sorprenderse ellos mismos por expresar opiniones de las que no tenían conoci¬miento previo pero que aparecen como consecuencia del esfuerzo para comunicarse con los otros.

2. Cada individuo llega a estar «más o menos enterado de la similitud de sus opiniones con las de otros; ya que si cada uno se cree aislado en su evaluación, ninguno de ellos se sentiría (y has¬ ta aquí no lo sería) que se hallara en estrecha asociación con otros como consigo mismo» (E. Katz, 1992: 84).

La confluencia de estas consecuencias se experimenta como una característica de la colectividad interactiva, con el resultado de que las opiniones individuales están subsumidas bajo una opi¬nión dominante (E. Katz, 1992).

El conocimiento común puede aparecer

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