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Saberes Y Poderes Colonizados


Enviado por   •  13 de Abril de 2015  •  1.408 Palabras (6 Páginas)  •  175 Visitas

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América, en su totalidad como continente, entra en la historia “mundial” cuando ya los europeos se habían hecho una visión del mundo. A su aparición, le siguieron nuevas re-significaciones en diversos ámbitos, y redefinió a su vez las identidades que ya se habían configurado en años de comercio, exploración, dominación y guerras entre los continentes europeo, asiático y africano. Esta nueva reconfiguración del mundo (que resulta en la dicotomía modernidad/Colonialidad) según Lander (2009) produce múltiples separaciones, siendo una de ellas la que se evidencia entre cuerpo y razón, es decir, la modernidad busca la descorporalización de la razón, posicionando a esta por encima de todo (p.18); y responde a su vez, a pesar de negarlo, a un cuerpo, sexo, género y clase social determinados: el sujeto kantiano. Esta separación, ahora hegemónica, se presenta acompañada de la naturalización de la sociedad liberal-capitalista como cúspide del “desarrollo” y la “evolución” sociocultural de la humanidad.

Fue precisamente el discurso la principal herramienta de colonización del nuevo sistema-mundo, a través de las categorías de desarrollo y ciencia se despolitizó y justificó al discurso hegemónico que coloca el centro y la cúspide de la humanidad en Europa. En este mundo epistémico que se configura con el centro en la Europa occidental, las categorías están asignadas de tal manera que se aprecie a la modernidad como superación de la Colonialidad, ocultando así que es esta modernidad la que produce Colonialidad, que a su vez configura a la primera: se esconde bajo un velo el hecho de que modernidad y Colonialidad sean dos caras de la misma moneda, una oculta y la otra que se pavonea.

Esta modernidad tiene a su disposición un rango x de eventos posibles, en el que no entra ningún evento que resulte “impensable”, que contradiga al interés y discurso hegemónico. Como ejemplo de lo anterior, y hablando sobre Trouillot, Lander menciona el caso de la revolución haitiana y como esta era impensable para Europa aun cuando estaba en pleno desarrollo, aun después de haberse consolidado (p.40). Foucault nos habla de lo impensable en el prefacio a Las palabras y las cosas (1968), donde menciona una enciclopedia china que enumera bajo una serie alfabética (a), b), c)…) a grupos de animales que, para nuestra concepción, su agrupación tal y como nos la describe es absurda: es impensable.

Así pues, lo impensable, dice Foucault, no son los animales, sino la numeración misma (p.2), puesto que se escapa de la lógica que manejamos. Así mismo, para Europa que consideraba a los esclavos incapaces de pensar y mucho menos de desear la libertad para ellos, es impensable la revolución haitiana. Ahora bien, aun cuando para occidente fuese impensable, la dualidad vivida por los haitianos (dualidad en el sentido en que viven el mundo como ellos lo ven y a su vez como les dicen que es) permite una fisura ontológica e incluso epistémica gracias a la cual se produce la revolución.

Al respecto, Mignolo (2001) refiere que “…la práctica filosófica en América Latina (…) ponía de relieve que el lugar de enunciación de las disciplinas es, precisamente, un lugar geopolíticamente marcado.” (p.13), estas rupturas o fisuras evidencian pues, que el saber y la ciencia están atravesados por relaciones de poder, que responden a intereses políticos determinados. Vemos que la redefinición de las identidades históricas producto de la expansión colonial y la creación de un sistema-mundo, la universalización de la historia, entre otros factores supusieron a su vez una nueva organización mundial en jerarquías y roles sociales correspondientes a lugares geográficos específicos, con la identidad racial y la categoría raza como instrumentos de clasificación social de la población, y la gradual naturalización de las relaciones coloniales.

De esta manera, la clasificación racial produjo a su vez una división racial del trabajo, que significó el primer paso para el control del patrón de poder a nivel global que hoy día aún perdura: El Capitalismo. Ahora bien, la división racial del trabajo fundó sus bases en tres figuras: el esclavo, el siervo y, posteriormente, el asalariado; a cada una de las tres razas que constituían la población del nuevo mundo se le otorga un rol según su nivel de humanidad. Si bien los negros fueron reducidos a la esclavitud, y los indios confinados a la servidumbre, los colonizadores podían contar con una amplitud considerable de opciones para la subsistencia: podían recibir salario y ser productores independientes de distintos tipos de mercancía (comerciantes, artesanos, agricultores…) pero únicamente quienes pertenecían a la

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