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Saberes ancestrales como elemento dinamizador para la educación liberadora


Enviado por   •  13 de Abril de 2020  •  Informes  •  3.272 Palabras (14 Páginas)  •  194 Visitas

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SABERES ANCESTRALES COMO ELEMENTO DINAMIZADOR PARA LA EDUCACIÓN LIBERADORA

Autor:

Pedro Juárez.

RESUMEN

El presente artículo obedece a una propuesta de investigación de carácter académico, que  plantea establecer una relación entre los saberes ancestrales como elemento dinamizador para la educación liberadora, que podrían ser aplicados en los diferentes niveles de escolaridad en el país. En este caso, se intentará aplicar prácticas para la educación liberadora en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), emanadas de las experiencias de los pueblos originarios, entre ellos, la comunidad Ayamán en el pueblo de Moroturo, Municipio Urdaneta del estado Lara, en contraste con el patrón de instrucción universitaria, conocido por ser empleado desde la individualidad y la competencia. En este sentido, se cree necesario generar nuevas lógicas sin que pase desapercibida la enseñanza de los protectores del conocimiento antiguo, y así de esta manera, lograr el reconocimiento desde las instituciones y desde la conciencia misma del ser humano sobre la cultura y sus inicios en las poblaciones originarias.

Descriptores: saberes ancestrales, educación liberadora, pueblos originarios

La formación, (tanto la formal controlada y estructurada desde las instituciones educativas y las grandes corporaciones, así como también la que se manifiesta producto de los quehaceres de la vida diaria), desde el punto de vista occidental ha sido un elemento de suma importancia en las distintas sociedades construidas durante toda la historia humana, por tal motivo, han existido limitaciones para acceder a ella  y el sistema capitalista desde sus orígenes  es conocedor de ese hecho, por tanto la ha utilizado para lograr sus objetivos perversos, que nos vende por un lado desarrollo, pero por el otro normaliza la destrucción de la humanidad y su entorno, privando por este medio de los derechos más elementales a los ciudadanos y ciudadanas del mundo, pero ella en sí misma no es el problema, sino el uso que se le ha dado. Por tanto, se pretende avanzar hacia una sociedad  más justa e igualitaria, creando y practicando nuevos enfoques formativos, que retomen elementos importantes de nuestros ancestros, de los cuales se conoce su relación armoniosa con los otros y la naturaleza, su capacidad para construir, sostener sociedades basadas en el respeto mutuo y  que propicien la sana convivencia.

 

En este orden de ideas, se hace imperiosamente necesario revisar la historia y tomar en cuenta de dónde venimos y cómo ha influido en nuestra sociedad esa cultura de dominación que se vino a instaurar en el continente americano durante el siglo XV con el proceso de colonización, en el que a este continente se le impuso una forma de ver el mundo desde el punto de vista occidental, al tiempo que se arrasó con la civilizaciones existentes, se saqueó la riqueza de este territorio  y se intentó socavar su espiritualidad. Lo que trajo como consecuencia la dominación por medio de la cultura, de un nuevo entramado de valores y de la educación, siendo este último elemento uno en los cuales hubo mayor énfasis para el dominio colonial, porque fue ultrajado el  saber de los pueblos y toda estructura formativa y cultural, estableciendo así una educación enajenada que promovía la repetición y memorización como estrategias de aprendizaje y dejando de lado los saberes ancestrales, que son de suma importancia en la sociedad de hoy como elemento ineludible e inexcusable en virtud de  priorizar la educación a manera de herramienta para la liberación, y asimismo poner en práctica desde la cultura y el conocimiento aplicado por los pueblos sobrevivientes los saberes que el sistema no ha podido anular y los cuales deben ser retomados.

Para ello, es importante que atendamos algunas interrogantes en lo adelante, las cuales nos permitirán orientarnos en la aproximación de las ideas para un trabajo de investigación. ¿Cuál será la importancia de los saberes ancestrales en la educación actual?, ¿Se podrá trascender el actual sistema de dominación recurriendo a los pueblos originarios?, si existe la necesidad de la decolonización del saber, ¿Que podrían aportar los saberes ancestrales para alcanzar una educación que permita la liberación?

En relación con lo antes mencionado, Carvallo (2015), define los saberes ancestrales como:

…todos aquellos saberes que poseen los pueblos y comunidades indígenas, y que han sido transmitidos de generación en generación por siglos. Estos conocimientos, saberes y prácticas se han conservado a lo largo del tiempo principalmente por medio de la tradición oral de los pueblos originarios, y también por medio de prácticas y costumbres que han sido transmitidas de padres a hijos en el marco de las dinámicas de la convivencia comunitaria que caracterizan a nuestros pueblos indígenas. (Documento en línea. s/p).

Atendiendo a estas consideraciones, se puede decir que, los saberes ancestrales han privilegiado el hábito de la narración de generación en generación para subsistir en el tiempo, y por tanto, la cultura ha sido fundamental para resguardar estos saberes, los cuales de alguna manera han facilitado la convivencia de los herederos de estos conocimientos. Sin embargo,  con la llegada de los nuevos tiempos, sociedades y culturas se ha puesto en riesgo no solo la riqueza cultural, la tradición y los saberes de nuestros pueblos originarios, sino también la vida misma de la humanidad.

     Partiendo de este entramado conceptual, se revisó un trabajo de investigación realizado por  Osorno (2015), en el cual se aventura a hurgar en la comunidad Bocana de Luzón del pueblo Cofán, en Colombia, para conocer la experiencia que ha logrado preservar esta comunidad al pasar de los años y que ha resistido aun cuando otros modos de formación se han impuesto en estos territorios, luego de la llegada de los europeos, especialmente la de los españoles, los cuales han utilizado por más de 500 años los instructivos de formación por medio de la iglesia, la familia y la escuela para la dominación.

En este sentido, el autor concluye que a pesar de que mutilaron nuestra historia y nos han obligado prácticamente a vivir y reconstruir otras que no nos pertenecen, basados en la denominada historia universal que solo cuenta los acontecimientos europeos y que incluyen en las mallas curriculares de cualquier centro de estudio, en contraste, Osorno (ob.cit), expresa que para los pueblos indígenas las “historias están vivas, hablan con nosotros y nos recuerdan tiempos y saberes olvidados. Nos recuerdan que hemos vuelto a la Tierra, para que abracemos nuestras raíces de memorias antiguas y aprendamos a sembrar de nuevo” (p. 121).

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