Sexismo

        Se entiende que el sexismo es aquel tipo de discriminación que se ejerce sobre alguien por su sexo bilógico. En otras palabras, se trata de una discriminación basada en la consideración de que un sexo o género, por sus características, es inferior al otro. De este modo, a pesar de que las actitudes sexistas se puedan ver en ambos sexos, estas prácticas afectan principalmente a las mujeres dada la vigencia de creencias culturales que las consideran inferiores o desiguales a los hombres por naturaleza.

        Ahora, la discriminación por razones de género continúa siendo una realidad hoy en día, evidenciándose en todos los contextos de la vida cotidiana, y pudiendo llegar a desencadenar actos de violencia, por lo general, contra las mujeres. De la misma manera, es importante mencionar que estas ideologías y conductas no se pueden formar de un día otro, siendo así como existe la creencia de que desde que se nace, y al recibir constantes influencias que determinan el modo de ser y estar en el mundo, ya se va formando la conducta sexista en el individuo.

        Es así como López (1994) indica que  “en todos los medios educativos y de información el sexismo está presente (…), conformando una cultura donde los roles de lo masculino y lo femenino llegan a quedar establecidos y además jerarquizados”. Esto, confirmando que existe una clara relación entre lo que se le transmite a un infante desde su nacimiento, y entre las creencias e ideologías que este puede tener en un futuro en su adultez.

        No obstante, el sexismo existe desde hace muchísimos años atrás, de hecho el mismo nace a través del feminismo internacional en la década de los 60, cuando se buscaba erradicar la idea de que el mundo solo podía ser dirigido por hombres, considerando que las mujeres solo tenían derecho a ser amas de casa y cuidar de los hijos que pudiesen tener, expulsando así a las mismas del mundo real y del universo simbólico.

        Esto, convirtiéndose en un problema que la sociedad ha traído consigo generación tras generación, pues aunque en la actualidad existe una mayor igualdad en cuanto a derechos y deberes entre ambos géneros, aún se logra observar una gran manifestación de conductas sexistas y de violencia por esta causa en la sociedad. Pues, los roles de géneros que se han asignado a hombres y mujeres, se mantienen desde los inicios de la humanidad, pudiendo variar dependiendo de distintos factores como la cultura, la religión y la línea temporal.

        Sin embargo, estos roles pueden verse reflejados desde el nacimiento, ya que a niños y niñas se les trata de distintas maneras, sugiriendo juguetes, ropa e incluso colores que deben ser distintos para cada quien, dependiendo de su sexo biológico. Asimismo, aunque estas son prácticas que generalmente establece la familia, dentro de los entornos escolares también se pueden reproducir estos modelos de rol de género, afianzando las creencias que  ya se establezcan en casa; las escuelas por lo general manifiestan diversos estereotipos de género, pero también se convierten en elementos determinantes en la superación de ellos.

        Es así como para estas instituciones educativas, la tarea es poder transmitir saberes desprovistos de estereotipos de género, a las mismas les debe ser inherente una educación no sexista en sus educandos, y así lograr el crecimiento personal de cada uno desprovistos de todo tipo de prejuicios. Al ser uno de los centros de formación más importante para el ser humano, es de vital importancia que se fomente la igualdad de género, así como se hace necesario educar en la prevención y desarrollar líneas de actuación dirigidas a concienciar a la población joven sobre la necesidad de erradicar cualquier manifestación de sexismo y violencia.

        Ahora, a pesar de que el sexismo es definido como un acto de discriminación, el mismo está fuertemente relacionado a la violencia, pues cuando una persona no cumple con lo que está determinado por la sociedad como su rol de género, puede causar una reacción agresiva en aquellos que si siguen estas ideologías y que les molesta que no sean cumplidas por todos. Esto también se debe a que, según Glick y Fiske (1996) “existen tres ideologías de género tradicional”, donde el primero es el paternalismo dominador, que sostiene que las mujeres son más débiles e inferiores a los hombres; el segundo abarca la diferenciación de género competitiva y finalmente, la hostilidad heterosexual, donde se cree que las mujeres usan su sexualidad para aprovecharse de los hombres.

...