Sociología Globalizada

EL PAPEL DE LA SOCIOLOGÍA EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL, Según Pierre Bordieu (1930-2002)

Aparentemente, la obra de Pierre Bordieu se nos presenta paradójica. Por una parte, sus escritos de los años sesenta, setenta y ochenta tienen una arraigada preocupación científica: “comprender el mundo social empezando por el poder”(Bordieu, 1990, Sociología de la cultura, trad. M. Pou, México, Grijalbo). Este “comprender por comprender” definía una sociología sin vinculación con la práctica, pues, “pedir que la sociología sirva para algo es una forma de pedirle que esté al servicio del poder”(Bordieu. Ibid.). Una sociología crítica del poder, pero no comprometida con la acción política era la justificación académica necesaria para los intelectuales que salían de los regímenes dictatoriales de América Latina (sobre todo en Argentina). Así se pusieron de moda las teorías de Bordieu sobre el campo cultural y el capital simbólico. Era, como señala N. Kohan “la coartada teórica perfecta para recluirse sin remordimientos ni culpas en la tierna mansedumbre del papel académico” (KOHAN, Néstor “Combatiendo al capital” 1999, en Clarín, Bs. As. P.16).

Por otra parte, posteriormente en los años noventa, la sociología crítica le sirve a Bordieu para comprometerse con la lucha política dirigida a construir la “resistencia contra la invasión neoliberal” (Bordieu, 1999, Contrafuegos, editada por Anagrama). Así sus trabajos de la última década, muestrana al sociólogo reivindicando el papel del intelectual crítico capaz de comprender el horror cotidiano de los excluidos por el capitalismo yde comprometerse con la lucha actual por la construcción de un “movimiento social europeo”, pues “la historia social enseña que no hay política social, sin un movimiento social capaz de imponerlo” (Bordieu, P. junio 1999, Por un movimiento social europeo, en Le Monde Diplomatique, p. 16). Ya en su discurso a los ferroviarios en huelga, en diciembre de 1995, Bordieu delineaba el papel que deben desempeñar los intelectuales para sostener a todos los que luchan “contra la destrucción de la civilización”: “Ellos pueden contribuir a romper el monopolio de la ortodoxia tecnocrática sobre los medios de difusión. Pero también pueden comprometerse de manera organizada y permanente y no sólo en los encuentros de una coyuntura de crisis, al lado de los que están en condiciones de orientar eficazmente el provenir de la sociedad, asociaciones y sindicatos principalmente, y trabajar en la elaboración de los análisis rigurosos y de las proposiciones creativas sobre las grandes cuestiones que la ortodoxia mediático-política prohíbe colocar…” (Bordieu, P. Ibid.).

También en declaraciones a la televisión, el 28 de abril de 1998, Bordieu señala que ha dado un nuevo paso: “Más envejezco, más me siento empujado a la transgresión” y agrega que, en la actualidad, “teniendo acumulado mucho prestigio” piensa que debe “aportar en el mundo político los valores que tienen validez en el mundo intelectual” (Le Monde, mayo, 1998).

Esta toma de posición en favor de los excluidos por parte de Pierre Bordieu, lo ha puesto en el centro de un amplio debate político-académico, principalmente en Francia. El “caso Bordieu” ha suscitado odios y pasiones donde el debate intelectual se vuelve pugilato. Es lo sucedido con el libro de Jeannine Verdes-Leroux, cuyo subtítulo muestra bien la virulencia de la crítica: “Ensayo sobre el terrorismo sociológico de Pierre Bordieu” (VERDES-LEROUX, Leannine, 1998, Le Savant et la politique, Paris, Grasset).

Sin embargo, si se examina con detenimiento la obra

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