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Trabajo Práctico “Perspectivas actuales en Psicología Educacional”


Enviado por   •  7 de Agosto de 2020  •  Apuntes  •  2.513 Palabras (11 Páginas)  •  208 Visitas

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Maestría en Educación- “Perspectivas actuales en Psicología Educacional”-Aula n°1-2020- b

Profesora: Gabriela Toledo

Estudiante: Lic. Gauna Velarde, Andrea[pic 2]

Unidad I:

  • Describa sintéticamente la relación que se establece entre la Caída del Mito del individuo y la necesidad de búsqueda de unidades de análisis alternativas en la explicación psicológica.

Es de vital importancia la detallada enunciación que efectúa Benasayag (2006) acerca de la caída del Mito del Individuo. Se comprenderá que las consecuencias de esta caída afectan no solo las bases sobre las que es pensado el fenómeno de lo humano, sino también, claro está, los sentidos que guardan estas prácticas formativas. La crítica a la noción naturalizada de individuo, como entidad autónoma y autosuficiente, coincide parcialmente, aunque provenga de una crítica frontal al pardigma moderno, con la formulada en el marco de los ESC de modelo vigotskiano al reformular las unidades de análisis de la explicación psicológica.

Benasayag afirma que la fuerte creencia en el carácter autosuficiente del individuo, como modalidad subjetiva capaz de subsistir sin los lazos sociales, fue exacerbada por las formas de desarrollo del neoliberalismo y el utilitarismo. Se sabe, sin embargo, que esta ilusión moderna, ignorante del carácter histórico y situado de la forma individual, naturalizándola, lleva a una ruptura de la unión social que se torna agobiante y peligrosa. La toma de conciencia de esta situación pone en la delicada y urgente tarea de explorar las formas de retejido del lazo social bajo figuras subjetivas que abandonen la ilusión autosuficiente del individuo y exploren el lugar posible de una resistencia. Por una cuestión de coincidencias en la búsqueda de formas alternativas para nominar a este sujeto no individuo,  la obra de Benasayag apela a la figura de “persona”. En tal sentido, Benasayag (2006) dice que persona resulta del “término que utilizamos para designar el pliegue caracterizado por una unidad contradictoria y que determina el ser-ahí de cada uno de nosotros en el mundo” (p. 18). Por tanto, es una prioridad comprender a “La persona como multiplicidad articulada, como pliegue discreto de lo continuo que participa en procesos de liberación, de creación. El individuo como instancia pretendidamente separada, identificada consigo mismo, desea ser libre, dominar”.

Otro mito que cae, según el autor que se rastrea y en línea coincidente con otros autores, es el mito del progreso teleológico confiado en el motor excluyente de la ciencia y la técnica. Es la idea de un progreso indefinido en el sentido de que pareciera no tener límites en su creciente capacidad de conocimiento y manipulación de lo natural, pero es, sin embargo, definido en su propio sentido: es precisamente el del creciente control y la supuesta emancipación que conllevaría al mal. La creencia en el progreso indefinido de la ciencia y la técnica ilusionó al ser humano, en la modernidad, con la derrota posible de la enfermedad, la injusticia, el mal.

Recuerda Benasayag (2006) que el hombre ha sido la única cultura que se ordenó bajo la idea de un futuro que prometía la derrota del mal y la emancipación la especie.

La necesidad de ponderar las relaciones entre sujetos y situaciones como una unidad, es decir, con propiedades sistémicas y presuponiendo un carácter irreductible de las propiedades del sistema y de sus componentes, lleva a colocar en un primer plano el problema de las unidades de análisis para comprender los procesos de desarrollo y aprendizaje humano.  El tema de las unidades de análisis se instala, por tanto, como determinante a los efectos de tomar decisiones teóricas y prácticas de importancia.  Para la explicación psicológica o psicoeducativa clásica, tal unidad, precisamente, la constituía el propio individuo, entendido como indiviso y escindible tanto del entorno natural como cultural. De modo que, la caída el Mito del Individuo resulta una de las condiciones de época que trae consecuencias de importancia para la revisión de la agenda psicoeducativa. Como se sabe, la definición de unidades de análisis alternativas a la figura clásica del individuo permite evitar dos tipos de reduccionismos habituales  en los abordajes psicoeducativos. Por una parte, la reducción de la explicación al individuo y sus características psicológicas tomando al sujeto como una suerte de sustancia con atributos medibles y, a su vez, escindibles.  Esto último puede configurar, precisamente, otro tipo de reducción, esta vez del individuo. El abordaje de  los  individuos  suele  reducir  la  multiplicidad  que  expresa  una subjetividad  en  su  complejidad  (Benasayag,    2013)  muchas  veces  a  través  de  prácticas  de  etiquetamiento  que unidimensionalizan sujetos y problemas. Parece ser un abordaje frecuente aún en las pseudoexplicaciones del fracaso escolar masivo  y  las  tristes  discusiones en torno a la categoría de educabilidad (Baquero, 2013). Parece haber un acuerdo dentro de los ESC en esta necesidad de ponderar unidades de análisis que trasciendan al sujeto, a título individual, y que capturen la complejidad y multiplicidad tanto de las situaciones como,  si  se quiere,  del propio plano intrasubjetivo. Resulta interesante notar que la manera de abordar, precisamente, la relación de los sujetos  con  las  prácticas  educativas, especialmente las de tipo escolar moderno, supone una mirada más amplia o más reductiva tanto del  desarrollo subjetivo como  de las prácticas educativas.

Para ir concluyendo, en el caso del Mito como plantea (Dra. Gabriela Toledo, pág. 2), el del Individuo, lo que se pone en juego, al fin, son los supuestos de partida sobre la base de los cuales se han definido “unidades de análisis” en la explicación psicológica del desarrollo y el aprendizaje. Cuando cae la idea de que el individuo es una entidad natural, transhistórica y transituacional, -igual a sí misma con independencia de las situaciones históricas y culturales que lo constituyen- , escindible de la naturaleza y de los lazos sociales, caen también nuestros recortes algo ingenuos en el terreno psicoeducativo

Con respecto al Mito del Progreso, a su vez, se habla de una confianza, en el poder emancipatorio de la ciencia y técnica, en el carácter prometedor del futuro, que nos liberaría de males, injusticias y, en la época posmoderna, como señala Benasayag, nos ilusiona con librarnos, por qué no, de la muerte misma. Lo paradojal ha sido, que el desarrollo de la tecnociencia no ha venido acompañado de tal poder emancipatorio. Por el contrario, ha generado incertidumbre, ha mostrado los límites de la racionalidad clásica, sigue indicando que una sociedad de individuos propone modos de vinculación que rompen lazos ligados a la historia y territorios de los sujetos, truncan lazos solidarios y los trocan por vínculos utilitarios o de competencia. Cuando el futuro se ha tornado amenazante, más que promisorio, se generan situaciones propicias para el auge de ideologías de la seguridad, pero también para la tentación de pedagogías de corte utilitario, una forma que han tomado muchas veces las pedagogías por competencias. Dicho de otro modo, un proyecto educativo/escolar, tendrá sentidos muy diferentes cuando se ordena por la construcción de identidades y proyectos comunes proactivos, que cuando se yergue de modo reactivo, defensivo, frente a un futuro que se vive crecientemente amenazante.

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