Tragicomedia

(1976 – 1982)

Contexto en la que asume la presidencia José López Portillo.

José López Portillo inició su mandato en medio de un ambiente de incertidumbre y bajo el impacto psicológico de la devaluación decretada por su antecesor, Luis Echeverría.

En diciembre de 1976, la economía nacional se encontraba en una situación tal de crisis que se llegó a considerar como la más seria desde los tiempos de la posguerra. Los indicadores económicos mostraban un claro estado de deterioro y la deuda externa había llegado en seis años a casi 20 mil millones de dólares.

Por lo anterior, las salidas de capital aumentaron y continuó un proceso de creciente dolarización de la economía.

Primeras acciones del gobierno de López Portillo.

Al iniciar su mandato, López Portillo cimentó su prestigio en la premisa fundamental de que había sido electo para administrar la crisis. Durante los primeros meses de su presidencia, otorgó seria importancia a la reconciliación con el sector empresarial, puesto que era necesaria su colaboración para llevar a la práctica un plan de reformas capaz de solucionar la crisis financiera y por consecuencia, la estabilidad social.

Desde los días de su campaña, José López Portillo se dedicó a tranquilizar los ánimos de los empresarios y a presentar su gobierno como un régimen de conciliación. En el día de su toma de posesión, Portillo aclaró que para llegar a una prosperidad nacional, se necesitaba de un trabajo en conjunto, “integrar con todos los ‘yo’ un ‘nosotros’”, idea que simplificó en la frase “la solución somos todos”. A continuación, un fragmento del discurso que dio el 1 de diciembre de 1976, durante su protesta:

“… México necesita reafirmar sus valores, su fuerza y laseguridad de que su destino no depende de veleidades monetarias (…) Nuestro desarrollo depende del esfuerzo productivo de los mexicanos; nuestros recursos naturales no se han empobrecido por haberse devaluado nuestra moneda; la capacidad creadora de sus habitantes no está a merced de pánicos financieros…”[1]

Hacía un dramático llamado de solidaridad a los diferentes sectores de la sociedad, a las mujeres, los jóvenes, los trabajadores, intelectuales, pero también a los pesimistas y desnacionalizados.

En esa misma ocasión, anunció uno de los proyectos más representativos de su sexenio, la Alianza para la Producción, con el que intentaba reanudar los lazos con el sector empresarial apoyando un estricto control del gasto público, exentando y reduciendo impuestos a la exportación, y en el aumento del precio de los productos básicos. Sin embargo, la nueva administración estaba conciente de que la alianza con este grupo de la población podría provocar la inconformidad de los demás sectores sociales. Para resolver este aspecto contradictorio, López Portillo utilizó una serie de recursos y políticas que caracterizaron su sexenio.

Reforma Electoral.

La reforma era un recurso ya aplicado en el sexenio de Echeverría, para aliviar las tensiones sociales provocadas por la crisis. La reforma pretendía una transformación que brindara mayores oportunidades de acceso a la estructura política. De acuerdo con Jesús Reyes Heroles, secretario de gobernación, la reforma envolvía dos propósitos: 1) Institucionalizar las demandas de apertura política de la disidencia, impidiendo que ésta tomara el camino de la subversión, y 2) Otorgar a las instituciones públicas mayor representatividad política y social para que se pudiera captar el “complicado mosaico ideológiconacional de una corriente mayoritaria, y de las pequeñas corrientes que forman parte de la nación”.

En octubre de 1977, el Presidente de la República presentó su proyecto para la nueva ley electoral, el cual tituló Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE). Dentro de sus funciones de encontraban:

• Una ley de amnistía destinada a beneficiar a un buen número de prófugos y presos políticos, en un intento por dar solución jurídica a los conflictos protagonizados por la guerrilla y rural que inquietó al país en el sexenio anterior.

• Beneficiar a los grupos políticos minoritarios y opositores

• Ofrecía al conjunto de los partidos de oposición mayores posibilidades de representación en la Cámara de Diputados.

Planificación para el desarrollo.

En su primer informe de gobierno, López Portillo dijo:

“…Pedí tiempo y propuse tregua. Uno y otra me fueron concedidos…No prometí milagros; es imposible pasar en el corto plazo de la angustia y el abatimiento, a la prosperidad…”

José López seguía convocando a todos a realizar un esfuerzo colectivo y cotidiano para conciliar los objetivos nacionales de desarrollo y justicia social, con las demandas específicas de los diversos factores de la economía.

De acuerdo con el planteamiento presidencial, se debían programar metas sucesivas para instrumentar lo que llamó Plan Global de Desarrollo (PGD). El objetivo era alcanzar un sistema nacional de planeación, mediante una sectorización de la administración pública. Fueron los planes de los diferentes secretarios de estado los que permearon las acciones del régimen de López Portillo e integraron el PGD.

El documento que contiene el PGD está compuesto por tres partes: la política, integrada por conceptos defilosofía política; la económica, se destaca el papel del petróleo como palanca de desarrollo, y la social, que se vería beneficiada por el éxito de las otras dos partes.

El PGD estaba integrado por 22 acciones que permitían observar la problemática de la vida nacional a finales de la década y la preocupación del gobierno por establecer vías de solución. A continuación, algunos de los puntos mencionados den el PGD, en materia social:

• Modernizar los sectores de la economía y la sociedad

• Generar empleo en un ambiente digno y de justicia, como propósito básico de la estrategia.

• Impulsar el Sistema Alimentario Mexicano (SAM)

• Estimular una política de productividad y una adecuada distribución de sus beneficios entre los trabajadores del campo y la ciudad, y la sociedad en su conjunto.

• Destinar

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