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Transdisciplinariedad

migguelangelmelo2 de Abril de 2014

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3.1. ¿Qué es lo transdisciplinar?

Para abordar el concepto de pensamiento complejo de Edgar Morin, consideramos necesario comenzar la exposición con un breve repaso sobre lo que se entiende por transdisciplina, toda vez que ésta constituye uno de los núcleos sobre los que se basa el concepto de pensamiento complejo de Morin.

El autor francés señala que la disciplina es una categoría de organización artificial en el seno del conocimiento científico; ella instituye la división y la especialización del trabajo y responde a la diversidad de los dominios que recubren las ciencias. Si bien está englobada mediante un conjunto científico más vasto, una disciplina tiende naturalmente a la autonomía debido a la delimitación de sus fronteras, la lengua que ella se constituye, las técnicas que ella está conducida a elaborar o a utilizar, y, eventualmente, por las teorías que le son propias.

La organización disciplinaria fue instituida en el siglo XIX, particularmente con la formación de las universidades modernas; luego se desarrolló en el siglo XX con el impulso de la investigación científica. Con la institucionalización de las disciplinas, la predictibilidad y el control, núcleo del paradigma newtoniano, las disciplinas llegaron a ser el sello distintivo de una modernización arrogante, caracterizada por la búsqueda de leyes universales, la racionalidad y la eficiencia. La ciencia y la tecnología también llegaron a ser poderosas metáforas para la transformación de la política y garantía de la facultad humana para controlar la naturaleza y la sociedad.

El paradigma unidisciplinario inspiró una cultura científica que escindió, durante siglos, los campos de conocimiento; lo peor del caso es que este paradigma, también denominado de la simplicidad, fue incapaz de interrogarse acerca de problemas globales y expulsó los problemas humanos de la reflexión científica. Respecto a las humanidades, Morin (2007) señala que el costo fue el “debilitamiento del sentido de responsabilidad,

ya que cada uno tiende a no ser responsable más que de sus tareas especializadas, así como del debilitamiento de la solidaridad”

El paradigma de la simplicidad (disciplinario) tiene las siguientes características

(Gibbons, 1998; Casas y Dettmer, 2006):

• La investigación es disciplinaria e institucionalizada en centros especializados. • Hay una clara diferenciación de la investigación en básica ,aplicada y tecnológica.

• La división del conocimiento se da a partir de la delimitación de áreas científicas unidisciplinarias que de suyo fragmentan el saber; invietren un enorme esfuerzo para definir fronteras disciplinarias palpables y se sobrestima la hiper-especialización.

• Todo el proceso de investigación se regula a partir de un concepto lineal de generación de conocimiento que inicia con la investigación básica y culmina con el desarrollo tecnológico.

• La comunidad científica valida el conocimiento producido sin importar si tiene aplicabilidad.

• El conocimiento es resultado de un método riguroso, sistemático y que mantiene control sobre las variables: el experimental.

• Se conceptualiza a la naturaleza como una extensión de la persona humana, la cual era, en esencia, pasiva; por ende, a la naturaleza se le domina y controla.

• Se enfoca fundamentalmente a la búsqueda de leyes y regularidades.

• Enfatiza la cuantificación, descualificando los objetos y procesos estudiados.

Para finales de la década de los años sesenta del siglo XX, comenzó el colapso del paradigma newtoniano, o de la simplicidad; dicha crisis ha tenido un impacto directo en los fundamentos epistemológicos que sustentan las teorías, conceptos y categorías de la ciencia actual. En este contexto, las grandes categorizaciones producidas por las sucesivas revoluciones de la modernidad (científica, política, cultural, industrial), alrededor de las cuales el mundo contemporáneo se organizó, empezaron a erosionarse o cuestionarse por la sociedad (Nowotny y cols, 2008).

Particularmente, en el terreno cognitivo, la popularidad de la Teoría del Caos tuvo gran impacto. El reconocimiento del efecto del vuelo de la mariposa apoyó la no-linealidad en todos los ámbitos, individual, social, político y por supuesto, científico. De esta forma, desde hace cuatro décadas la perspectiva epistemológica que articulaba el disciplinarismo y la predictibilidad empezó a resquebrajarse.

En este sentido, González Casanova (2004: 11) señala que “el impacto de la nueva Revolución Científica altera profundamente nuestra división y articulación del trabajo intelectual, de las humanidades, las ciencias, las técnicas y las artes. Obliga a replantear, en estos inicios del siglo XXI, una nueva cultura general, y nuevas formas de cultura especializada con intersecciones y campos acotados, que rompen las fronteras tradicionales del sistema educativo y de la investigación científica y humanística, así como del pensar en el arte y en la política”.

En la actualidad, las observaciones y experimentos científicos constatan nuevas conexiones y sincronicidades entre todo tipo de fenómenos

no aparentemente conectados entre sí y no explicables por la acción de ninguno de los campos reconocidos hasta este momento. Ello determina que la investigación genere múltiples prácticas que se van ajustando en la medida en que la complejidad y la incertidumbre favorecen el crecimiento exponencial de variables, procesos interrelacionados y objetos que pueden seguir siendo investigados.

Al respecto, Castellanos (2010) señala que el nuevo paradigma busca la riqueza en las complementariedades y en los antagonismos;

lo que implica el reconocimiento del pluralismo, la diversidad y la relatividad, sin que ello signifique construir falsos consensos carentes de

reflexión crítica. El paradigma de la complejidad no aspira al establecimiento de relaciones lineales causa-efecto, que son parte central del paradigma newtoniano (simplicidad), sino a una perspectiva donde el conocimiento tiene muchas relaciones no-lineales sujetas a cambios cuyos patrones son impredecibles (complejidad).

Los enfoques reduccionistas, derivados de la especialización son sustituidos o complementados por enfoques sistémicos que combinan la síntesis con el análisis; y al menos al principio, generan herramientas que permitan tender puentes entre los diversos campos de conocimiento. Superar la visión parcial de la ciencia permitirá reenfocar las ciencias y las tecnologías al servicio de fines social y éticamente robustos y sugerir nuevas reconstrucciones ante la crisis de la filosofía contemporánea. Ello implica la necesidad de ensayar formas de organización que superen las fronteras disciplinarias y atiendan los problemas mediante enfoques integrados que partan de la delimitación de áreas prioritarias, pues, como señala Carlota Pérez:

La actitud pedagógica moderna supone también asumir un rol estimulador de la interacción entre los estudiantes propios y con los de otras disciplinas. Esto es importante porque, una vez que la vieja estructura piramidal compartimentada por funciones es reemplazada por las redes de unidades plurifuncionales, el incorporarse a un equipo de trabajo supone a menudo ser el único representante de esta disciplina o función en el grupo. Esto es muy distinto de la “repartición del trabajo” entre los miembros de un conjunto de personas de la misma especialidad. (Pérez, 2000: 55).

Por lo anterior, hoy día el trabajo de las comunidades científicas y académicas es apasionante; pues se requieren nuevos conceptos globales y

comprehensivos que posibiliten la contextualización y articulación de saberes y que hagan visibles (Morin, 2007) los conjuntos complejos; las interacciones y retroacciones entre las partes y el todo; las entidades multidimensionales; y los problemas esenciales. Se requieren nuevos conceptos como el de sustentabilidad que no sólo aborden el problema de los desequilibrios entre el mundo natural y el humano, sino que tengan también la capacidad de inspirar múltiples movimientos sociales y políticos que cuestionan, cotidianamente, el crecimiento económico basado en el poder nuclear y en el uso acrítico de los avances de la ciencia y la tecnología.

El surgimiento de nuevas ciencias complejas sumadas a la comprensión del caos y que condujo a replantear el sentido de la articulación de las ciencias, superando la propensión a buscar soluciones multidisciplinarias y eficientes para dar respuesta a los problemas planteados. De la epistemología de las causas se pasó a la epistemología de los efectos; de la epistemología de los individuos a la de las organizaciones; de la epistemología de las variables a la de conjuntos y sistemas (González Casanova, 2004: 49).

En este sentido, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad no son características secundarias ni complementarias de algún enfoque curricular; no son elementos accesorios y adjetivos del proceso formativo; por el contrario, constituyen un nuevo paradigma formativo que permea la dinámica educativa de la educación formal en todos sus niveles.

Para aclarar el punto es preciso explicitar lo que la inter y la transdisciplinano son:

• No son la condescendencia por aceptar algunos conceptos derivados de una ciencia en el marco explicativo de otra.

• No son una concesión para incorporar nociones explicativas de un campo de conocimiento y trasladarlos, sin ningún criterio epistemológico, a otro.

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