Un Resumen de libro a la costa

RESUMEN DE A LA COSTA

El Doctor Jacinto Ramirez, abogado de Quito, vivía atormentado por el terrible recuerdo de una catástrofe encontrándose en quinto año de Universidad, recuerda un 16 de agosto de 1868, veintidós años atrás, en Quito se sintió un terremoto , pero en la Provincia de Imbabura fue un cataclismo, se destruyeron numerosos pueblos de Imbabura por lo que decidió ir a su tierra natal.

Viajó en un caballo de alquiler, al llegar sin hacer caso de pueblos y caseríos arruinados caminaba hasta llegar a IBARRA, las casas eran fragmentos de piedras y tejas, más lejos el cadáver de su hermano, no recordaba ni como enterró a sus seres queridos, luego fue a un campamento de socorros traídos por García Moreno.

Su situación económica en ese entonces, se tornó difícil sólo contaba con una mísera pensión de un cura pariente lejano, no tuvo ni para comprar un vino barato para invitar a los profesores el día de su graduación, vivía en la pobreza con su carácter huraño y triste.

En su profesión poco a poco fue ganando reputación y con el porvenir asegurado, luego se casa con CAMILA QUIROZ, una defendida de él, ésta tenía un carácter muy variable y exageradamente religiosa. Este matrimonio era de un catolicismo ferviente, tuvieron dos hijos: SALVADOR, internado en el colegio Jesuíta y MARIANA interna en un  colegio de monjas.

Los hermanos se querían mucho, vivían en una casa vieja, desierta, grande y oscura , su niñez fue sin aire, sin cielo azul, sin  risas . En el colegio Salvador tenía superioridad intelectual, fue odiado por sus compañeros, ganando pocas y frías amistades. En vacaciones salía la familia junta a una pequeña propiedad en CHILLO, en donde Salvador y Mariana vagaban por los llanos en busca de libertad.

Concluídos sus estudios los profesores felicitaron al bachiller y don Jacinto abrazó a su hijo y recordó el abrazo de su padre el día de la graduación, Salvador salió convertido en un verdadero filósofo.

La fortuna de los Ramirez era mediana, una casa grande y vieja, y en una quinta en el valle de los Chillos que más se gastaba dinero que lo que producía.  EL doctor se acongojaba por el escaso patrimonio que tenía, y pensaba que sería de ellos si él faltaba.

En la Universidad Salvador conoció a un joven provinciano descendiente de la clase media llamado LUCIANO PEREZ, su primer y único amigo, hicieron una gran amistad aun cuando en lo físico y lo moral eran absolutamente opuestos. Luciano, era alto, fuerte con una voluntad incontrarrestable que le hacía falta a Salvador, y era un estudiante mediano.

Rosaura Valle la mejor a amiga de doña Camila, era una vieja solterona,  odiaba la belleza, la alegría y la juventud, tras una desilución de dedicó a la prostitución y a la vejez se hizo beata, se entregó a la iglesia. Odiaba a Mariana porque era bonita y de carácter vivo, y gozaba cuando la joven sufría ataques de histerismo.

Rosaura era mala, intrigante, hablaba mal de la amistad de Salvador y Luciano por las ideas liberales que este tenía, así como también de la relación de Luciano que se había iniciado con Mariana, decía que un convento era bueno para Mariana. El odio a Luciano era porque era hijo del hombre que la desilucionó en su juventud y la dejó.

Don Jacinto era más humano y pidió a su mujer tiempo para la resolución del problema, pero ésta no lo acogió, trataba mal a su hija y dijo que prefería verla muerta y no con  Jacinto.

Mariana dijo que estaba cansada de ver frailes y beatas, de rezar en la iglesia, y que no dejaría que hagan de ella lo que hicieron con Salvador  un hombre inútil, bueno para fraile.

Don Jacinto veía su hogar como un hogar frío sin afectos, una esposa de mal carácter, una hija herida, y un hijo débil.

La hacienda HUAICO, en un rincón pintoresco de la cordillera, es patrimonio de la familia PEREZ, don LORENZO PEREZ Y ESCOBAR padre de Luciano pasa en el campo a pesar de que en la ciudad tiene casa grande. Era un hombre fornido, alto, con buena salud a sus 45 años, su abuelo EUSTAQUIO PEREZ acompañó a BOLIVAR a libertar media América. Era un hombre muy ilustrado, caballero y muy querido por todos. Estaba casado con LUCIA IBAÑEZ, de fortuna y linaje igual que el novio, eran un matrimonio feliz, era una mujer muy bondadosa. Su primogénito era LUCIANO y tuvieron una niña llamada EUGENIA, de 5 años, mientras LUCIANO tenía 21, formaban una bonita familia como la que existen en la Sierra del Ecuador.

Luciano fue enviado a QUITO a estudiar Jurisprudencia su padre pensaba que el título le abriría las puertas del porvenir, en tanto que Luciano estudiaba de muy mala gana.

Por lo chismes de la beata, Salvador tenía que romper su amistad  con Luciano que lo veía como un ídolo, por el odio que sentía su madre por el muchacho porque estaba enamorado de MARIANA y por su pensamiento liberal. Se dieron un abrazo y se despidieron.

Los negocios del doctor iban cada día peor, nuevos abogados acaparaban la clientela, por lo que pensó en una alternativa de trabajo, un empleo en la administración pública. La hacienda de El Chillo ya la había vendido dos años atrás. Le fue imposible encontrar trabajo se asumió en la tristeza, vendió el menaje de casa para seguir subsistiendo agravado por una afección hepática. Salvador contribuía  dando clases de francés, y copiando memoriales y alegatos. Pero su madre daba este dinero a la iglesia, Mariana sufría por su amor Luciano, sin amigas y reprendida a diario por su madre.

El amor de Luciano y Mariana se lo transmitía a través de cartas, una mañana la muchacha llegó al cuarto de Luciano éste no pudo vencer la tentación y le hizo su mujer, Mariana perdió su mejor tesoro: la castidad.

El doctor Ramirez fue a Guayllabamba a un examen ocular, pero contrajo una enfermedad rara que lo llevó a la muerte. Luciano fue a su velorio y entierro como era un pobre abogado no hubo gente acompañándole, para los gastos del entierro Salvador hizo un préstamo, ahora el quedaba en frente de la familia, todavía le faltaban 2 años de universidad, y decidió pedir trabajo a un amigo de su padre con un sueldo de 30 sucres mensuales.

Luciano no regresó desde el entierro, y había perdido un poco el interés en Mariana por lo sucedido, y porque no aceptaba que los Ramirez lo desprecien solo por ser provinciano, a pesar de que era de buena familia, pero ella lo seguía adorando. Un día la vieja Rosaura llevó a Mariana para que  haga ejercicios espirituales y escuche predicas de sacerdotes entre ellas del Padre Justiniano, era un hombre simpático, joven, ídolo de las beatas Mariana decidió ir para limpiar la falta que había cometido.

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